Cómo la industria avícola podría usar al COVID-19 para su beneficio

La nueva pandemia del coronavirus brinda una cierta cantidad de lecciones que, a largo plazo, podrían beneficiar a los productores avícolas.

Debe quedarnos claro que cuando salgamos de la novedosa crisis del coronavirus COVID-19 no regresaremos a trabajar como siempre. ¿Cuál es la enseñanza de la pandemia del COVID-19 y cómo podemos prepararnos para el mundo después del virus?

Todos damos muchas cosas por sentado acerca de cómo es o cómo debiera ser el mundo, pero si queremos prosperar en un mundo posterior al virus, la crisis actual nos obliga a cuestionar dichas suposiciones. Nada volverá a ser igual, por lo que vale la pena pensar sobre cómo las empresas podrían funcionar de forma diferente. Hay una serie de áreas clave que vale la pena considerar:

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El teletrabajo ofrece la oportunidad de aprender nuevas habilidades, lo que da valor a la compañía y al empleado. (artiemedvedev | BigStock.com)

Adoptar el estar en línea

El mundo podrá estar en línea, pero aún hay demasiadas personas reacias a adoptar el internet. Este podría ser el caso particular de la industria agropecuaria, en la que hay demasiada gente que justifica su resistencia al cambio al decir “siempre se ha hecho así y no podemos cambiar”.

Para muchos, es impensable nunca conocer a los clientes o proveedores en persona, pero cada vez más empresas emergentes de tecnología agropecuaria ofrecen plataformas de negociación que eliminan esta necesidad y al mismo tiempo aumentan la transparencia, reducen costos y ahorran tiempo.

Vale la pena pensar seriamente el porqué se requieren reuniones personales con doctores, abogados o contadores, u otros profesionales, cuando casi todo lo que ofrecen está en línea o incluso se logra hacer mejor mediante una plataforma en línea.

¿Podría usted cambiar a estar en línea y rechazar las viejas prácticas?

Solamente el 4 y 5% de empleados en Estados Unidos y el Reino Unido, respectivamente, trabajan desde casa. El estadounidense promedio viaja todos los días 26 minutos hacia su trabajo y 26 minutos de regreso a casa. Esto da un total de 52 minutos diarios, el mayor tiempo desde que se tienen registros. En el Reino Unido, la cifra es de 46 minutos.

Es curioso que este tiempo tiende a ser mayor conforme el empleado envejece: los mayores de 40 años dedican unos 67 minutos al día de viaje hacia y de vuelta al trabajo. ¡Esto añade más de una semana al año solo de ir y regresar de la oficina!

Un mensaje importante de mis colegas chinos al preguntarles sobre lo aprendido en los últimos meses es que ahora saben que pueden trabajar igual de bien desde casa que desde la oficina y añaden que nunca más volverán a trabajar exclusivamente desde su oficina.

Este cambio ocurrió en el momento preciso. Las tecnologías actuales permiten a la gente trabajar desde casa de una forma en la que apenas hace 10 años no podríamos ni siquiera imaginar. El coronavirus sacudió al modelo del lugar de trabajo desde sus cimientos, por lo que el mundo laboral nunca más volverá a ser el mismo.

No obstante, se debe reconocer que para muchos, sigue siendo importante interpretar el lenguaje corporal y usar la inteligencia emocional, por lo que estos factores podrían fomentar el regreso a patrones de trabajo previos al virus. Sin embargo, es momento de preguntarnos dónde se encuentra un mayor valor.

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Capacitar y recapacitar

En el mundo con COVID-19, aquellos que hayan tenido una educación en casa empiezan con una ventaja intrínseca. El trabajo en casa también ha puesto sobre la mesa la necesidad de tener conocimientos de informática. ¿Son sus empleados totalmente calificados en computadoras?

Se nos catapultó hacia un mundo en el que los modelos educativos tradicionales están en problemas, y esto podría hacer imprescindible el aprendizaje constante, en línea, lo que haría del personal capacitado la apuesta ganadora en cuanto a empleo y salarios.

El confinamiento por el virus brinda la oportunidad ideal para que la industria avícola, y otras industrias, adopten cursos, nuevos idiomas y destrezas, y obtengan certificaciones. Los puertos lógicos de escala podrían ser universidades e institutos, pero plataformas como Linkedin, YouTube y Wechat también brindan capacitaciones gratuitas e inmejorables oportunidades.

La máxima de toda empresa debiera ser: no regreses del coronavirus a trabajar sin un mayor conjunto de habilidades.

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La lealtad del cliente

Cualquiera que haya visto las estanterías de los supermercados sin huevos, pollo, cerdo, carne de res e incluso sin carne enlatada Spam, se reiría con la predicción de la desaparición de la carne.

La naturaleza humana es buscar refugio en lo ya conocido y probado en vez de, como en el caso de la comida, acudir a lo orgánico con todos sus reclamos ya muy sabidos, o a la carne producida en un fermentador o en una caja de Petri. En momentos de crisis es natural acudir a lo seguro.

Conforme emerge la demanda de productos avícolas, no es de sorprender que los proveedores de alimentos apoyen a los proveedores que los abastecen. De manera similar, los empleados estarán menos propensos a cambiar de empresa ahora o en seis meses.

Claro está, este halo de lealtad se puede evaporar fácilmente, pero mucho depende de si se crea que este sea el último virus, o crisis mundial que probablemente afrontemos. Sin importar lo que usted piense, esta es una oportunidad que se puede usar en beneficio propio, para conformar equipos sólidos y generar una dirección empresarial clara.

Alimentos inocuos, inversiones seguras y empleo seguro: serán evaluados de forma diferente en el período inmediato siguiente a la COVID-19.

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Equilibrio entre la vida y el trabajo

El concepto de equilibrio entre el trabajo y la vida personal no es nada nuevo. Sin embargo, ahora el gerente promedio trabaja más horas que nunca antes. Esto nos plantea la pregunta de si una mayor conectividad nos vuelve mejores en nuestros trabajos o solo nos da la oportunidad de estar al pendiente de ellos más a menudo.

Las empresas en la Unión Europea tienden a limitar la jornada laboral semanal: 35 horas en Francia, 38 en Alemania, además de que ofrecen vacaciones abundantes y otros tipos de tiempo libre. Sin embargo las empresas de Estados Unidos y del Reino Unido tienden a exigir mayores horas laborales, pues el 40% de los empleados estadounidenses por lo regular trabajan más de 50 horas y el 20% sobrepasa las 60 horas.

En un intento por detener la tendencia, algunos países prohibieron el uso de los dispositivos de la oficina en los hogares, pero en un mercado globalizado, no poder estar conectado te pone en una desventaja competitiva. Este es el caso particular en comparación con los países en desarrollo, como la India y China, en donde un estudio de Harvard encontró ejecutivos que trabajan 72 horas a la semana.

Trabajar desde casa podría ser una manera de abordar esto para siempre, pero también observamos en línea un cambio en las actitudes laborales de la gente, de cara a la propagación del coronavirus, que incluye un reencuentro con la religión y la espiritualidad.

Pocos de nosotros saldremos de la pandemia sin conocer a alguien que haya muerto. ¿Cambiará esto nuestra postura hacia el trabajo y hacia la búsqueda de la felicidad material?  Sin lugar a dudas, no es posible ignorar reflexionar sobre los efectos que el brote tendrá en los trabajadores y en sus lugares de trabajo.

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El cambio es bueno

¿Qué cambios puede adoptar su negocio para volverlo más efectivo y más resiliente?

Quizá los robots en las plantas de procesamiento sean la respuesta, ¿o emplear la realidad aumentada o virtual para la capacitación especializada de los empleados? ¿Se podrá utilizar la visión de máquina y la inteligencia artificial para tomar mejores decisiones en tiempo real acerca de nuestras gallinas, productos o posiciones de mercado? ¿Cuáles serán las mayores inversiones en el mundo después del coronavirus?

Recientemente, un ejecutivo de una de las empresas líderes de nutrición avícola dijo: “Cada dos años, nos reunimos con otro grupo de consultores para revisar nuestras empresas y modelos de negocio. McKinsey, Bain, BCG, Monitor, etc.

“Siempre recomiendan una reestructuración radical, cambiar lo que sea que estemos haciendo, cambiar de estructuras basadas en productos a basadas en regiones, o de regiones a enfocarnos por especies.  Sea lo que sea que estemos haciendo, lo destrozan y nos obligan a volver a comenzar”.

Al preguntarle si había habido un beneficio, respondió: “Honestamente, cada vez que lo hacemos, vemos una oleada de energía y eficiencia. A nadie le gusta, pero el cambio es bueno”.

¿Qué es lo que usted planea cambiar?

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