Cómo medir la integridad intestinal

La metodología desarrollada permite una mejor comunicación y toma de decisiones en las compañías avícolas.

La integridad intestinal es muy importante para la salud y el
desempeño animal. De hecho, el tubo gastrointestinal presenta un aumento de
tamaño y funcionalidad en las primeras etapas de la vida de las aves (Maiorka
et al., 2000). Esto se debe a que este sistema es responsable de digerir y
absorber nutrientes, además de que desempeña un importante papel en el
desarrollo de la respuesta inmunitaria de los animales, una vez que actúa como
barrera contra patógenos y está en comunicación continua con el tejido linfoide
asociado al intestino (GALT) y las bacterias intraluminales (Mittal y
Coopersmith, 2014).

En la industria avícola, la integridad del tubo gastrointestinal de
la aves se relaciona con un mejor desempeño y más rentabilidad. Desde que
empezó la industria, la preocupación por la salud intestinal resultó en el uso
de antibióticos como promotores del crecimiento, con el objetivo de reducir el
desafío microbiano en el lumen intestinal.

Va a ser importante el equilibrio entre la defensa del animal y el
desafío de los microorganismos para mantener la integridad intestinal. De esta
forma, en el campo, hay muchos desafíos de infecciones, nutrición y manejo que
pueden perturbar este equilibrio y resultar en enfermedades (disbacteriosis) y
reducción del desempeño.

A pesar del cuidado especial de la integridad intestinal, no siempre
es clara para la mayoría de los veterinarios avícolas la definición de lo que
esto significa y qué parámetros deben evaluarse para determinar dicha
integridad.

La industria avícola busca el costo y la rentabilidad, de tal
manera que no siempre es fácil establecer en cifras, cuán problemáticas son las
enfermedades intestinales para la producción avícola.

Este artículo trata sobre los aspectos morfológicos y fisiológicos
del tubo gastrointestinal en pollos, del establecimiento del concepto de
integridad intestinal y de mostrar cómo medir la salud intestinal, mediante un
método numérico sistemático desarrollado por el Laboratorio de Patología Aviar
de la Universidad Federal de Paraná, de Brasil.

Morfología y fisiología
aviares, e integridad intestinal

El tubo gastrointestinal está constituido de cuatro capas
generales: la parte externa llamada serosa, seguida de la muscularis externa,
la submucosa y la mucosa, que es la más interna. La capa interna o mucosa es el
epitelio y la lamina propria.

Hay tres tipos celulares en el epitelio intestinal: 1) enterocitos,
que son las células columnares con borde en cepillo del lado del lumen, en
donde termina la digestión y se absorben los nutrientes; 2) células
caliciformes responsables de la producción de moco y 3) células
enteroendocrinas que realizan el control de las funciones intestinales.

Las vellosidades del epitelio intestinal están cubiertas de estas
células que se generan en las criptas y están diferenciadas a lo largo de
ellas; terminan el ciclo de vida en la parte superior de la vellosidad, donde
se da la descamación de la célula muerta. A lo largo de todo el tubo intestinal
se pueden encontrar células inmunitarias, que son muy importantes para mantener
la homeostasis del sistema.

De acuerdo con Mittal y Coopersmith (2014), para definir la
integridad intestinal es adecuado considerar componentes subcelulares,
celulares y de órganos. A nivel subcelular, las actividades de oxirreducción cambian
cuando hay enteritis séptica. A nivel celular, se reduce la proliferación de
criptas con un aumento simultáneo en la apoptosis de criptas y vellosidades. Y
al final, todos estos eventos resultan en una alteración general del órgano,
que pueden observarse en una necropsia.

Microbioma intestinal e
inmunidad del huésped

En todo el intestino hay una relación muy cercana entre el huésped
y la microbiota, los microorganismos que habitan la mucosa. La colonización
microbiana empieza antes del nacimiento, cuando pasa la microbiota de las
reproductoras a la progenie a través de la cáscara de huevo, poco después de la
postura (Gantois et al., 2009). En los primeros días de edad, el ecosistema no
es estable, por lo que muchas condiciones ambientales y nutricionales podrían
afectar esta colonización.

En el pollo, la mayoría de los microorganismos son bacterias, pero
aún no se termina la identificación completa de éstos (Apajalahti, 2005). La
abundancia y diversidad de la microbiota del pollo varía a lo largo del tubo
gastrointestinal, y como es de esperarse, las regiones que tienen condiciones
menos tolerables y un pasaje más rápido del contenido, presentan cantidades más
bajas de bacterias (Bailey, 2010). La densidad de bacterias en el tubo
gastrointestinal va a aumentar con la edad de los animales.

De acuerdo con la revisión de Bailey (2010), en el buche hay una
gran población de lactobacilos, mientras que en el proventrículo, el ambiente
altamente ácido es menos hospitalario para microorganismos. Sin embargo, en la
molleja se encuentra una población sustancial de lactobacilos, enterococos y E. coli. El intestino delgado presenta
principalmente anaerobios facultativos, pero también se han encontrado
lactobacilos y algunos anaerobios obligados, como los clostridios. Los ciegos
de un pollo de cuatro semanas de edad están dominados por bacteroides,
eubacterias, bifidobacterias, lactobacilos y clostridios.

Estas diferentes especies de microorganismos están en constante
competencia por los nutrientes y sitios de unión dentro del tubo
gastrointestinal, proceso llamado exclusión competitiva. La mayoría de los
microorganismos van a secretar diferentes moléculas, tales como ácidos grasos
volátiles y bacterinas para cambiar el ambiente e inhibir el crecimiento de
otras especies de microorganismos.

Además, es muy importante la interacción entre la microbiota y el
huésped para desarrollar el sistema inmunitario. Las defensas innatas del
huésped, como las α-defensinas y las mucinas ayudan a prevenir que las
bacterias atraviesen la barrera de la mucosa (Hooper y Gordon, 2001).

Hay protección adicional cuando el sistema inmunitario del huésped
reconoce estos microorganismos y desarrolla una respuesta inmunitaria humoral o
celular contra ellas, lo que puede ayudar a mantener o a inhibir que dichos
agentes colonicen el lumen intestinal del huésped. Esto se conoce también como
inmunidad de inclusión/exclusión (Everret et al., 2004, Kawamoto et al., 2012).
La intensidad de la reacción inmunitaria va a determinarla y va a depender de
la forma en que interaccione el microorganismo con el huésped. Normalmente, el
microorganismo patógeno va a intentar adherirse a o invadir las células
epiteliales, mientras que las bacterias comensales no lo hacen, lo que resulta
en diferentes cantidades de moléculas proinflamatorias, como las citocinas, con
niveles altos de estas moléculas, en el primer caso.

Es básico el desarrollo de la tolerancia inmunitaria a la
microbiota en el huésped para reducir el proceso inflamatorio, lo cual podría
afectar el desempeño animal, que se adquiere con la presencia constante del
microorganismo comensal. De hecho, la microbiota promueve cambios sustanciales
en la morfología intestinal, tales como la arquitectura de las vellosidades, la
profundidad de las criptas, la proliferación de células madre, la densidad de
los vasos sanguíneos, las propiedades de la capa mucosa y la maduración de los
tejidos linfoides relacionados con la mucosa (Sommer y Backhed, 2013).

Método de epidemiología para
evaluar la integridad intestinal

Para la industria avícola, la integridad intestinal óptima se
correlaciona con la ausencia de lesiones en el tubo gastrointestinal durante la
necropsia, lo cual tiene que ver con el buen desempeño animal.

Pero cuando se observa una mala integridad intestinal, es muy
difícil establecer la causa correcta de la misma, una vez que hay muchos
factores que podrían afectar dicha integridad intestinal (es decir, Eimeria, condición del manejo, calidad
de los ingredientes del alimento, etc.).

El punto crítico para monitorear la integridad intestinal y los
posibles factores que pueden afectarla, es escoger un buen proceso de muestreo.
En todos los estudios epidemiológicos, el muestreo debe tomarse
sistemáticamente y ser representativo de la población.

Como hay muchos factores que pueden afectar la integridad
intestinal, es importante clasificar los más importantes (como condición del
manejo, estructura de la granja, zona geográfica, etc.) en diferentes estratos
y tomar muestras para necropsia con esta clasificación diferente.

Por ejemplo, considérese una compañía avícola en la que hay dos tipos
diferentes de casetas o galpones avícolas (es decir, 40 por ciento de presión
negativa de aire y 60 por ciento de presión positiva). Al escoger la granja
para monitorear la integridad intestinal, es importante muestrear en diferentes
sistemas de presión de aire, en la misma proporción que se da en la población
(es decir, 40 por ciento de muestras de casetas de presión negativa y 60 por
ciento de muestras de casetas de presión de aire positiva).

Esto permitirá contar con información real de lo que pasa en la
población, además de también comparar si los diferentes sistemas de presión de
aire promueven diferencias en la presencia de lesiones del tubo
gastrointestinal.

Esta clasificación va a permitir correlacionar los datos de la
necropsia con las posibles causas, o al menos, va a permitir considerar el
factor más importante para mejora o reducción de la salud intestinal.

Para las producción de pollos de engorde que van hasta las 8
semanas o más, la edad más adecuada para la evaluación intestinal mediante
necropsia es entre las dos y tres semanas de edad.

Índice para evaluar la
integridad intestinal

El Laboratorio de Patología Aviar de la Universidad Federal de
Paraná ha establecido un índice llamado ISI (I See Inside o Veo por Dentro),
como herramienta para generar un índice de integridad intestinal. El ISI toma
en cuenta diferentes calificaciones de la lesiones intestinales (como
inflamación, necrosis, lesiones por coccidiosis, residuos celulares, etc.),
alteraciones hepáticas, renales y pancreáticas, así como lesiones plantares, entre
otras.

Al final, todas las alteraciones se multiplican por el factor de
gravedad de la lesión (FGL). Este factor se relaciona con el grado de reducción
de la función del órgano promovido por la lesión. Como ejemplo, en el duodeno,
la necrosis de la mucosa tiene un FGL de 3, mientras que la inflamación de 1,
porque la necrosis reduce mucho más la función del duodeno de digerir y
absorber, que la inflamación. Sin embargo, una calificación de 3 (muy grave) de
inflamación podría tener el mismo valor de una calificación de necrosis de 1
(véase el cuadro 1).

La suma de todos los resultados de esta evaluación en cada órgano
del tubo gastrointestinal va a generar el número particular que representará la
integridad intestinal. El número máximo es el 63, que significa una integridad
intestinal muy mala.

Esta cifra va a ayudar al veterinario a manejar la salud intestinal
de la parvada de pollos de engorda y a tomar decisiones económicas y técnicas
para controlar o prevenir el aumento del problema. De la misma forma, la
evaluación permitirá verificar si la decisión fue la correcta, después de
haberse aplicado.

Este ISI facilitará la comunicación del veterinario con otros
profesionales avícolas, una vez que ya no se necesitará entender los términos
técnicos patológicos para cuantificar la intensidad del problema.

Conclusiones

La integridad intestinal está altamente correlacionada con el buen
desempeño animal y la rentabilidad en la industria avícola.

El equilibrio entre la microbiota intestinal y la respuesta
inmunitaria del huésped va a ser importante para mantener la integridad intestinal
y la producción animal.

Hay muchos factores que pueden afectar a este equilibrio y promover
una disbacteriosis. Debido a esto, podría ser de gran ayuda un monitoreo
sistemático del tubo gastrointestinal mediante necropsias para evaluar la
integridad intestinal y encontrar soluciones cuando se den los problemas.

La aplicación del muestreo correcto de los animales para las
necropsias va a reducir el número de animales a evaluarse y va a indicar de
forma más precisa cuál es el factor más relacionado al problema.

El uso del índice especial ISI va a ayudar a medir de forma más
rápida la integridad intestinal y a evaluar las posibles soluciones. Además,
el ISI facilita la comunicación entre los diferentes profesionales, lo que
permite que la gente tome decisiones económicas y técnicas.

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