¿Dónde están los resultados de la producción alternativa?

Es necesario que se demuestre que los nuevos sistemas de producción, como la eliminación de los antibióticos o las jaulas, realmente rinden lo que se requiere

Muchas veces el consumidor, por el antropomorfismo que hace con las cuestiones del bienestar animal, cree que algo es mejor, pero no necesariamente es lo mejor para los animales, en este caso las aves.

El Dr. Héctor Cervantes, nuevo presidente de la American Association of Avian Pathologists, tiene como una de sus iniciativas mejorar la comunicación con el público consumidor, en cuestiones como el tema de la prohibición del uso de los antibióticos. En este particular, en la que se dan razones con poca base científica, “Es más debido a cuestiones de tipo consumidor, de marketing y a veces de política”, comenta Cervantes. Pero dice que siempre “la ciencia está de nuestro lado, aunque ya no es suficiente”.

El Dr. Héctor Cervantes, 60° presidente de la AAAP, pide que haya libertad de producir pollo y huevo, para que el consumidor elija lo que desee.

La producción sin antibióticos no es sustentable

Cervantes tiene claro, en primer lugar, de que haya libertad de que el consumidor elija productos que vayan de acuerdo con sus creencias personales, ya sean que quiera pollo orgánico o sin antibióticos, o el convencional.

“Sin embargo, creo que nuestra labor también debe ser educativa, en el sentido de que a veces lo que parece bueno, a la larga no necesariamente es tan bueno, como se había pensado”, señala.

Por ejemplo, si perdemos cinco puntos en conversión alimenticia, que es algo muy factible que suceda, no es bueno para el medio ambiente.

“Cinco puntitos no parecen nada, pero cuando se habla de 8,200 millones de pollos criados al año, 270 millones de pavos y 50 millones de ponedoras, al hacer cálculos, resulta que vas a necesitar una superficie para más maíz y soya, casi del tamaño de uno de los estados pequeños de EUA”.

Se calcula que en un periodo de cuarenta años tenemos que duplicar la cantidad de alimentos para evitar una hambruna a nivel mundial. Del 100 por ciento del incremento, al menos un 80 por ciento deberá provenir de mejoras en la eficiencia de la productividad.

“Va a ser difícil mejorar la eficiencia de la productividad cuando, por otro lado, ponen tantas restricciones en cuanto al uso de recursos o al manejo de las aves”, dice Cervantes.

Hay que tener mucho cuidado. Una cosa es que lo promuevan los países más ricos − donde la gente se puede dar estos lujos − porque hay que tener en cuenta que eso puede repercutir en el poder adquisitivo de proteína animal para los más necesitados del mundo.

Si se va a necesitar una mayor cantidad de maíz y soya, y más instalaciones para básicamente mantener el mismo nivel de producción de carne “esa mayor demanda de maíz y soya le va a subir el costo a todos. No nos podemos ir a los extremos”.

¿Y los resultados de las gallinas sin jaulas?

Ante esta situación, de tantos grupos que pugnan por cambios, Cervantes está en lucha.

“He estado haciendo mi pequeña guerra aquí, desde hace muchos años”, comenta. “Todos me dicen que ya la perdí … pero yo les sigo demostrando que no, que me enseñen los fabulosos resultados que han obtenido”.

Cervantes toca un punto en el que tiene razón. ¿Dónde están los resultados? Cuando no existe una base científica o ésta es muy dudosa, “Es probable que no se vean los resultados tan espectaculares que deberías de ver. Mientras tanto, ya te complicaron las cosas”.

Para esto, Cervantes nos da un ejemplo palpable, un caso que le tocó vivir, cuando fue presidente del Colegio Americano de Diplomados en Medicina Aviar en 2009. En ese año, California salió con la propuesta de aumentar el tamaño de las jaulas de las gallinas ponedoras, conocida como la Propuesta 2, la ley de Prevención de la Crueldad en los Animales de Producción. A él, como presidente del Colegio, le pidieron ayuda para explicar por qué no era necesaria esa medida. Coincidentemente, el Dr. Gregg Cutler, reconocido veterinario a nivel a mundial de ponedoras, vivía en California.

“Defendimos la batalla lo mejor que pudimos, pero al final de cuentas, como muchos de estos grupos ahora lo hacen, hicieron una propuesta que se puso a votación”.

En la votación, se preguntaba si el votante prefería que las gallinas vivieran en jaulas más grandes, donde pudieran extender las alas, sin tocarse unas con otras, ponerse de pie y otras cosas. De esta forma, con un 63 por ciento a favor y un 37 por ciento en contra, se aceptó la ley.

Los productores californianos que decidieron seguir con ese programa tuvieron que construir instalaciones nuevas, con jaulas más grandes. Después de siete años, Cervantes le preguntó al Cutler, dueño de la consultoría avícola Cutler Associates International, cómo iban las cosas. Sorprendentemente, le contestó que “fue lo mejor que le pudo haber pasado, porque los productores que se quedaron en California y construyeron instalaciones nuevas, han ganado toneladas de dinero y le pagaban mejor”.

Sin embargo, unos días antes de hablar con él, Cutler había recibido llamadas de su representante en el congreso de California. Le pedía que, como reconocido experto mundial en aves de postura, le explicará por qué el precio del huevo en California era el doble del resto de todo el país.

“Sencillamente les dijo: ‘Porque ustedes votaron por ella’. ¿Se acuerdan de la Propuesta 2, de la que estuvimos en contra y explicamos por qué?” y continúa el relato: “Ustedes estuvieron a favor y como prohíben que se traiga huevo de otros estados en donde no se cumpla con las mismas normas, por eso es que los huevos cuestan el doble que el resto del país”.

Este es un claro ejemplo de lo que el consumidor pensó que era algo muy bueno y al final resulta que tiene un costo, que se le pasa al consumidor.

“Así como esto, va a resultar con otras cosas; el consumidor desgraciadamente, no tiene el conocimiento de lo que es la producción avícola comercial”, explica Cervantes. “La gente cree que la comida crece en el supermercado. Hay que hacer más labor, explicar por qué hacemos lo que hacemos y cómo se llegó a ello, porque de hecho nos están pidiendo que regresemos básicamente a los años 40.

“Yo no tengo problemas con que se les dé acceso a ese tipo de alimentos, simplemente que no sea una medida en la que estén obligando a todo el mundo a seguir las mismas normas. Y menos en Latinoamérica donde nos falta mucho todavía”.

 

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