Lo que ahora se le exige a la industria cárnica del Brasil

Nuevas reglamentaciones internas y exigencias por parte de China son algunas de las situaciones con las que trabaja la industria en medio de la pandemia.

Cuando la situación del COVID-19 en Brasil está en un punto álgido, al ser uno de los países con la peor evolución de le enfermedad (según los datos de la Universidad John Hopkins), la industria cárnica cierra filas.

Por un lado, la semana pasada se publicó en el Diario Oficial de la Unión una reglamentación en la que los ministerios de Agricultura, Economía y Salud definieron las medidas destinadas para prevenir el COVID-19 en la industria del procesamiento de carnes.

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Por el otro, la industria exportadora se ve obligada a certificar que sus cargamentos a China están libres del coronavirus SARS-CoV2, cuando no está comprobado que alimentos y embalajes sean vectores transmisores de este virus.

La agencia Reuters publicó que las normas son de carácter obligatorio y que se trabajaron en conjunto con el Ministerio Público del Trabajo (MPT), ya que, debido al aumento de casos de coronavirus, se han cerrado algunas plantas de grandes empresas. Hasta ahora, la planta avícola de JBS en Trindade do Sul (RS), sigue suspendida. Mientras tanto, BRF deberá reabrir el próximo lunes la planta de Río Verde (GO) de cerdos y aves, cerrada desde principios de junio, como dijo la agencia.

Normas para trabajadores

El Servicio de Inspección Federal (SIF), perteneciente al Ministerio de Agricultura y vinculado al Departamento de Inspección de Productos de Origen Animal (DIPOA), es el responsable de garantizar la calidad de los productos de origen animal comestibles y no comestibles destinados al mercado interno y al de exportación, además de los productos importados. En la actualidad, el DIPOA supervisa a más de mil establecimientos.

Así como publicó el Ministerio de Agricultura, estas medidas de control son para garantizar la seguridad y salud de los trabajadores de estos establecimientos, además de garantizar la actividad económica y el abastecimiento de alimentos a la población.

La reglamentación definió que la distancia entre los empleados al interior de las plantas deberá ser de por lo menos un metro. Si esto no es posible, los trabajadores deben usar mascarillas quirúrgicas además de equipos de protección individual, escudos faciales transparentes o lentes de protección.

Se deben evitar aglomeraciones e instalar divisores impermeables entre los empleados. En las instalaciones debe primar la ventilación natural y, si el ambiente estuviera climatizado —como sucede en esas plantas—, se debe evitar la recirculación del aire y reforzar la limpieza y desinfección de los lugares de trabajo. Además, se deberán fortalecer los cuidados en comedores, vestuarios y el transporte de los trabajadores.

La reglamentación define también la necesidad de darle seguimiento a las señales y síntomas del COVID-19 y el confinamiento inmediato durante 14 días de los empleados que sean casos confirmados, sospechosos o que hayan estado en contacto con casos confirmados de dicha enfermedad.

Según la reglamentación, no se debe exigir el análisis de laboratorio de todos los trabajadores como condicionante para reanudar actividades, ya que no existe una recomendación técnica al respecto.

Exportaciones a China

Al mismo tiempo que enfrenta la pandemia, Brasil mantiene con fuerte ritmo las exportaciones de carne, principalmente para atender la creciente demanda de China. Tan solo en aves y cerdos las exportaciones brasileñas a China podrían superar el millón de toneladas, comparado con las 834 mil toneladas embarcadas el año pasado, según estimaciones de la Asociación Brasileña de Proteína Animal (ABPA).

Sin embargo, las plantas de procesamiento de JBS, Marfrig y Minerva firmaron declaraciones que les exigieron las autoridades chinas, en las que se especifica que sus exportaciones están “libres del coronavirus”, según fuentes de las empresas familiarizadas con el tema, de acuerdo con lo publicado por Reuters.

BRF, la mayor exportadora de pollo del mundo, dijo en un comunicado que acababa de firmar la declaración exigida por China “que asegura la calidad e inocuidad de sus productos”. La misma empresa destaca que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras autoridades de sanidad reconocidas en todo el mundo, “no hay evidencias de que el COVID-19 se transmita por los alimentos o sus embalajes”.

“China hizo dicha solicitud a prácticamente todas la empresas de las que importan, de Brasil y de otros países. Marfrig, al igual que todas las demás, firmó prácticamente el mismo día que llegó la solicitud”, dijo una fuente bajo condición de anonimato en la mencionada agencia.

Asimismo, según Broadcast Agro, China ha pedido que se le notifique si hay rebrotes del COVID-19 en las plantas y no logran controlarlo, así como responsabilizarse de los cargamentos.

La ABPA confirmó en un comunicado, según Reuters, que los exportadores brasileños recibieron solicitudes de declaración hechas por los importadores de que cumplen la normativa china en cuanto a inocuidad de los alimentos.

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