Esta nación andina es el cuarto comprador mundial de este grano para los agricultores de Estados Unidos.
Al cierre de 2018, se espera que Colombia haya importado 5.2 millones de toneladas de maíz amarillo duro desde Estados Unidos, país que suministra el 96 por ciento de este cereal de origen foráneo. Los colombianos apenas producen 1.6 millones de toneladas de este grano, una fracción de los más de 7 millones que allí se consumen, principalmente por la agroindustria.
El diario Portafolio informó recientemente que Colombia se ubica como “cuarto importador de maíz de Estados Unidos, con compras del orden de los US$673 millones, mostrando un aumento de 10 por ciento. El mayor comprador es Japón, con importaciones en cuantía de US$2,221 millones, con un crecimiento del 20 por ciento, desplazando a México, con compras por valor de US$2,214 millones, y un incremento del 9 por ciento”.
A este ranking siguen Corea del Sur, “con un monto de US$1,087 millones y un alza del 63 por ciento con respecto a 2017, colocándose por encima de Colombia. En el quinto lugar figura Perú, con importaciones por US$396 millones, con un aumento del 1 por ciento”.
El impreso se basa en datos suministrados por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), organismo que explicó la prevalencia del cereal norteamericano en Colombia, “ya que las colocaciones del producto desde Argentina y Brasil, prácticamente desaparecieron del mercado en los últimos cinco años. En el 2012 (año en que entró en vigencia el TLC Colombia-EE. UU.), las ventas desde Estados Unidos solo representaban el 5 por ciento, las de Argentina, el 78 por ciento, y las de Brasil, el 14 por ciento”.
Portafolio remarcó que “la demanda creciente de maíz en Colombia está íntimamente relacionada con su creciente utilización en la fabricación de alimentos concentrados, orientados a las granjas avícolas y la producción de cerdos. Se estima que el 97 por ciento de las importaciones de maíz, principalmente amarillo, está dedicado a la elaboración de alimentos para animales. De hecho, la industria avícola participa en un 66 por ciento de las mismas, seguido del sector ganadero y porcino, que tiene un 20 por ciento, y la acuicultura y los alimentos para mascotas, con un 10 por ciento”.