Los pelos que le podrían salir al huevo

De prosperar la histeria por casos de contaminación con Salmonella o la obligación de publicar información nutricional en los empaques, se encarecería innecesariamente la proteína más completa y barata del mundo.

La seguridad es un valor, pero perseguirla con carácter obsesivo no lo es tanto. A veces puede rayar en el ridículo, cuando no en costosas redundancias. Perdónenme la crudeza, pero bien dicen por ahí que al tonto no lo salva del machacón ni un martillo con instrucciones.

Esa desolación me produjo leer en la última semana dos noticias relacionadas con huevos, provenientes ambas de los Estados Unidos. Parece muy lejos para algunos, pero en este mundo interconectado y la eterna necesidad de modas periódicas, pues no sobra levantar desde ya la mano y comentar lo que me preocupa.

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La primera fue el decomiso y destrucción de 207 millones de huevos producidos en el norte de EEUU por contaminación con Salmonella. Vaya, no estamos diciendo que esa bacteria no sea peligrosa, pero es sabido que no tiene opción de hacer daño si se cumplen normas básicas de manipulación, limpieza y cocción.

¿Que puede haber contaminación cruzada? Pues sí, pero puede provenir la bacteria de cualquier otro alimento no procesado, la Salmonella es un microorganismo omnipresente, incluso puede medrar en una fruta o verdura, o en el mesón de la cocina por donde pasó el gato. Hasta unas manos sin lavar pueden transmitir la Salmonella, más que el humilde y sabroso huevo.

Existe la tecnología para pasteurizar los huevos dentro del cascarón, pero no toda la industria la tiene y como todo proceso adicional, generaría sobrecostos que inevitablemente se trasladarían al consumidor final, ¡el mismo que debería preocuparse por lo que come, cómo lo prepara o en dónde se lo preparan! Demasiado paternalismo.

La otra noticia es la solicitud que hace un productor de huevos orgánicos a la FDA para que en los empaques de este alimento se publiquen las bondades nutricionales de esta proteína, destacando su carácter de alimento saludable. Le segrega bilis que un huevo no tenga eso, pero una barra de chocolate sí.

¡Háganme el favor! ¿Quién pagaría esa etiquetita de más? Ya adivinaron. Dejemos al huevo sin pelos, que así nos gusta.

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