Sentido común en norma y noticia sobre sexaje in ovo

Sentido común en norma y noticia sobre sexaje in ovo

(Zoran Kolundzija | istockphoto.com)

Corte alemana avaló el descarte de pollitos macho de líneas livianas como una práctica razonable, hasta que exista en el mercado una opción viable que permita omitir ese procedimiento.

En Tribunal Administrativo Federal de Alemania confirmó esta semana lo que había dicho allí hace unos años un juzgado de menor jerarquía (y que es lo mismo que la industria avícola sabe desde hace décadas): es una práctica razonable con la sostenibilidad y la seguridad alimentara el descarte de pollitos de un día en las razas de ponedoras.

De esta manera, la corte dirimió salomónicamente una petición que desde partidos y organizaciones animalistas buscaban eliminar en Alemania una práctica estandarizada en todo el mundo, lo que habría puesto en enorme desventaja a la avicultura y los consumidores de dicha potencia europea.

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Y digo salomónica porque en el fallo también se conmina a que tal proceder se termine en el momento que los productores encuentren una mejor alternativa. Cosa que se sabe puede empezar a dar tan rápido como el año entrante, en la misma Alemania donde existe una opción tecnológica cada vez más accesible. Eso pone las cosas en su sitio y les da la razón a todos.

Los avicultores no son desalmados ni crueles asesinos de pollitos macho, que se ceban en ellos apenas salen del cascaron solo porque quieren. El descarte es inevitable todavía para poder sostener toda una cadena que beneficia al planeta entero, inclusive a los animalistas.

Esto hay que recalcarlo porque, en su bien intencionado y emotivo afán, los activistas no suelen llevar su argumentación hacia el terreno (ignoto para ellos) de las últimas consecuencias que tendría para el planeta el cumplimiento de sus deseos.

Bueno, eso si partimos del dudoso supuesto de que permitan al resto del mundo la opción de escoger si come alimentos de origen animal o no. Pero digamos que sí, entonces no quieren que esos pollitos sigan muriendo con unas pocas horas de vida. ¿Qué pasaría? ¿Los dejamos libres para que se defiendan por sí solos en el bosque? ¿Los damos en adopción? ¿Obligamos a la industria avícola a que los críe pese a su pobre valor comercial y sobrecostos de todo tipo?

Esos pollitos no pueden ser utilizados para carne, pues a diferencia de las razas desarrolladas para tal fin, no generan rápidamente la musculatura ni la distribución de esta que pide el mercado (pechugas grandes, muslos gruesos).

Demoran casi 20 semanas en alcanzar el tamaño que a los pollos de líneas pesadas les toma cinco y sin las características deseadas por el consumidor. Igual morirían y se tendrían que vender a un precio mayor para que fuera viable su crianza comercial, pero ¿quién compraría un pollo menos atractivo y mucho más caro?

Al vivir más, consumen casi cinco veces más del concentrado de sus primos musculosos. Eso son millones de hectáreas más de cultivos, muchas de ellas fruto de arrasar selvas o bosques en países en vías de desarrollo; sin contar con que generarían cinco veces más metano en sus excretas. ¿Será que pueden ver “lo razonable” de su petición?

Solamente en Alemania estaríamos hablando de que habría que criar con este enorme sobrecosto ambiental a 45 millones de pollos macho no descartados cada año. Como diría cierta presentadora de un pintoresco programa de nuestra televisión latinoamericana: ¡Caso cerrado!

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