La coexistencia de granjas avícolas chicas y grandes

Las granjas avícolas chicas o grandes son igual de riesgosas unas hacia otras, pero ambas son necesarias y necesitan interrelacionarse.

El desafío que representa la creciente población nos lleva a aceptar y encontrar maneras de coexistir entre granjas pequeñas y grandes. Así lo dijo Anthony Pearson, de Antec International, durante la Cumbre Avícola Latinoamericana el pasado febrero en Atlanta, Georgia. “No solo se trata de producir muchos alimentos, sino también de encontrarle ocupación a la gente. Eso es parte de la interacción social que podemos esperar con los pequeños avicultores”, afirmó.

Es preciso llegar a un equilibrio. Las grandes empresas avícolas tienen economías de escala, cuentan con todo y todos quieren producir la mayor cantidad de alimentos para el futuro, pero también tienen desafíos. Sabemos que el mundo necesita de alimentos a precios accesibles. Pearson dice que, mientras las grandes avícolas exportan, las pequeñas pueden producir productos para el mercado local, con interacción social.

Confianza y transparencia

La clave es la confianza. El primer punto es que debe haber comunicación entre unos y otros. “Hay que hablar con los vecinos, ya sean pequeños o grandes, ver sus puntos de vista y sus preocupaciones. Y hay que respetarlos”, recomendó Pearson.

Las granjas grandes y chicas tienen derecho a coexistir; no hay razón para entrar en disputas. Hay que entender desafíos, fortalezas y modo de ser para compartir conocimientos e información, y trabajar en conjunto.

En opinión de Pearson, las grandes empresas avícolas deben contar con un directivo encargado de relaciones para dar asesoría y hablar con los vecinos de las granjas.

Para coexistir, sería ideal que, si se presenta un brote, se avise a los vecinos para que puedan proteger sus granjas lo antes posible. “Se necesita hablar, pues la transparencia es fundamental”. Estamos en una sociedad competitiva, pero para eso deberían estar los directivos de relaciones que trabajen de cerca con los vecinos —chicos o grandes—, incluso de granjas de cerdos.

¿Qué tan cerca es cerca?

Con granjas avícolas es difícil decir cuán cerca es demasiado cerca. Aconseja lo que se usa en emergencias, que es fácil de controlar. Cuando hay brotes, se establece un radio de 3 km a partir del brote y una zona de 10 km para observación. Dentro de este radio de 3 km hay que descartar los animales, pues por la proximidad hay un riesgo adicional.

Presión de los patógenos

El desafío constante es que hay patógenos que van de las granjas chicas hacia la grandes, pero también de las grandes a las chicas. No es tráfico de un solo sentido. Así que, ¿cómo trabajamos y cómo podemos coexistir?

Pearson fue muy claro: las granjas chicas vecinas no necesariamente presentan un riesgo extra de enfermedades para las grandes. “He viajado mucho por Latinoamérica —Brasil Colombia Perú— y he visto muchas granjas de empresas grandes multiedades, una junto a la otra. Así es que parte de esta contaminación cruzada es autoinfligida. No viene de las granjas pequeñas”, expresó.

El especialista dijo que lleva la bioseguridad en la sangre. Además, ha trabajado más de 31 años con protocolos y guías. Tanto en granjas grandes como en pequeñas, se usan las mismas condiciones. Hay que tener controlado el riesgo, entenderlo y saber cómo controlarlo, cualquiera que sea el tamaño y tipo de granja.

Cuando hablamos del protocolo de higiene, el enfoque debe ser en la presión continua de los patógenos en la contaminación cruzada. Al diseñar protocolos, se tiene que combinar con controles de insectos y de roedores. Además, hay que pensar en primera instancia en las barreras, que pueden prevenir la mayor parte de la entrada de los desafíos a la granja. Las barreras son una inversión y deben estar en funciones para inactivar rápidamente a los patógenos.

Educación y compartir conocimientos

Uno de los mayores desafíos es la gente. Lo más básico es la educación del personal, lo que implica compartir conocimientos. Su experiencia en Latinoamérica le ha mostrado diversos tipos de control, pero además diversas formas de cómo la gente ve el control del personal que ingresa a las granjas.

En la contaminación cruzada también está involucrado el aire, en especial de una granja a otra, sobre todo cuando están muy cercanas (ya mencionamos los 3 km de radio). Uno de los métodos típicos es el mismo proceso de limpieza. “La mayoría limpia con agua a presión muy alta, lo cual ocasiona que la suciedad del piso se vaya al aire”. Una vez en el aire, se la lleva el viento y contamina las otras casetas, ya sean propias o de alguien más.

Otro ejemplo es cuando se saca la cama al aire libre. La suciedad se atomiza al moverla. Además, cuando las aves están enfermas, al toser expelen muchísimas pústulas al aire. Todo esto lo transporta el aire. Así que hay que encontrar formas para reducir la presión de los patógenos con alternativas que eviten que viajen los virus de las aves varios kilómetros.

Otro punto clave, quizás de los más importantes tanto para granjas chicas como grandes, es la mortalidad. En un núcleo de granjas de tres o cuatro millones de aves, con una tasa de mortalidad del 3%, pueden ser muchas las aves para incinerar o deshacerse de ellas, pero en una granja pequeña, incluso una cuantas aves puede ser mucho.

Pearson mencionó que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha hecho un muy buen trabajo, pues cuenta con folletos para los pequeños productores de cómo enterrar o incinerar las aves muertas, fundamental por la proximidad de las granjas. También dijo que es fácil encontrar videos o hacer búsquedas en internet de cómo se puede ayudar a los pequeños productores a coexistir con los grandes.

Punto de partida

Para concluir, volvemos al punto de partida: la confianza. Ambos tipos de productores tienen derecho a existir, pero deben comunicarse. Hay que trabajar en conjunto, en especial en Latinoamérica, donde hay una gran interacción social.

Latinoamérica cuenta con todo lo necesario para que haya confianza en el trabajo. La clave es el respeto y entenderse el uno al otro. Las grandes empresas deben tener una o dos personas encargadas de relaciones para trabajar con las comunidades locales para coexistir. Hay que estar seguros de entender los desafíos. Los avicultores pequeños y grandes no solo coexisten, sino que trabajan y crecen juntos.

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