¿Debemos hablar sobre proteínas alternativas en avicultura?

¿Debemos hablar sobre proteínas alternativas en avicultura?

(SeventyFour | Bigstock.com)

Debemos estar informados para saber cómo enfrentarnos a las circunstancias del mercado y fortalecer lo que sabemos hacer en la producción de carne avícola.

En los últimos meses he hablado y escrito sobre las proteínas alternativas, llámense carnes vegetales, análogos de carne y carnes cultivadas o de laboratorio, de la llamada “industria agropecuaria celular“. Incluso me he cuestionado si estos productos deben o no llamarse carne.

Desde el punto de vista técnico-científico, me parece un área fascinante por la perseverancia de la mente humana en abrir caminos e imitar a la naturaleza, al tiempo que la destruimos. Desde el punto de buscar alternativas a lo que ya tenemos, en cierta forma me parece un disparate, justo cuando la gente busca comida más “natural”. Y de gusto personal, pues al menos las imitaciones vegetales de carne me dan igual (sin mencionar lo pesadas que me caen las leguminosas).

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Pero sea lo que sea, las proteínas alternativas están aquí. Hay investigadores que trabajan en ellas, han surgido un montón de start-ups y lo que es más, las mismas compañías cárnicas multinacionales invierten en esta área, con la creación de nuevas empresas y con investigación y desarrollo.

Para responder a la pregunta del título, yo diría que sí, sí debemos hablar de ellas. Debemos aprender qué son, qué se está haciendo y en qué punto se encuentran. Porque, nos guste o no, son una alternativa para el consumidor.

Hay un informe de Kearny, que estima que para 2040 el 35% de la proteína consumida vendrá de la carne cultivada y el 25% de los sustitutos vegetales. El resto será la carne tradicional. Quizás parezca absurdo, pero no debemos voltear hacia otro lado. Hay que hacer algo. Muchos grupos le han declarado la guerra a toda la producción de carne y no creo que debamos quedarnos con los brazos cruzados. Tenemos que conocer al oponente. ¿O aliarnos?

La industria avícola necesita trabajar, primero, para promocionarse a sí misma con los beneficios y la infinidad de cambios que ha hecho en pro de la eficiencia, medio ambiente, inocuidad y seguridad. En segundo lugar, no hay que desdeñar lo que pasa ahí afuera, hay que aprender lo que se hace y buscar las oportunidades que haya. La puerta está abierta para innovar.

Nadie puede predecir el futuro, pero tampoco podemos dar las cosas por sentadas. Este crecimiento de las alternativas a la carne supone un reto, tanto para las empresas que las hacen, como para los productores tradicionales de proteína animal.

¿Ustedes qué piensan?

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