¿Cuánto cuesta “actualizarse” en el negocio avícola?

La analítica de datos, el bienestar animal y la optimización energética agrupan varias tendencias que prometen cambiar la avicultura; ¿cómo seguirles el ritmo?

No son tecnologías ni prácticas nuevas, aunque sí se antojan novedosos el enfoque y potencial de estas en toda actividad agroindustrial, incluida la avicultura. Sus promotores y quienes las han implementado satisfactoriamente hablan de rendimientos crecientes, rápido retorno de inversión y ventajas competitivas.

Estamos hablando de tres grandes temáticas que estarían configurando el futuro inmediato: bienestar animal, optimización energética y analítica de datosIndustria Avícola consultó con expertos en aspectos asociados a cada una de esas áreas con el fin de bosquejar un panorama de lo que exigiría estar al día en tales tendencias.

Menores costos energéticos

José Joaquín Ocampo es el gerente general de Fusión Latam, compañía fundada en 2012 que se dedica al desarrollo de proyectos de eficiencia energética y autogeneración eléctrica con recursos renovables, aspectos en los que viene acompañando a empresas agropecuarias en Perú y Colombia.

Ocampo calcula que el peso de la energía eléctrica en los costos de la cadena avícola, sea de pollo o huevo, puede ser de 10 al 14 por ciento. “Por eso tiene mucho sentido meterse en la optimización energética, más ahora que los gobiernos están estimulando a que se hagan esas conversiones con electricidad alternativa”.

Se refiere principalmente a energía generada a partir de la fermentación controlada de biomasa y a la energía fotovoltaica; una fuente como la eólica no es aprovechada todavía porque se necesitan estudios de vientos y, además, no tiene directa relación con el negocio, como las excretas o el aprovechamiento de áreas para paneles en techos de galpones.

Dijo que no hay desventajas en emprender un proceso de conversión energética, “solo limitaciones que se deben tener en cuenta”. Por ejemplo, la energía solar únicamente se genera en el día y el suministro será variable porque no siempre habrá cielos despejados. “Es irreal tratar de volverse una isla energética; es mejor pensar en economizar sustituyendo entre 25 y 50 por ciento del consumo”.

Con biodigestores de gallinazas o pollinazas habría más autonomía, pero igual no recomienda una total separación de la red pública por las posibles contingencias operativas. Las inversiones en una u otra tecnología varían mucho. Ocampo no se atrevió a dar un estimado de inversión para biodigestores, “porque el costo de las obras civiles varía de país en país”.

Por otro lado, se puede aprovechar el calor generado por los animales en el galpón, lo cual tiene un costo de entre US$1.30 y US$1.50 por ave para instalar un túnel con insuflado de aire para secado de gallinaza.

Sin embargo, Industria Avícola supo de un proyecto salvadoreño de la avícola Campestre, en San Miguel, que con biodigestores de gallinaza fue postulado por licitación para suministrar 1 MHw a la red nacional durante 10 años. Su costo es de US$2 millones, que serían financiados con créditos blandos y la garantía durante ese tiempo de compra de la energía producida.

Para el caso de la energía solar, la de más fácil instalación y que muestra avances constantes de rendimiento, el gerente de Fusión Latam tiene cifras más claras: se necesita invertir al menos US$1,000 por cada kw instalado, con una vida útil de 25 años. “Un kw instalado genera 135 kw hora/mes; una instalación avícola podría demandar 30,000 kw hora/mes”.

Las pequeñas centrales hidroeléctricas son alternativas interesantes. Pueden producir desde 50 kw hasta 20 Mwh y tener un costo que oscila entre los US$1,200 y US$1,600 por kw de potencia instalado. Aparte de los beneficios tributarios y garantías de compra de energía, algunos gobiernos de la región tienden a no ser tan rígidos en aspectos como licencias ambientales, que no se exigen a proyectos menores de 10 MWh.

Decisiones basadas en analítica

Sensores que puedan medir cualquier variable en una granja avícola existen desde hace décadas. Al internet no se le puede llamar tampoco una “nueva tecnología”. A pesar de esto, hace muy poco que se está popularizando en nuestra región el aprovechamiento de ambas herramientas para tomar decisiones que mejoren la gestión de la agroindustria “en tiempo real”.

Ese es el negocio de Asimetrix, una firma con siete años de existencia que se dedica a la generación de conocimiento a través de tecnología y analítica avanzada para productores de proteína animal en Perú, Ecuador, Colombia, Guatemala, El Salvador y Honduras. Esta empresa de origen colombiano incluso asesora a productores en la India y Estados Unidos.

Así nos lo aseguró su gerente, Juan Pedro Fernández, desde Raleigh, la capital de Carolina del Norte, donde, entre otros proyectos, Asimetrix mide y analiza datos en la granja avícola experimental de reproductoras la mayor universidad en esa región estadounidense. “Tomamos la información que tenga el cliente de su operación, como la haya recogido, junto con lo de nuestros sensores, para producir con inteligencia artificial unos algoritmos de optimización para su producción”.

Sobre lo que costaría operar una avícola con base en analítica, estimó que es muy difícil hacer un cálculo general, “pues cada empresa es distinta y están en diferentes estadios del proceso, hay algunas que cuentan ya hasta con su propia área de analítica. Lo que sí les puedo decir es lo que cuesta no hacerlo”.

Según cálculos generales, “las empresas que utilizan analítica para tomar decisiones pueden ver mejorías en sus utilidades de entre 20 y 30 por ciento. En avicultura, hemos visto que el retorno de la inversión puede superar fácilmente las 10 veces”. Fue enfático en señalar que, independiente del dinero, “se necesita tener una mente abierta, porque trabajar con analítica muchas veces implica cambiar modelos de trabajo y eso causa resistencias”.

Explicó lo anterior en el hecho de que la analítica puede generar “información contraintuitiva. En cualquier caso, para que los beneficios se den, deben tomarse decisiones de cambio. Contratar analítica para seguir haciendo las cosas igual es botar la plata”. La analítica de datos, según Fernández, puede impactar positivamente toda la cadena y debe involucrar todas las áreas.

“Es el mejor soporte para toda la operación, incluyendo otros nuevos frentes como la autogeneración eléctrica y el bienestar animal, que están tan presentes en el negocio avícola. Para generar energía por biodigestores, por ejemplo, podemos analizar las características de la gallinaza y proponer cómo estandarizarla para que sea un insumo confiable. En bienestar, en tiempo real, medimos condiciones ambientales y de nutrición, damos alertas y proponemos acciones que previenen o minimizan lo más posible episodios potenciales de estrés en las aves”.


Lo que cuesta el bienestar

Oscar Bonilla es asesor del fabricante alemán de equipamiento avícola Specht-Ten Elsen para mercados en Europa, las Américas y Asia. Los productos de esta firma son considerados “de alta gama”, por lo que sus proyecciones serían techo en costos, con todo lo que significa subirse en la ola del bienestar animal con estándares y equipos europeos, pese a no ser todavía obligación ni tendencia mayoritaria en estos lares. “Sin contar obras civiles y pensando en ambientes controlados, la inversión por tipo de producción en huevo se puede calcular en EUR12 por animal para pastoreo; en aviarios o nidos en piso, EUR10; en jaulas enriquecidas, EUR8”. Ahora, si además se busca la certificación en bienestar animal (también con parámetros del primer mundo), Luiz Mazzon, del Instituto Certified Humane, uno de los pocos organismos certificadores con presencia en Latinoamérica, entregó costos tentativos según alcance de lo certificado y el volumen de la explotación. “Una granja con dos galpones, con 10,000 aves produciendo 3 millones de huevos al año, costaría US$1,000 anuales. Un proyecto mediano de 8 galpones y 60,000 ponedoras, con 18 millones de huevos anuales, US$3,300. Algo grande, con 20 galpones, 150,000 gallinas y 45 millones de huevos al año, valdría US$6,000. Para pollos de engorde, un proyecto de 8 galpones y un millón de aves al año, costaría US$3,500. Una explotación mediana de 30 galpones, produciendo 4.5 millones de pollo, US$10,000. Una granja de 60 galpones y 9 millones de aves al año, US$15,000”.

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