Cómo un país se convierte en exportador de carne aviar

El Dr. Hernán Rojas expone los puntos básicos que un país debe seguir para exportar carne aviar y presenta como ejemplo el caso de Chile.

“La exportación es un sueño para los que producen carne de aves”, a juicio del Dr. Hernán Rojas, médico veterinario y director de CERES BCA, empresa chilena de soluciones de sanidad animal y vegetal. Pero para exportar, son muchos los requisitos que un país debe cumplir para garantizar la calidad de su producto ante un país importador.

Para empezar, se debe conocer la importancia de la relación entre la sanidad y el comercio, expresó Rojas durante su conferencia magistral Gestión sanitaria y comercio internacional, impartida en el XXV Congreso Centroamericano y del Caribe de Avicultura Honduras 2018. Con esto se refiere a que las enfermedades tienen impactos económicos directos (animales enfermos o muertos, dinero no devengado) e indirectos (costos adicionales en prevención y control). Pero, además, “ese pedazo de carne exportado puede transportar contaminantes o sustancias que ponen en riesgo la salud de las personas del país importador”.

Es por esto que los países importadores colocan reglas especiales a las importaciones “basadas en la ciencia. No pueden ser arbitrarias. No pueden ser para restringir el comercio por una situación productiva”, explicó el veterinario, que dio detalles de algunas de estas exigencias y puso como ejemplo el caso de su natal Chile, que en 2017 ocupó el puesto 13 en la lista de países que más carne de pollo congelada exportan, con cargamentos equivalentes a US$233.7 millones.

Con la mira en las enfermedades

En primer lugar, un país que quiera exportar debe tener en cuenta esos riesgos de las carnes de aves, que van desde la transmisión de enfermedades virales —como la influenza aviar y el Newcastle— hasta el transporte de residuos químicos, biológicos y otros contaminantes que pueden afectar la salud de las personas, animales y plantas del país importador.

A partir de ahí, deberá desarrollar servicios sanitarios oficiales que se encarguen de velar por el control de estos patógenos donde se produce y se vende la carne aviar.

En el caso de Chile, Rojas explicó que los cimientos se comenzaron a construir en la década de 1960 con el establecimiento de programas de control y prevención de enfermedades como la fiebre aftosa y la peste porcina. Este proceso se extendió hasta cerca del 2000, cuando Chile entró en la etapa del “desarrollo sanitario para la exportación”.

“Entre 2000 y 2010 hay un quiebre en la lógica de la sanidad de Chile. Hasta el 2000 —voy a hablar ahora de la parte animal—, [la sanidad] era fundamentalmente preventiva: que no entren las plagas a Chile. Pero del 2000 al 2010, se abre la posibilidad de exportar y hay un giro, y empieza toda la lógica sanitaria a ponerse en la lógica exportadora. Es decir, sigo previniendo las enfermedades, pero todo lo que hago de la A a la Z está pensado en un país exportador”, sostuvo.

A partir de ahí, Chile se preparó para presentar sus procesos de demostración, inocuidad y negociación sanitaria.

¿Quiénes ponen exigencias a las exportaciones?

  1. Servicios sanitarios oficiales: Estos son los primeros en colocar exigencias a las exportaciones. Como países importadores, los servicios sanitarios oficiales procuran que no ingresen enfermedades, plagas o contaminantes, mientras que, como exportadores, son los que “entregan las garantías del país y de las empresas que exportan”.
  1. Exigencias privadas: Hay compradores privados, sobre todo grandes cadenas de supermercados, que colocan exigencias adicionales a los productos avícolas, que también deben ser cumplidas para lograr el intercambio.
  2. Relación entre sectores público y privado: “Son los sectores oficiales, le guste o no al sector privado o al resto del gobierno, los que tienen la llave para poder abrir o cerrar una entrada (comercial)”, dijo Rojas. Por esto, deben cumplir con los requisitos que estos impongan y colaborar para lograr el intercambio comercial. “Esta relación público-privada es clave fundamental para este proceso de apertura a la exportación”.

En camino a la exportación

Para conseguir la apertura comercial, Rojas pidió enfocarse en seis puntos:

  1. “Tener un servicio oficial poderoso, confiable, que le dé garantías al país importador” y que posea “buena organización y regulación sólida”.
  2. Enfocarse en el estatus sanitario: no solo demostrar que está libre de enfermedades, sino que puede mantener ese estatus en el futuro.
  3. Tener un “robusto sistema de vigilancia, de aspectos de urgencia y de bioseguridad”, lo cual llama “sistema oficial de sanidad”.
  4. Tener un “sistema oficial de inocuidad”, que vaya desde la producción primaria hasta la comercialización, un tema conjunto entre el sector público y el privado.
  5. En el ámbito privado, cada establecimiento deberá demostrar que cumple con las exigencias sanitarias del país para dar garantías al importador.
  6. El país debe tener un proceso de inspección y certificación de la exportación. “Es decir, que cada embarque que está saliendo del país tiene que cumplir con el estándar en ese momento que le está exigiendo el país importador”.

Caso de Chile: primer intento fallido

En Chile, las autoridades oficiales no siempre estuvieron listas para exportar. “El sistema de inspección del matadero era una tierra confusa del sector de Agricultura y Salud”. Cuando las autoridades chilenas fueron a Estados Unidos y a Europa a negociar, funcionarios de los Ministerios de Agricultura y Salud de esos países le cuestionaron a Chile sobre la toma de decisiones y la jerarquía sobre la inspección de mataderos en dos agencias independientes. Entonces, no pudieron demostrar que había un control específico al respecto.

“Fallaron porque no había alguien que tuviera el control. Y fallamos y tuvimos que cambiar el sistema completo”, indicó Rojas.

Proceso de apertura sanitaria

“Para que el otro país te acepte eso [la apertura sanitaria], obviamente es un largo proceso de entrega de documentos”, que van desde antecedentes y cuestionarios hasta demostraciones. Luego, “tienes que recibir auditoría, te tienen que revisar documentos, te van a hacer observaciones, tienes que contestar las observaciones, etcétera. Esto es un periodo larguísimo en el que tienes que tener larga paciencia y mucha credibilidad”.

Esto no termina con la aprobación, sino que los países deben demostrar su capacidad de manutención de los mercados y de cumplimiento con las regulaciones.

Además, insistió en la necesidad de que los países también tengan procesos de contingencia para prepararse en caso de que surja alguna enfermedad, infección o emergencia.

Segundo intento: Chile crece en exportación

Al concluir el proceso de desarrollo sanitario, Rojas explicó que Chile entró en una cuarta etapa: la manutención, defensa de mercados y sofisticación. En este periodo, fueron clave los tratados de libre comercio, los cuales comenzaron a consolidarse desde 2004.

“Somos el segundo país, después de México, que tiene más tratados de libre comercio y el país que más activos los tiene. Tenemos 26 acuerdos, 64 países, con el 86 por ciento del PIB mundial y llega al 64 por ciento de la población. Es decir, nosotros producimos pensando en ese 64 por ciento de la población mundial. El resultado global es que [desde] 2004, cuando se empiezan a consolidar los tratados de libre comercio, todas las exportaciones han crecido, todas las balanzas comerciales han crecido, salvo algunas excepciones”, expresó.

Además, “cada vez nos preparamos mejor para emergencias”. Ha habido innovación en los compartimentos en las empresas para mejorar la bioseguridad, la gestión sanitaria, fortalecer los sistemas frente a una posible eliminación de antibióticos y más.

Lecciones aprendidas

Para Rojas, Chile aprendió varias lecciones durante el proceso. La primera, que el comercio debe ser el centro de la acción sanitaria, por lo cual se debe pensar en el nivel internacional, en la exportación, a la hora de mejorar los servicios y procesos sanitarios. Aunque este estatus sanitario es importante, “no es lo único”. Se debe reconocer el vínculo entre sanidad e inocuidad. Debe haber “coherencia, integridad y consistencia en la sanidad y en la negociación”. Se debe tener una visión estratégica, participar de los foros internacionales para conocer las guías sanitarias en otras partes del mundo y mantener la relación público-privada en el mejor estado.

Por último, Rojas recomendó aprovechar la experiencia nacional e internacional, estar atentos a las “tendencias mundiales” y tener mucha “perseverancia y creatividad” para lograr el objetivo de exportar.

Y, sobre todo, mantener la confianza, no solo a nivel técnico (“ese país importador sabe hacer lo que tiene que hacer”), sino mediante la sinceridad y transparencia (“no le miente al país importador”) y mediante la responsabilidad (cumplir y demostrar lo que se promete).

Nota:artículo basado en la conferencia magistral Gestión sanitaria y comercio internacional, impartida por el Dr. Hernán Rojas, en el XXV Congreso Centroamericano y del Caribe de Avicultura Honduras 2018, en San Pedro Sula.


Cifras de exportación de Chile:


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