Avicultura: ¿qué tan lejos estamos en sostenibilidad?

Avicultura: ¿qué tan lejos estamos en sostenibilidad?

Voluntarios de Thai Union preparan paquetes de ayuda de emergencia para proporcionar asistencia humanitaria a las víctimas de las inundaciones en Myanmar en 2018. Thai Union ha sido clasificada como la número uno del mundo en el Índice de la Industria de Productos Alimenticios del DJSI por segundo año consecutivo. (Cortesía de Thai Union)

El prestigioso Índice de Sostenibilidad de Dow Jones volvió a mostrar un gran conglomerado de la proteína animal como líder mundial, aunque con un enorme matiz.

Este año, el afamado Índice de Sostenibilidad Dow Jones (DJSI, en inglés) llegó a su entrega anual número 20 y la industria de la proteína animal repitió en la categoría de alimentos, tras una asfixiante prevalencia por parte de reconocidas firmas de comidas y bebidas procesadas, al menos durante la última década.

Según dicho escalafón, Unilever había sido la mejor de ese segmento entre las mayores compañías del mundo en los años 2010, 2012, 2014 y 2015. Le siguió en el palmarés su mayor competidor, Nestlé (2013 y 2016); luego aparecieron los dos gigantes dedicados a las bebidas azucaradas y complementarias: PepsiCo Inc. en 2011 y Coca Cola en 2017.

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Para 2019, tal como sucedió el año pasado, el líderazgo en la categoría de alimentos recayó nuevamente en la compañía tailandesa Thai Union Group PCL, que hace parte de la industria de la proteína animal y se dedica a la captura, procesamiento y comercialización de productos del mar.

Muy bien por Thai Union Group, pero su labor muy poco tiene que ver con nuestra área ni con lo que tenemos que lidiar. La crianza y levante de los animales a procesar y comercializar no solamente son partes fundamentales de nuestro negocio: ¡es la parte que más pesa en los costos contables y ambientales!

Si bien la sostenibilidad va más allá del componente ambiental y así lo entiende el DJSI respectivo, llama la atención que, pese a los enormes esfuerzos hechos de tiempo atrás por la industria cárnica mundial “terrestre” (incluida la avicultura comercial), no logremos todavía dicho liderazgo.

La agroindustria está lastrada en estos análisis comparativos por su necesidad de amplias áreas para la siembra de materias primas (la mayor proporción de su huella de carbono) y las limitaciones técnicas, económicas y hasta normativas para integrar eficientemente en una economía circular todos sus desechos o subproductos. Lo reconocemos.

Por eso da un poco de desazón ver estos reportes, que si bien son válidos y muy serios, no dejan de generarnos la sensación de competir con un enorme peso muerto estructural entre las manos. Tanto es así que terminan “ganando” grandes procesadoras de nuestros productos finales (con todos sus “pecados originales”) o quienes no adolecen de las ya referidas desventajas.

Sin conocer a profundidad la metodología utilizada por el DJSI (que no es el único, valga decirlo), en estas comparaciones deberíamos participar con algún tipo de hándicap o dentro de una nueva categoría, ¿no creen?

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