El peligro de hacer caridad y populismo con los pollos

El peligro de hacer caridad y populismo con los pollos

(Royalty Free Photo | Rawpixel.com)

Regalar aves de corral vivas como parte de planes de asistencia social puede llegar a ser una buena idea, si va de la mano con medidas sanitarias y planes de comercialización. Una pintoresca “alcaldada” en Colombia nos lo recuerda.

En enero, hubo cambio de mando en las alcaldías de los municipios colombianos y en uno de ellos, San Rafael, el mandatario entrante está enfrentando una verdadera invasión de pollos de engorde que está afectando la cotidianidad de ese pueblo acogedor.

Estamos hablando de una población de 13,000 habitantes ubicada a poco más de 100 km de Medellín. Tiene un clima cálido y un paisaje natural precioso; con infinidad de ríos cristalinos que bajan por estrechos valles donde yo mismo he disfrutado de lo que los colombianos llamamos “paseos de olla”.

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Vamos en familia y nos instalamos en una de esas pedregosas playas andinas, bajo la sombra de árboles enormes y al lado de un pozo o piscina natural. Llevamos comida lista o la preparamos ahí en fogatas, tomando el agua de la quebrada para preparar una sopa muy gustosa que es uno de nuestros platos nacionales: el sancocho.

Ese potaje contiene muchos vegetales, junto con carne de res, cerdo y el infaltable pollo o gallina. Tal vez por esta intrincada relación, al burgomaestre saliente de San Rafael se le ocurrió dejar un plumífero legado de 32,000 pollos de engorde bebés, regalados como aguinaldo en sus últimas semanas de gobierno.

Y dejó ahí su gran idea. Ahora los pollos están más que crecidos y, por ser de líneas comerciales levantados en traspatio, su condición ahora no es la mejor para ser sacrificados, lo que abrió otro problema. San Rafael no cuenta con planta de beneficio avícola y las más cercanas están demasiado lejos, a tres o cuatro horas por carretera.

Este es un municipio turístico que vive además de las regalías dejadas por su riqueza natural para la generación de energía hidroeléctrica. ¿Qué pasará entonces? El actual alcalde decidió construir un matadero para pollos que, sin importar la premura con que se levante, deberá cumplir la exigente normatividad sanitaria.

Parece que por ahora solamente queda la opción del sacrificio artesanal y falta ver si los sanrafaelitas le terminaron de tomar el gusto a la cría de estas aves. Gracias al destino, no se ha presentado todavía ningún problema sanitario con las aves ni hay disputas por contaminación.

Hasta puede decirse que en medio de todo ha salido bien librado el pueblo, por ahora. Como decimos coloquialmente en estas tierras: “Ay, alcalde, por querer hacer bonito, hiciste feo”.

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