La Calera: la defensa del huevo como estrategia

Para esta empresa peruana, producir huevos no es solo tener gallinas, sino el respeto al trabajo, un plan de comercialización y el abanico de productos.

En Perú, como en otros países, las diferentes crisis políticas, ambientales, sociales o económicas han sido una constante. La familia Masías llevaba desde 1930 en la agricultura extensiva, pero en 1968 con la Ley de Reforma Agraria perdieron sus tierras. Fundaron entonces el negocio avícola.

Primero, produjeron pollitos para engorde, pero luego consideraron que en esa época era más estable la producción de huevos.

En aquellos tiempos, Perú estaba cerrado a las importaciones y no había acceso al financiamiento. Luego, de la misma Ley de Reforma Agraria y a través de gestiones de Tayo Masías, fundador de la empresa, se emitió la Ley de Inafectación, por la cual una familia podía quedarse con una porción de hasta 100 hectáreas de tierra, siempre y cuando la familia del propietario se mudara a vivir y trabajara en el campo. Eso es relevante, pues vivir directamente en el campo, en contacto con la operación y la gente, lo cambió todo.

Dos aspectos fundamentales

“La base de nuestro negocio no son ni las gallinas, ni el maíz, ni la tecnología, ni la eficiencia. Eso viene después”, afirmó Vasco Masías, director comercial de La Calera. “La base de nuestro negocio es el trabajo y el respeto a las personas”.

Ese respeto permitió que más del 60 por ciento de los muchachos de la comunidad de la empresa estudiaran en la universidad. Al regresar a La Calera, su casa en los 1980, se generó un despegue de las innovaciones que marcó esa gran diferencia que hoy tiene la empresa respecto a otras granjas.

Esta cercanía y trabajo con la gente logró que, en esa misma época en la que en Perú hubo una guerra interna del terrorismo contra “lo que era productivo”, La Calera gozara de 15 años de una burbuja de paz en medio del problema, lo que le dio una ventaja enorme. En esos años se desarrollaron las mejoras en el sistema de jaulas, en pruebas de diferentes líneas genéticas, mejoras en el proceso de vacunación o la fábrica de biogás a partir del guano de gallina, entre otros.

Además, comenzaron a reciclar papel para producir las bandejas de los huevos y pusieron la fábrica de aceite acidulado para reducir el costo de energía.

Hoy en día, La Calera tiene 6.5 millones de gallinas en producción de las líneas Lohmann y Hy-Line en dos complejos distribuidos en la zona de Lima e Ica. De acuerdo con la base de datos de IndustriaAvícola.net, La Calera es el noveno productor de huevo más grande de Latinoamérica y es el más grande de Perú.

De ingrediente a producto

El director comercial de La Calera diseña la estrategia comercial de la empresa y todo lo que tiene que ver con la visión comercial a futuro. Para él, lo más importante es defender el huevo. “Es un superalimento que está subvaluado”, afirmó.

Según Masías, el huevo compite hoy en día con el gasto en celulares, con el corn flakes o con una ida al cine en un mismo presupuesto familiar. En la actualidad, en Perú el precio de los huevos al público varía de cuatro soles a seis soles por kilo (US$1.20 a US$1.80 dólares/kg).

El huevo se vende por kilo, pero también por marca, pues “una cosa no impide la otra”. Pero “nuestro objetivo es generar valor al huevo, sacarlo de la categoría ‘ingrediente’ y llevarlo a la categoría ‘producto’. Para eso, se necesita hablar bien del huevo y tener una marca”.

Todos los comerciales de La Calera en los últimos 10 años se han enfocado en el huevo y no en decir que su producto es mejor que el del otro. “Hablamos bien del huevo. Es parte de la estrategia de marca y de hacer crecer el consumo”, comentó. Es así como implementan una estrategia de diferenciación, de segmentación, múltiples canales y todo un desarrollo comercial sofisticado.

Dentro de este desarrollo está la empresa de ovoproductos Ovosur, que “casi sin temor a equivocarme debe ser la empresa más sofisticada en ovoproductos en Latinoamérica”. Otra empresa vinculada es Abonos Vivos Ecológicos (AVE), de fertilizantes a partir de la gallinaza.

Sostenibilidad en el largo plazo

Como una reflexión para la industria en general, Masías considera que lo que les ha funcionado “es que no solo nos vaya bien a nosotros, sino crear todo un ecosistema de bienestar, con el pueblo cercano a los trabajadores, con las empresas relacionadas. Si a todos nos va bien, creamos una industria mucho más estable, más sana”.

En nuestros países tenemos dos cosas muy importantes: el crecimiento de la clase media y el serio problema de nutrición, que es la anemia y la obesidad. El huevo puede ser un gran aliado para combatir este grave problema.


Vanguardia en ovoproductos

Ovosur es la empresa de ovoproductos que fundó Vasco Masías en 1997 en Perú, país caracterizado por una multiplicidad de etnias y grupos como la gente de origen chino y japonés, que tienen múltiples formas de consumo. “Esto nos llevó desde el primer día a desarrollar mucha variedad de productos diferentes”. Cuentan con cerca de 100 SKU diferentes de ovoproductos.

“Solamente en clara en polvo tenemos 14 tipos diferentes, pues nuestro foco está en ayudar a los clientes industriales a utilizar las herramientas que tienen los ovoproductos”. La clara, por ejemplo, tiene siete tipos de proteínas que funcionan distinto en diversas condiciones.

Ovosur tiene presencia de Panamá a Chile en clientes industriales, además de en Asia, particularmente en Japón, Corea y Tailandia.

Programas de alimentación

El 15 de agosto de 2007 hubo un terremoto muy fuerte en Perú, cuyo epicentro estuvo cerca de la zona donde están las granjas. “Esa noche, 600 de nuestros trabajadores perdieron su casa”, contó Masías.

Ante la desesperación de ayudar a la gente de la empresa y al pueblo, desarrollaron en una sola semana —lo que normalmente tarda entre 6 y 8 meses— un producto rico y nutritivo a partir de huevo en polvo. “Lo pusimos en bolsitas y lo mandamos a la emergencia”. A las pocas semanas, sorprendidos, llegaron las fotos “que me cambiaron la vida para siempre”. La gente había creado huevos revueltos, omelets y tortillas de verduras con el producto de huevo en polvo que les habían mandado.

“Nos dimos cuenta de que, con nuestros conocimientos sobre el huevo, no solamente podíamos ayudar a una fábrica de mayonesa o de pastas a mejorar sus productos, sino que podíamos tener un impacto bien importante en gente que la estaba pasando muy mal”, sostuvo. A partir de entonces, se presentó el producto a los programas de alimentación del gobierno. En 2018, se entregaron más de 50 millones de raciones a lo largo del país, más de 3 millones de niños atendidos por día durante todo el año con un producto de huevo fortificado con hierro.

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