Condiciones para la buena potabilización del agua con cloro

En producción avícola, el agua debe estar en las condiciones sanitarias adecuadas y evitar los biofilms o biopelículas para prevenir enfermedades.

El cloro es un potabilizador efectivo del agua para las explotaciones avícolas con un enfoque en la reducción de desafíos de salud que ocurren en campo.

Bajo las condiciones correctas, el cloro puede prevenir que los sistemas de agua se conviertan en vectores de organismos causantes de enfermedades, como cólera, Salmonella spp., influenza aviar, estafilococo, Campylobacter sp., E. coli y coliformes, por nombrar algunos. En solución, el cloro se disocia en los siguientes iones: HOCl ↔ H++ OCl

Cuando se tiene la forma correcta del cloro presente (ácido hipocloroso o HOCl), puede servir como una barrera protectora contra patógenos hasta el punto en que el ave consume el agua. Es muy difícil para los microbios desarrollar una resistencia a la forma HOCl cuando esta es dominante, pero hay factores que impactan directamente su disponibilidad, lo que resulta en una falla directa del poder desinfectante (potabilizador).

Entre los principales factores que afectan la calidad del agua están los minerales, el pH, la limpieza de los sistemas de agua o la presencia del biofilm (biopelícula). También se encuentran el tiempo de conservación del químico y las condiciones del almacenamiento, así como el modo de administración.

  1. pH del agua

El cloro es más potente como potabilizador en un rango de pH en el agua entre 4 y 7, lo que permite que el HOCl sea la parte dominante, pero al subir, la forma dominante es la OCl (véase la tabla 1).

El HOCl es entre 80 a 300 veces más efectivo como potabilizador porque, al ser un ácido intacto, es muy difícil que la pared celular de la bacteria permita que la destruya, penetre y le cause la muerte. Dos de las formas más comunes de cloro son el hipoclorito de sodio (NaOCl) y el hipoclorito de calcio (Ca(OCl)2, granulado o tabletas), que se estabilizan a un pH 10. Entonces, agregarlos al agua hace que aumente su pH. Solamente, el sodio dicloro- s- triainetriona dihidrato o gas cloro es de pH neutro o ácido.

Para optimizar la eficacia del cloro en agua con un pH 7 o mayor, se puede disminuir el pH con el uso de un segundo inyector que agregue un ácido. Para prevenir la gasificación del cloro, se debe mezclar de forma homogénea al ácido en el agua para crear un pH uniforme entre 4 y 7 antes de la adición del cloro.

Nunca mezcle ácidos con cloro en el mismo contenedor porque esta mezcla produce gases tóxicos. Entender el pH como el nivel de alcalinidad es esencial para escoger el ácido correcto (orgánico o inorgánico), para ajustarlo para que sea efectivo en lo que se refiere a costo-beneficio y que tampoco haga que el agua cambie de sabor que produzca una baja en el consumo por parte de las aves.

Tabla 1

  1. Temperatura del agua

Una temperatura por debajo de 18.9ºC reduce la actividad del cloro. El agua fría necesita tiempo adicional de contacto o se tienen que incrementar los niveles de cloro para una efectividad óptima.

  1. Turbidez

La turbidez o la cantidad de minerales, como el hierro, hacen que el agua parezca sucia y enlazan el cloro residual. Para fuentes de agua que tienden a la turbidez, adicional al cloro se debe pensar en floculadores y filtración, que podría ser necesario previo a la cloración.

  1. Tiempo de exposición

El tiempo de exposición inadecuado o una residualidad deficiente de cloro para el desafío microbiano son factores que puede causar una falencia al momento de la potabilización. La tabla 2 muestra los tiempos estimados necesarios para la eliminación (muerte) de las bacterias por no tener las concentraciones óptimas del cloro.

Los sistemas de agua con una alta carga de biofilms (biopelículas) adherida a las tuberías también comprometen la eficacia del cloro, ya que este reacciona con la materia orgánica que se encuentra en el agua. Además, generan sabores y olores que podrían disminuir el consumo del agua de las aves. Es crucial la limpieza completa de los sistemas de agua, incluyendo los tanques y las líneas de distribución durante el vacío sanitario, para la optimización de la efectividad de la potabilización del agua en el día a día.

Tabla 2

  1. Fuente de cloro

Las fuentes de cloro se deterioran con el tiempo, por lo que, mientras más fresco esté el producto, mayor potencia. Ocurre lo mismo con las soluciones preparadas para el uso en los sistemas, que deben prepararse el mismo día que se van a utilizar.

La verificación de qué cloro está presente y si trabaja efectivamente como potabilizador puede empezar con el monitoreo del cloro libre. Un buen objetivo es mantener entre 2-4 ppm, pero un residual mayor puede ser necesario en granjas donde se tengan mayores desafíos sanitarios.

La mejor forma de medir el poder de la potabilización es el monitoreo del poder de oxidorreducción (ORP). Este se mide en milivoltios, lo que permite interpretar la capacidad de oxidar del cloro o de sacar electrones de la membrana celular, lo que causa la destrucción de la célula. Lo ideal sería una lectura de ORP de 665mV o mayor, como se ha demostrado en el sector agroalimentario, al asegurar un tiempo de actividad biocida de 20 segundos o menos en microorganismos como E. coli y Salmonella. En un trabajo realizado por la Universidad de Arkansas se demostró que tener valores de 700-750 mV de ORP en el agua de pollo de engorde es de beneficio para la prevención de contaminación por Salmonella. Hay medidores manuales de ORP prácticos para el uso, que pueden evaluar la información requerida para calificar la calidad del agua.

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