La industria avícola de Sudáfrica y sus desafíos

La industria avícola sudafricana tiene sus propias presiones y exigencias, pero hay soluciones a los problemas del sector.

La industria del pollo de engorde de Sudáfrica se ha enfrentado a un buen número de desafíos y, aunque la sequía más extensa de los últimos años haya acaparado la mayoría de los titulares, no ha sido más que una de las tantas dificultades que los avicultores han tenido que enfrentar.

WATT Global Media habló con Loutjie Dunn, gerente técnico nacional de Country Bird Holdings, y con Franscois Crots, director de ventas técnicas de nutrición de monogástricos de AFGRI Animal Feeds, para averiguar cuáles son las principales dificultades del sector y cómo se pueden resolver.

Sequía y producción de maíz

Las buenas lluvias y cultivos que Sudáfrica disfrutó el año pasado llegaron a costa de una de las peores sequías en décadas, que inicialmente golpeó al norte del país y, después, en el cabo. Puede que la falta de lluvia no haya dañado a la industria avícola tanto como a los ganaderos, pero el sector no resultó ileso.

La caída en los niveles de agua agravó los problemas minerales y microbiológicos debido, en parte, a una mayor carga a la ya agobiada infraestructura de los crecientes poblados y ciudades del país. Al mismo tiempo, el impacto de la sequía en los productores de girasol dio como resultado una reducción en el suministro de material de cama. Esto, a su vez, ocasionó una mayor demanda de viruta de madera, el corte de árboles y los costos de su transporte y, en algunos casos, el uso de árboles de las márgenes de las carreteras para viruta y los consiguientes problemas de contaminación.

Pero más allá de todo esto, como era de esperar, el mayor impacto fue el costo del alimento balanceado. “Al sufrir un año de sequía como el de 2016, pasas de ser competitivo a ni siquiera estar cerca de serlo”, dijo Crots.

“Luego, se obtiene una cosecha récord, como la que tuvimos la última temporada con el maíz, y los precios de nuestra materia prima pasan de estar en paridad con las importaciones a basarse en paridad con las exportaciones”.

Cuando se trata de las lluvias y de su impacto en los cultivos y en la producción de alimentos balanceados, el país siempre estará con dificultades en comparación con otros grandes productores. Crots explicó que en Suramérica, por ejemplo, la lluvia puede promediar de 1,100 a 1,200 mm al año, mientras que en Sudáfrica, en un buen año, las lluvias son de 550 a 650 mm.

El problema de las importaciones

La mayor fuente de pollo en el mercado sudafricano son las importaciones. Ahora que la importación de pollo se aproxima al 30 por ciento del mercado, se considera como una amenaza, no solo por los avicultores y por los productores de alimentos balanceados, sino porque la sustitución de la producción nacional podría tener mayores implicaciones y no parece que las fuerzas del mercado por sí solas ofrezcan una solución.

El mercado sudafricano consta primordialmente de pierna y muslo de pollo, lo que, en teoría, debería dejar libre para la exportación la más valiosa pechuga producida localmente, resultando en un cierto grado de equilibrio. Sin embargo, esto ha resultado difícil.

“Si se nos permitiera, podríamos exportar carne de pechuga con excelentes utilidades. En teoría, parece posible, hasta que desafías al sistema y entonces surgen toda suerte de impedimentos fitosanitarios que te imposibilitan hacerlo”, comentó Dunn, añadiendo que, si los mismos países que mandan piernas y muslos a Sudáfrica aceptaran carne de pechuga sudafricana, de alguna forma se contrarrestarían los problemas del país.

Además, uno de los mayores problemas del país es el desempleo, el cual Dunn considera que la industria avícola podría contribuir a reducir. De acuerdo con un estudio reciente, cada 10,000 toneladas de pollo que el país importa equivalen a la pérdida de 1,000 puestos de trabajo, por lo que, si Sudáfrica importa en la actualidad aproximadamente 560,000 toneladas de carne de pollo al año, la sustitución de las importaciones conllevaría a una importante creación de empleos, con todos los beneficios que traerían consigo.

“No importa lo barato que sea el pollo que importamos al país, si no tienes trabajo con el qué ganar dinero para comprarlo, es demasiado caro”, expresó Dunn. “Contamos con las materias primas, así como con instalaciones, y todo está a disposición en el país. Podemos producirlo nosotros mismos”.

Cambio social

Junto con la creciente presión de las importaciones, también está en debate la expropiación de tierras, que, sin embargo, no necesariamente representa una amenaza para la industria.

Crots y Dunn creen que si se examina exhaustivamente el problema de la expropiación y se implementa de manera adecuada, la agricultura puede transformarse de forma tanto redituable como sustentable.

La industria avícola sudafricana está preparada para colaborar con esto y para ayudar a prevenir casos en los que la tierra sea dada a gente en desventaja, sin el apoyo adecuado y cuyo resultado ha sido un desastre.

A manera de ejemplo de cómo este cambio podría funcionar, Crots mencionó el caso de su empresa, que separó su división avícola para fundar Daybreak Farms al vender sus granjas mediante préstamos sin intereses a agricultores negros que fungen como productores bajo contrato.

Por ejemplo, Daybreak brinda el know-how técnico en formulación de alimentos junto con otro tipo de apoyos. Hay un comité de asesores técnicos que garantiza que las granjas no experimenten un retroceso y que las compañías cumplan o sobrepasen las normas, pero, en última instancia, son propiedad de los productores y de ellos depende que tengan éxito. Si Daybreak no puede competir en el mercado, la empresa y sus productores no tendrán éxito, e incluso con las mejores granjas y el mejor apoyo, no será capaz de sus productores, alertó.

Aunque hay optimismo en que esta transformación pueda llevarse a cabo con éxito, a corto plazo, las inquietudes acerca de la expropiación han afectado el valor de la tierra cultivable. Esto pone en duda la sustentabilidad económica de la producción agrícola, lo cual dificulta la planificación y arroja una especie de sombra sobre la agricultura hasta las elecciones a finales de este año.

En las últimas dos décadas, la población sudafricana ha crecido más de un tercio y, aunque esto podría significar una mayor cantidad de posibles consumidores —el consumo de pollo aumenta de 4 a 5 por ciento anualmente—, ejerce presión sobre la infraestructura del país. Esto impacta tanto a las fuentes de insumos como al producto entregado, pero ambos son optimistas, pues creen que actualmente Sudáfrica avanza hacia su “mejor siglo” y que, dada la oportunidad, la industria avícola podría desempeñar un papel importante para contribuir al éxito del país.

Agradecimientos

WATT agradece la colaboración de Albert Van Rensburg, de Biomin, durante el World Nutrition Forum en Ciudad del Cabo, Suráfrica, en octubre de 2018.

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