El pollo “camarada” quiere atacar de nuevo

El pollo “camarada” quiere atacar de nuevo

(Dennis Spelt | freeimages.com)

Con la debacle venezolana, Cuba está entrando en otro “periodo especial”. No tiene dinero para importar insumos avícolas y cada día son más escasos el pollo y los huevos. ¿Quién se apiadará para “venderle” estos alimentos?

Le digo “pollo camarada” a aquel que se transa entre gobiernos compinches socialistoides y que termina siendo —por la dinámica propia de las ridículas economías estatizadas— la típica comida de hoy y hambre de mañana, con pérdidas cuantiosas para los productores avícolas que, en una mezcla de presión gubernamental y el espejismo de milagrosas ventas, terminan involucrándose.

Los 45,000 barriles diarios de petróleo que se dice Venezuela regala a Cuba no están llegando como antes, y el restablecimiento de las limitaciones comerciales estadounidenses parece que están llevando a esa desgraciada dictadura a una nueva crisis como la que experimentaron con la caída de la URSS a comienzos de los años 1990, cuando se vivió el llamado “periodo especial” que amainó con la subida de Chávez al gobierno de Venezuela, empezando el presente siglo.

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Esta semana, apareció la noticia de un acuerdo comercial de Bolivia con Cuba para exportar desde el país suramericano alimentos hacia la isla, incluida la carne de pollo, cuyo déficit en Cuba venía siendo suplido por estadounidenses. A todas luces, ese anuncio tiene todo el aspecto de un regalo envenenado, de un salvavidas de cemento para los avicultores bolivianos, desesperados como están por un excedente que calculan en dos millones de pollos mensuales listos para el sacrificio.

Ellos lo deben saber, pero no está de más decirlo. Los gobiernos son malas pagas y, si son socialistoides, peor. Todavía lo lamentan en la filial uruguaya de Granja Tres Arroyos, a la que el gobierno de Pepe Mujica convenció de venderle pollo a los venezolanos. Fueron años de gestionar el pago para que la pérdida fuera menor.

Cresta Roja, en la Argentina de Kirchner, recibió un mazazo igual del que no ha podido reponerse. Ni siquiera la promesa de cancelar la deuda de los caribeños con petróleo y gas sirvió, pues los energéticos los recibía el gobierno y este se tomaba su tiempo para entregar el efectivo. Lo más probable es que el estado boliviano plantee alguna alternativa, una especie de aval oficial para facilitar las ventas a un país sin dinero.

Avicultores bolivianos: si su gobierno quiere hacer obras de caridad con recursos públicos para ayudar a la satrapía cubana, no acepten nada distinto al pago anticipado en efectivo. Miren los espejos en Argentina y Uruguay. Y la misma sugerencia va para los amigos mexicanos; no está de más con un presidente como López Obrador.

Este mes también circuló la noticia de que México dejó de producir en 10 años unos 250 millones de pollos anuales por culpa de la apertura de importaciones. No vaya a ser que les hagan cantos de sirena con letras que hablen de recuperar esa capacidad instalada para ayudar a los hermanos cubanos, que más que pollo, necesitan libertad para producir y obtener por sí mismos todo lo que quieran.

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