Ambientalistas denuncian excesivo gasto energético en transporte y recientes escándalos sanitarios en el gigante asiático
El portal Gastronomia & CIA informó el pasado 8 de noviembre que “el FSIS (Servicio de Inspección e
 Inocuidad de los Alimentos, por sus siglas en inglés), agencia de la Food
 and Drug Administration (FDA) responsable de estas cuestiones, ha aprobado el
 proceso y se enviarán pollos de Estados Unidos a China para ser procesados y
 devueltos al país para ser comercializados”.
A renglón seguido, el mismo medio
 señaló que “parece ser que con esta operación los empresarios estadounidenses
 obtendrán un gran ahorro económico, sin importar el sobrecoste energético o
 medioambiental que ello suponga”, especificando que “en China los costes
 laborales son significativamente inferiores. En Estados Unidos se paga a unos US$11 la hora en las plantas procesadoras avícolas, en el país asiático un
 trabajador gana una media de US$326 mensuales, lo que supone un dólar por
 hora de trabajo”.
Como antecedente, la información
 mencionó el caso del pescado o marisco estadounidense, “los procesadores del
 noroeste del país envían parte de sus capturas, salmones de Alaska y cangrejos
 Dungeness (variedad que habita en la costa oeste de América del Norte) a China
 para su procesamiento, posteriormente son enviados a Estados Unidos, con esta
 operación obtienen un ahorro significativo de costes. Para empezar, el proceso de
 eliminación de espinas del salmón de forma manual cuesta en Estados Unidos un
 dólar, en China supone una quinta parte”.
Desde el mes de marzo se conocía que el USDA
 (Departamento de Agricultura de Estados Unidos) tenía la intención de aprobar
 este procedimiento comercial, el cual representa un viaje de ida y vuelta de los pollos de más de 22,000
 kilómetros, lo que supone un excesivo sobrecoste
 energético, un incremento significativo del volumen de gases contaminantes que
 se emiten a la atmósfera, y además “se teme por la calidad y la seguridad del
 pollo procesado en el país asiático, algo lógico teniendo en cuenta que China
 encabeza el ranking de los escándalos alimentarios”.