Producir pollos de crecimiento más lento puede representar un buen mercado de nicho, pero hay que cuidar el equilibrio de la producción.
Al igual que otros avicultores holandeses, Johan Leenders produce pollos de lento de crecimiento en el pueblo de Swifterbant, al noreste de Lelystad. Cambiaron de los pollos convencionales de rápido crecimiento en 2008, primero, por decisión propia, pues querían tener menos estrés en el trabajo —si consideramos que solo él y su madre manejan la granja—, y luego porque, a partir de 2014, hubo presión de diversas organizaciones.
La producción no es como la de antes
En la revista de Industria Avícola de octubre 2018, mostramos con más detalle cómo es esta producción en Holanda. Además de las instalaciones como las de otros productores holandeses de estos pollos, Leenders también cuenta con colectores de agua de lluvia y paneles solares.
La producción de carne de pollo no es igual a la de antes. Pero aquí lo interesante es que “el mercado paga más”, señaló Leenders. Con una conversión alimenticia de alrededor de 2, los 40,000 pollos que produce en 56 días llegan a un peso de 2.4 a 2.5 kg.
Si todo sale bien, la mortalidad total es mucho menor al 2 por ciento. “Ya no recogemos 10 o 15 pollos muertos por inspección, como antes, si acaso uno o dos. Es el óptimo, en donde ya no crecen tan rápido, pero mueren menos”.
La producción es de machos y hembras juntos que se alimentan con cuatro alimentos diferentes, empezando con un preiniciador. Leenders produce su propio trigo, que mezcla en la granja con el concentrado proveniente de la planta de alimentos. La planta cuenta con un nutriólogo o nutricionista, aunque es el avicultor el que decide si añade el trigo y en qué cantidad.
Las plantas de alimento y sus nutriólogos se basan en las recomendaciones de las casas genéticas, pero hacen sus propias pruebas y, al ser independientes, toman sus propias decisiones.
Como las tierras de cultivo de la granja son orgánicas, la pollinaza también lo necesita ser para fertilizarlas. Usan paja como materia de cama, “porque es mucho mejor como materia orgánica para fertilizar las tierras”.
El mercado es el que manda
En muchos países, la producción de pollos de lento crecimiento puede representar una opción, pues nos sugiere un interesante mercado de nicho para aquella pequeña franja de la población con alto poder adquisitivo. Este nicho quizás esté alejado de los vaivenes de la oferta y la demanda, pues los márgenes de utilidades pueden ser más altos; sin embargo, el costo de producción también es mayor.
Pero en Holanda, donde este pollo es la norma en todos los supermercados, el principal desafío al que se enfrenta este avicultor holandés es al de la oferta y la demanda. Hoy en día, parece no haber ningún cambio en esta relación.
Equilibrio de la oferta y la demanda
“Siempre hay estar al tanto de lo que necesita el mercado, hay que seguirlo. Si se va a dar un valor agregado, hay que estar seguros de que existe la demanda y que no haya un superávit”, consideró Paul van Boekholt, gerente global de marketing de la casa genética Hubbard.
En la actualidad, esto representa para Leenders un problema porque, al nivelarse la necesidad, la industria y el mercado sienten en estos momentos una fuerte presión. Hoy, se ve forzado a producir un 10 por ciento menos de lo que solía producir normalmente. “Es una gran baja y un gran desafío”.
Leenders dijo que incluso podría llegar al punto en que ya no produzca pollos, en función de cómo se siga comportando el mercado. Es por eso que también cambiaron del concepto de pollos convencionales a los de lento crecimiento. “Los precios del pollo tradicional eran demasiado bajos”, señaló, y por eso ahora producen con un valor agregado inherente.
El supermercado es el que le dice a la planta de procesamiento cuánto pollo va a necesitar y esta, a su vez, coordina el volumen. “De esta forma, se hace una previsión y se ve que no haya demasiadas granjas que produzcan el mismo concepto de pollo más caro”, añadió Van Boekholt.
Debido a que hace unos años los conceptos de Pollo del mañana y de Mejor vida (Beter Leven) eran un mercado prácticamente nulo, todos intentaron cubrir la demanda rápidamente. “Pero ahora estamos en la situación en que se debe encontrar un equilibrio, sin sobreproducción ni escasez”. Los productores tienen ese desafío, ya que el mercado está lleno. Es un equilibrio muy sutil que, de romperse, causaría muchísimo daño financiero.
Es un desafío también, porque en Holanda la industria no está integrada de la forma en que la integración se hace en otras partes del mundo. “Sin embargo, no lo cambiaría por nada”, comentó Leenders. “Estoy feliz de trabajar con estos pollos, de cómo se producen”. Difícilmente regresaría a producir pollos convencionales, agregó.
Manejo y enfermedades que regresan
También mencionó que hay algunas enfermedades “antiguas” que están de regreso, como el Marek, pero que realmente no afectan en el resultado de la producción al usar una bioseguridad meticulosa, así como una buena limpieza y desinfección entre ciclos.
Su manejo es diferente porque no necesitan estar en su nivel de crecimiento más alto. Por ejemplo, “si alguno se resfría, apenas se nota, quizás en el consumo de alimento o agua, y un poco en el peso, pero no mueren”. Hacen frente mejor a las enfermedades y se pueden recuperar. Su conducta también es diferente, pues caminan y se mueven constantemente. Mediante cámaras, vigila que las aves coman y beban, y se muevan. Cuenta con sistemas automáticos que pesan 4,000 aves al día.
Calidad del agua
La vigilancia de la calidad del agua en la avicultura europea es una constante. Para verificarla, cuenta con sensores de luz colocados al 95 por ciento final de la tubería, que evalúan factores como la turbidez. Purgan dos veces al día las tuberías mediante un sistema automático. En cuanto se colocan los pollitos, el sistema refresca el agua cada cuatro horas (no precisamente la purga) para que no esté demasiado caliente. “Lo que se desea es que el agua no se quede inmóvil en las tuberías por tanto tiempo”.