Conave renueva metas gremiales avícolas en sus 25 años

Ecuador es un país sui genéris en la región en varios aspectos, y su avicultura no escapa de tener ciertas particularidades que le dan un carácter específico que vale la pena profundizar.

Ecuador es una de las pocas economías regionales que ha cedido su soberanía monetaria y mueve su economía con la considera divisa universal: el dólar estadounidense. Lo es desde comienzos de este siglo XXI y sus implicaciones son todavía motivo de amplio debate.

Una de ellas es la poca competitividad de su aparato productivo, sobre todo de cara a las exportaciones de bienes de consumo. Esto podría explicar en buena parte que Ecuador, pese a compartir características similares y hasta ser vecino de las dos economías latinoamericanas que más han crecido en los últimos 10 años (Perú y Colombia, en ese orden), el año pasado apenas alcanzó un crecimiento del 1 por ciento.

En el caso concreto de la avicultura, a pesar de estar dolarizada como el resto de su economía, no puede aprovechar dicha condición para ser más competitiva y proyectarse internacionalmente (puede exportar a algunos destinos extracontinentales, por lo menos desde el papel de los acuerdos comerciales y sanitarios).

Ya en este punto empezaríamos a hablar de sus particularidades avícolas. Si bien cuenta con recursos en dólares, lo que le salvaría de los vaivenes de la devaluación, los avicultores ecuatorianos no pueden aprovechar los precios favorables de los granos por una disposición gubernamental que les obliga a proveerse de agricultores locales, con producciones ineficientes y altos costos comparativos de producción.

La Corporación Nacional de Avicultores de Ecuador (Conave), liderada por la ingeniera agropecuaria Diana Espín, explicó recientemente la principal razón para la escasa competitividad de esta agroindustria: la protección gubernamental a los cultivadores locales, la cual eleva artificialmente uno de los principales insumos de esta actividad, como lo es el maíz amarillo duro.

Afectados por proteccionismo

En un corto y muy bien explicado video, Conave afirma que los avicultores ecuatorianos deben comprar el maíz que necesitan a un sobreprecio de US$17 el quintal (100 kilos), cuando en el mercado internacional esa misma medida se cotiza a US$8. Esta anomalía del mercado se da por la exigencia que hace el Acuerdo Ministerial No.134 en el sentido de que los agroempresarios ecuatorianos deben comprarles sus cosechas a los cultivadores nacionales.

Antes de asumir la dirección de Conave, Diana Espín fue directiva de Bioalimentar (empresa de balanceados pecuarios) y trabajó en la Subsecretaría de Comercialización del Ministerio de Agricultura, entre otras responsabilidades. (Alexander Barajas)

Esto hace que en las estructuras de costos se necesiten US$2.37 para producir un kilo de pollo. Eso es casi 30 centavos de dólar más que en México (US$2.10) y cerca de un dólar más que lo que vale en Perú (US$1.48). Nomás en la vecina Colombia, la misma cantidad de carne de pollo se consigue a US$1.76; todo citando cifras de la Asociación Latinoamericana de Avicultura (ALA).

Para este año, la cosecha ecuatoriana de maíz amarillo duro se estima en 1.3 millones de toneladas, de las cuales 900,000 toneladas serían utilizadas por la agroindustria como insumo. Espín, en nombre de sus afiliados a Conave, solicita que con el nuevo ámbito político del país se revise dicha imposición para que se liberen los precios y se acerquen a las cotizaciones internacionales.

El año pasado, desde Conave se afirmaba también que “en 2017 el diferencial de precio pagado por maíz es superior a US$150 millones, considerando el precio de importación de Colombia, y de US$70 millones aproximadamente bajo los aranceles actuales que aplica Ecuador”.

Tal anomalía ha acarreado mayores costos de producción comparados dentro de la región, un fomento del contrabando y baja competitividad. En este punto, la directora de Conave, una de las escasas lideresas gremiales nacionales del sector avícola en América Latina (otra particularidad ecuatoriana), quiere recalcar que desde su arribo a la corporación se trabaja en un mayor rigor estadístico de la información en este rubro.

“Cuando llegamos en febrero de 2018, nos pusimos dentro de nuestros propósitos corporativos la construcción de indicadores más confiables. No era difícil pensar que manejábamos más datos que verdaderas estadísticas. Esperamos a partir del segundo trimestre de 2019 contar con estadísticas que tengan un rango de error mínimo y validadas por todos los colegas de la cadena”, afirmó.

Representatividad gremial

Conave nació en 1994, heredera de procesos asociativos previos como la Corporación de Incubadoras y Reproductores de Aves (IRA, 1991) y la Federación Nacional de Avicultores de Ecuador (Fenave, 1993). Según información suministrada por Espín, Conave está conformada por 14 asociados que representan el 80 por ciento de la producción de la carne de pollo, el 65 por ciento de la carne de pavo y el 25 por ciento del huevo de mesa ecuatorianos.

Lo anterior puede dar una idea de los distintos grados de informalidad y/o asociatividad por rubro avícola en Ecuador. “Existen varias asociaciones regionales de productores, pero la única entidad con alcance país es Conave”. Tal representatividad se vio plasmada en enero de este año, cuando la corporación logró gestionar, luego de varios meses y bajo el liderazgo de Espín, que el Ministerio de Agricultura expidiera el Acuerdo 005 en el que se institucionalizaron los días del Huevo de Mesa y el Pollo Ecuatorianos.

Ambas celebraciones buscan incentivar el consumo de estos alimentos entre los ecuatorianos, con lo que Ecuador muestra otra particularidad: en vez de uno, celebra desde este año dos días del huevo: el mundial y el nacional. En este aspecto, Ecuador muestra un interesante potencial de crecimiento, pues su consumo per cápita es de 227 huevos al año (14 kg).

En carne de pollo, la diferencia con sus vecinos no es tan uniforme, ya que alcanza los 32 kilogramos de ingesta promedio (muy similar a Colombia, pero lejano del promedio peruano). No obstante, una parte importante de este consumo se sustenta en importaciones, que tienden a mantener los precios contenidos, pues la industria avícola propia podría atender la demanda.

Por último, y vinculado con la imposición de compra a maiceros nacionales, el empleo avícola en Ecuador muestra unas cifras de algún modo “impresionantes”. Para Conave, la cadena avícola genera 220,000 empleos directos, la mitad de Colombia pese a tener un tercio de su población total. La explicación: 190,000 de esos puestos de trabajo se dan en la producción de granos y solamente 31,780 empleos corresponden a la cadena avícola propiamente.

Ecuador procesa más de 3.2 millones de toneladas métricas de alimento balanceado para animales de producción. De esa cifra, el 62 por ciento corresponde al negocio avícola.


El tamaño del negocio avícola ecuatoriano

El valor de la producción avícola ecuatoriana habría crecido 147 por ciento entre 2005 y 2017, representando un valor global de US$2,055 millones (2 por ciento del PIB nacional, 18 por ciento del PIB agropecuario y 23 por ciento del PIB pecuario). El más reciente informe de Conave, susceptible de próximas correcciones, habla de una población de 2.9 millones de reproductoras pesadas, 240,000 reproductoras livianas, 12.5 millones de ponedoras comerciales, 300 millones de pollos de engorde y 1.5 millones de pavos cada año. Estos animales generan 563,000 toneladas de pollinaza y gallinaza anualmente. El pollo y el huevo pesan el 12 por ciento en la composición de precios en la canasta básica de los ecuatorianos, dentro del rubro “alimentos y bebidas no alcohólicas”, igualando a los lácteos y siendo superado solamente por frutas y verduras, entre 14 ítems.

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