Chilenos buscan darle mejor sabor a la harina de plumas

La firma Protera, con inteligencia artificial, reorganiza la estructura molecular de este desecho avícola con el fin de hacer harinas más apetecibles para otros animales de producción, como salmones y bovinos.

El 90 por ciento de las plumas de aves de corral está conformado por proteínas que, debido a su estructura, no ofrecen condiciones de textura, color y sabor apetecibles para ser aprovechadas como ingrediente principal en alimentos concentrados destinados a otros animales de producción.

Por esto, hasta ahora, la harina de plumas solamente aporta en promedio el dos por ciento en la formulación del balanceado para otras especies destinadas a la producción de proteína animal, incluidos peces y cuadrúpedos.

Buscando superar esta limitación para aumentar el aprovechamiento de las plumas y disminuir el peso de la soya en las actuales preparaciones de concentrado, la empresa chilena Protera, con menos de cuatro años de existencia, desarrolló un interesante procedimiento para el diseño de proteínas.

De acuerdo con el santiaguino Diario Financiero, “Protera es una firma dedicada al diseño de proteínas capaces de cambiar las propiedades de los alimentos, como el color o sabor, aplicando tecnología. Para ello, desarrollaron la plataforma Molecular Affinity Dynamics Interface (MADI), la cual, a través de inteligencia artificial, crea maquetas en 3D de las proteínas”.

En 2018, este emprendimiento logró diseñar una proteína que transforma la composición de las plumas de pollo “para generar una harina con mejores características digestivas a las que hoy utiliza la industria de alimentación animal. La idea es tomar estos desechos para reconstituirlos en un proceso más natural y con esto mejorar la calidad de la harina”.

Juan Carlos Duarte, Leonardo Álvarez, Francia Navarrete, los jóvenes cofundadores de Protera, explicaron el impacto esperado de esta innovación: “15 por ciento de la composición de los alimentos para animales proviene de la soya, un 2 por ciento de harina de plumas; el resto son aceites y lípidos, entre otros aditivos. Buscamos reemplazar la soya debido a que su uso compite con la alimentación humana, pues los agricultores deben destinarla para alimentación animal, en cambio, las plumas son un desecho de la agroindustria”.

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