4 formas de manejo del biofilm en agua de bebida para aves

4 formas de manejo del biofilm en agua de bebida para aves

(jock | Shutterstock.com)

Para garantizar el desempeño de la parvada, es necesario un manejo adecuado del biofilm en el agua de bebida para las aves y podría hacerse desde distintos frentes.

El biofilm (biopelícula), una amenaza persistente en el agua de bebida de las aves, es la acumulación de microorganismos orgánicos e inorgánicos ligados mediante sustancias poliméricas extracelulares que, sin el manejo adecuado, podrían afectar el desempeño de la parvada.

Como crece en la superficie del agua, el biofilm produce un ‘limo’ que se adhiere a las tuberías y tanques de almacenamiento, el cual ocasiona obstrucción de los bebederos, daña los equipos y reduce el flujo de agua. Sin embargo, también amenaza directamente la salud de la parvada al permitir que microorganismos como bacterias, levaduras y hongos dañinos contaminen el agua de bebida.

Publicidad

Hay cuatro métodos comúnmente usados para el manejo de las amenazas que representa el biofilm en el agua de bebida de las aves. El primero combate a los patógenos que ingresan al ave en el agua contaminada, mientras que los otros se enfocan en prevenir el consumo de patógenos. La combinación de los cuatro métodos representa un enfoque especialmente eficaz.

  1. La acidificación apoya la digestión

Al brindar un nivel de protección contra los patógenos que entran al ave a través del biofilm, la acidificación ayuda a controlar los microbios en el agua y en el estómago, además de que reduce las bacterias patógenas en el intestino del ave.

Los acidificantes del agua pueden reducir su pH a menos de 4, nivel en el que a muchas bacterias patógenas les cuesta sobrevivir. El pKa bajo y los ácidos orgánicos no disociados que llegan al estómago también ayudan a controlar las bacterias gramnegativas que se ingieren a través del alimento o heces contaminadas.

Puede ser que estos ácidos orgánicos aporten eficacia antimicrobiana en la zona del estómago ácido al traspasar las paredes de bacterias y hongos, lo que altera su metabolismo.

Para la digestión de la mayoría de las proteínas de origen vegetal y animal se requiere de un pH bajo; los ácidos orgánicos ayudan a que menos proteínas sin digerir lleguen al intestino inferior, lo cual reduce potencialmente el riesgo de disbacteriosis.

El objetivo de usar acidificantes de agua es conseguir un pH de entre 3.8 y 4.0. El agua se clasifica de acuerdo con su alcalinidad o capacidad amortiguadora, una medición de la capacidad de neutralización de ácidos del agua. Conocer la capacidad amortiguadora del agua ayuda a determinar la mejor mezcla (nivel de amortiguación) y tasa de aplicación recomendadas.

En agua con alta capacidad amortiguadora (alcalinidad alta), se necesita una tasa de inclusión de acidificantes más alta para lograr este pH objetivo. Los acidificantes que tienen más baja capacidad buffer pueden ayudar a lograr el pH objetivo con dosis más bajas.

Cuadro 1: Tiempo de supervivencia de los microorganismos en diferentes niveles de potencial redox. (Cortesía de Trouw Nutrition)

Vale la pena considerar una mezcla de ácidos orgánicos cuando el objetivo es combatir el biofilm y mejorar la digestión animal, equilibrio microbiano gastrointestinal o desempeño animal. La dosificación es de especial importancia. Las cantidades mayores de acidificante de agua generarán una mayor disponibilidad de moléculas ácidas para que el animal mantenga los efectos deseados.

  1. Purgar para quitar el biofilm y la acumulación

Debe purgarse el sistema con agua limpia entre los ciclos de aves y después de administrar cualquier tratamiento, como vacunas, antibióticos o vitaminas a través del agua. Como el riesgo de enfermedades es muy alto durante la primera semana de vida de las aves, es aconsejable purgar los sistemas por lo menos dos veces durante esa primera semana de producción.

Purgar con agua limpia moviliza las sustancias que pueden contribuir al biofilm y elimina las acumulaciones que puedan tapar el equipo. Durante el proceso de purga se debe aplicar una presión de dos a tres bares/unidad.

  1. Peróxido de hidrógeno para la desinfección entre ciclos

Como un sencillo y eficaz desinfectante entre ciclos, el peróxido de hidrógeno funciona muy bien para eliminar muchas bacterias y retirar el biofilm acumulado. También ayuda a prevenir que este se acumule.

Es importante aplicar la concentración justa de peróxido de hidrógeno y dejar un tiempo de tratamiento adecuado para conseguir los resultados de desinfección deseados.

El peróxido de hidrógeno tiene varias concentraciones (de 35 a 50% de peróxido de hidrógeno a agua). Normalmente, lo óptimo es aplicar de 1 a 3% (de 1 a 3 l/100 l) en el agua en una solución de peróxido de hidrógeno, pero verifique con el proveedor para confirmar los niveles recomendados.

El tratamiento con peróxido de hidrógeno puede presionar dentro de las líneas de bebederos, por lo que debe abrirse una válvula para liberar presión. Deje que la solución se quede en el sistema de 24 a 48 horas. Después de la desinfección, es muy importante purgar con agua limpia.

  1. La cloración como mantenimiento entre ciclos

Durante el ciclo de producción se puede usar cloro como desinfectante de mantenimiento. Una vez más, el purgado es el primer paso del proceso de desinfección, seguido de la cloración.

Normalmente, se recomienda un concentrado de 15% de hipoclorito de sodio a 100 a 150 ml/1000 l de agua o aplicar de 0.2 a 0.4 mg de dióxido de cloro por litro de agua, pero siempre verifique con el proveedor para confirmar niveles.

Es importante el nivel objetivo de cloro libre residual, que debe estar entre 3 y 5 ppm o el potencial redox en un rango entre 650 y 700 milivoltios.

Figura 1: La reacción del cloro (HOCl ↔ OCl- + H+) depende del pH. (Cortesía de Trouw Nutrition)

Medir el potencial redox (reacciones de oxidación-reducción) del agua ayuda a determinar el equilibrio entre el pH y cloro libre del agua para asegurar que está correctamente desinfectada. El potencial redox refleja la actividad del desinfectante de agua a diferencia del nivel de concentración (ppm). Recomendamos hacer esta medición antes de incorporar la acidificación al sistema.

La cloración es mucho más eficaz si se combina con una técnica adecuada de acidificación. La reacción al cloro (HOCl ↔ OCl- + H+) depende del pH (figura 1, cuadro 2). Con un pH de 5 o 6, el tipo de cloro es casi 100% de ácido hipocloroso (HOIC), altamente efectivo para eliminar bacterias. Conforme el pH desciende por debajo de 4, empieza a convertirse en Cl2 (gas cloro). Por arriba de pH 6, empieza a convertirse en ion hipoclorito (OCl-), que actúa principalmente como oxidante. Es posible que el agua con un pH ≥ 7 necesite bajarse para que el cloro logre la eficacia óptima de eliminación de bacterias.

Cuadro 2: Porcentaje de ácido hipocloroso determinado por pH. (Cortesía de Trouw Nutrition)

Lineamientos de dosificación de acidificantes

Para determinar la tasa de aplicación adecuada de un acidificante de agua, se usa la titulación de agua para medir la capacidad amortiguadora y establecer un pH objetivo. El análisis de titulación se debe hacer en el agua específica que se suministra a las aves y se puede llevar a cabo en el laboratorio o en la granja, con el empleo de herramientas especialmente diseñadas para ello.

Por ejemplo, los expertos de Trouw Nutrition usan una herramienta que incluye un fotómetro y una calculadora de tasa de aplicación que les ayuda a recomendar una tasa de inclusión específica de acidificante del agua de bebida con base en la alcalinidad que tenga. Este análisis se traduce en la dosificación a usarse de acidificante de agua para conseguir el pH deseado.

PHP Code Snippets Powered By : XYZScripts.com