COVID-19: 7 lecciones avícolas aprendidas (y por aprender)

COVID-19: 7 lecciones avícolas aprendidas (y por aprender)

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En la actual coyuntura sanitaria mundial, algunas cosas han salido muy bien y otras no tanto para el negocio avícola. Aquí, siete nuevas certezas aprendidas con dureza.

  1. Entender y atender el gusto del consumidor

El pollo es la proteína más consumida en muchos de nuestros países, pero buena parte de su reinado se sustenta en comidas preparadas que se proveen en distintos tipos de restaurantes. A la gente le encanta el pollo (asado, apanado o sus deliciosas alitas, por ejemplo) en recetas que rara vez se hacen en casa, cuando no son una excusa para salir y socializar. Algo que podría hacerse a futuro es fomentar aún más estas preparaciones en los hogares u ofertarlas con más decisión con productos preparados o semipreparados para llevar desde las góndolas de los supermercados.

  1. Preferir el pollo no garantiza grandes compras

La limitante de la cadena de frío y las características socioeconómicas del consumidor latinoamericano evitan que en los aprovisionamientos de cuarentena se adquieran grandes cantidades de pollo. Somos todavía países pobres, con poca capacidad de congelación en los hogares. Valdría la pena avocar el enorme reto de crear empaques larga vida para el pollo, que no requieran refrigeración o congelación. La falta de este desarrollo limita, entre otras cosas, que los gobiernos puedan incluir el pollo en los actuales paquetes de ayuda, por lo que muchas avícolas han tenido que proveer el frío a estos programas para poder desbloquear sus inventarios, disminuyendo más los márgenes.

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  1. Los canales alternativos, todavía una ilusión

Las ventas a domicilio de todo tipo colapsaron por la elevada demanda, sean por teléfono o internet. Ni siquiera las grandes cadenas estaban preparadas y todavía parecen no estarlo, pues cada servicio, si se recibe, puede tardar de cinco hasta 10 días en ser despachado. Urge pensar alternativas ágiles de rápida gestión ante estos casos, desde plataformas de atención más robustas, hasta el enganche del mismo personal que transporta el pedido. Estamos en pañales.

  1. Control de precios, canto a la bandera

Ante la especulación provocada por las compras de pánico de los primeros días, los precios de los alimentos se dispararon. Con el huevo sigue la tendencia alcista. Todos los gobiernos han decretado controles de precios en los que incluyen esta proteína, pero, como era de esperarse, han tenido poco efecto práctico. Vale la pena releer aquel libro de los años 1970, ‘4,000 años de controles de precios y salarios’, en el que los sucesores de Butler y Schuettinger bien podrían agregar un nuevo capítulo de fracasos, cortesía del coronavirus.

  1. El plástico nos recuerda lo que vale

La necesidad de transportar con eficiencia y en condiciones sanitarias los alimentos en estos tiempos han puesto en evidencia que el plástico es insustituible. ¿Alguien volvió a pedir que se acaben los plásticos de un solo uso? No lo he vuelto a escuchar, y menos con la necesidad de equipo médico de urgencia como las mismísimas mascarillas, si no estamos hablando de unidades hospitalarias portátiles en PVC. ¡A ver si nos acordamos luego!

  1. Se puede operar con menos trámites

Las autoridades sanitarias y aquellas que tramitan los negocios internacionales o la simple movilización interna de cargas están encontrando en medio de la emergencia novedosos métodos para agilizar trámites. A veces, simplemente los soslayan de plano. Lo mejor: siempre que anuncian estos relajamientos nos recuerdan que se permiten “sin comprometer el estatus sanitario del país” y así ha sido.

  1. Huevo, ¿el nuevo oro?

La enorme preferencia por el huevo de mesa en las compras de cuarentena está llegando a cotas insospechadas. Desde México se emitieron esta semana reportes noticiosos de auténticos atracos a camiones transportadores, con lamentable uso de violencia. La especulación de este alimento de gran valor nutricional, todavía muy barato comparativamente y de muy fácil preparación, hace del huevo una mercancía aún más preciada. Ya lo he dicho antes: ojo también a los envíos de granos y a los de pollo de última milla. Hay que reforzar su seguridad.

Vea nuestra cobertura continua de la pandemia de COVID-19.

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