Pollo en Uruguay, como en una galaxia muy, muy lejana

Pollo en Uruguay, como en una galaxia muy, muy lejana

(MonicaVolpin | Pixabay)

Una combinación de ciertas particularidades junto a decisiones acertadas han hecho que ese pequeño mercado sea una verdadera rareza en materia de demanda, consumo y precio de esta carne aviar.

“El Uruguay no está en el mundo. Estamos en una galaxia muy, muy lejana”, me comentó un empresario y estudioso del negocio avícola charrúa cuando le pedí que me explicara por qué en la República Oriental del Uruguay el mercado de la carne de pollo goza de una inusitada buena salud, una verdadera rareza en estos tiempos pandémicos y no solo si se le compara con el vecindario latinoamericano.

Mientras en otros países del continente y el mundo el consumo de pollo cayó dramáticamente en el mes de abril y vive una incierta recuperación, en Uruguay ha crecido sostenidamente este año un 17.3%, según estadísticas del oficial Instituto Nacional de la Carne (INAC). Eso a pesar de que el precio también ha subido y lo viene haciendo desde octubre de 2019.

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Es la única carne que registra este comportamiento en territorio uruguayo. La de res, cerdo y ovino también subieron, pero solo en precio, pues su ingesta bajó. ¿Qué pasa en Uruguay? Habrá que empezar por decir que la producción de pollo está bajo control de cuatro o cinco actores, es un mercado de 3.5 millones de personas que goza de buen estatus sanitario (sin Newcastle desde 1988) y que no debe importar los ingredientes del concentrado (soya, maíz, harina de carne).

“Puede que se esté regulando la oferta sacrificando pollitos de un día y mandando huevo fértil a consumo”, comentó el experto, algo que se intuye vienen haciendo en otros lares que no tienen los mismos resultados. Puede ser parte de la respuesta, pero no toda. Otras razones tienen que ver con cómo decidió afrontar al COVID-19 este encantador país.

El gobierno del presidente Luis Alberto Lacalle Pou optó por la responsabilidad ciudadana y solo restringió algunas actividades como la construcción. Los comercios decidían cómo abrían para mantener la distancia social y la obligatoriedad de los tapabocas. Es posible que eso no impactara tanto al canal horeca como en otras partes que ordenaron cuarentenas feroces, aunque valga decir que la pandemia se declaró en otoño y ya va entrando el invierno, cuando hay menos actividad turística.

Uruguay es un modesto exportador de carne de pollo (lo hace en pequeñas cantidades, a mercados de poco valor agregado) y esa tendencia no ha variado. Además, existe la posibilidad de exportar a China en lo que se trabaja con el gobierno. El comercio exterior también aporta a este buen clima en otro sentido.

Las importaciones legales y el contrabando de pollo desde Brasil están en sus niveles más bajos y no solamente por el poco atractivo en el diferencial de precios a cada lado de la frontera. ¡La fuerza pública charrúa está haciendo un control efectivo! ¡Otra rareza continental a favor de los uruguayos!

“En este momento, el Ejército está a cargo de 20 km contiguos a la frontera, y con esos chicos no se juega”, me confió mi fuente. Bueno, también hay cosas que se comparten con el resto de los mercados avícolas: pese a subir su precio, el pollo sigue siendo la carne más favorable, amén de su versatilidad para múltiples preparaciones.

Entonces, un saludo de admiración para los avicultores uruguayos por tales resultados que, se cree, prevalecerían hasta la primavera. También a toda esa entrañable nación que ha sabido afrontar la pandemia con sabiduría, libertad, responsabilidad, diligencia y buenos números en pruebas, casos confirmados, recuperados y muy pocas pérdidas humanas (lamentables 20 fallecidos al 21 de mayo).

¡Qué lejos!

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