Exotoxinas: riesgo subestimado en alimentos balanceados

El enfoque hacia las exotoxinas sigue siendo de tratamiento, en vez de la prevención, pero esto puede cambiar con el uso de aditivos en el alimento balanceado.

El componente principal de las endotoxinas son los lipopolisacáridos (LPS) que le dan a ciertas bacterias sus propiedades patógenas. Solo cuando las bacterias mueren, liberan al medio ambiente las endotoxinas (como el del lumen intestinal).

Cuando esto sucede, activan el sistema inmunitario del huésped, que en última instancia produce anticuerpos que tienen como objetivo estas mismas bacterias patógenas, pero vivas (parecido a las vacunas). Si no encuentran obstáculos, las endotoxinas entran al torrente sanguíneo y causan endotoxinemia, lo que conduce a un choque séptico, si la respuesta inmunitaria es demasiado fuerte.

Aunque las endotoxinas en grandes cantidades pueden ocasionar tales efectos drásticos, como choque hemorrágico y diarrea grave, en niveles reducidos también producen fiebre, menor resistencia a las infecciones y consumo de alimento y crecimiento reducidos.

Las exotoxinas difieren de las endotoxinas

Por otro lado, lo que no es tan conocido es el hecho de que, mientras las bacterias están vivas, secretan otras toxinas llamadas exotoxinas, término usado para dar a entender que dichas toxinas están destinadas a secretarse al medio ambiente cuando todavía están vivas dichas bacterias. Claro está que, en caso de trastorno celular, se liberan también las exotoxinas almacenadas dentro de la célula, ampliando así los niveles generales de toxinas en el ambiente. Es importante destacar aquí que la vida de las bacterias es muy corta.

Las exotoxinas son compuestos sumamente potentes que ocasionan graves daños al animal, ya sea localmente (por ejemplo, en los intestinos) o mediante una infección sistémica. Una de las exotoxinas más conocidas es la que produce el Clostridium botulinum, comúnmente conocido con su nombre comercial Botox. La mayoría de las exotoxinas son proteínas y muchas de ellas son enzimas, y como tales, se reciclan mucho. Es por eso que, incluso en pequeñas cantidades, pueden ser altamente tóxicas.

Al contrario de las endotoxinas, la mayoría de las exotoxinas son termolábiles, y como tales, el procesamiento térmico del alimento balanceado puede destruir las ya existentes. Pero no hace que las bacterias dejen de producir nuevas cantidades después de procesar el alimento, durante el almacenamiento, ni claro está, en el tubo gastrointestinal del animal. Además, no todas las bacterias ingresan al organismo del animal mediante el alimento balanceado.

Aunque las exotoxinas son susceptibles a los anticuerpos que produce el sistema inmunitario, muchas son tan tóxicas que pueden ocasionar la muerte antes de que el sistema inmunitario del animal se active por completo para crear defensas en su contra. Dichos casos incluyen enfermedades como botulismo, tétanos, gangrena gaseosa, difteria, cólera, peste y varios tipos de intoxicación por alimentos. Sin embargo, en la mayoría de los casos no mortales, antes de que el sistema inmunitario pueda responder por completo, se ocasiona el suficiente daño crítico.

Enterotoxinas

En animales domésticos, las exotoxinas más importantes son aquellas que causan daños al epitelio del tubo gastrointestinal. A estas exotoxinas se les conoce como enterotoxinas. Por regla general, las enterotoxinas son producidas por bacterias grampositivas, más que por gramnegativas, aunque hay excepciones. Un ejemplo bien conocido de enterotoxina es la toxina B, producida por el Staphylococcus aureus, el cual se asocia con enfermedades de origen alimentario. Este tipo de toxina produce fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, dolor del pecho y tos persistente. Se le conoce como intoxicación alimentaria para diferenciar esta enfermedad de la enfermedad endotóxica bacteriana.

Tres modos de acción

Un tipo de enterotoxinas (invasinas) destruye la célula huésped a la que están adherida. En esencia, estas enterotoxinas hacen un agujero en la membrana de la célula huésped. Un ejemplo de dichas enterotoxinas es la hemolisina producida por la Escherichia coli, que ocasiona diarrea hemolítica.

Otro tipo de enterotoxinas, conocidas como toxinas superantígenos, producen una sobrestimulación del sistema inmunitario, lo que lleva a choque sistémico. Así es la exotoxina que secreta el Staphylococcus aureus.

Por último, al tercer tipo de enterotoxinas se les conoce como toxinas A-B, porque tienen dos subunidades. La subunidad A se adhiere a la célula huésped y perfora la membrana, lo que permite que la subunidad B entre a la célula y ocasione el daño. Así es la enterotoxina producida por el Vibrio cholerae.

Algunas exotoxinas solo atacan tipos específicos de células, pero la mayoría (como las producidas por estafilococos, estreptococos y clostridios) tienen una actividad citotóxica muy amplia, por lo que dañan a varios tipos de células y tejidos, lo cual resulta en necrosis del tejido. Por ende, el problema muy persistente de diarrea hemolítica en cerdos y la igualmente grave enfermedad de enteritis necrótica en aves se atribuye a las exotoxinas.

Ponga en práctica la teoría

Con la finalidad de comprender mejor a las exotoxinas, es importante hacer una analogía con las micotoxinas, las primeras son toxinas producidas por bacterias, las segundas, por hongos.

En la actualidad, se agradece mucho la importancia de controlar a las micotoxinas, pero el control de las exotoxinas sigue estando en la esfera de los tratamientos terapéuticos, en lugar de una intervención estratégica y la prevención. No obstante, si de nueva cuenta tomamos el ejemplo de las micotoxinas, sería posible controlar las enterotoxinas con mecanismos similares, pero, hasta ahora, en lo que concierne a la eficacia de suplementos de alimentos balanceados sobre las enterotoxinas, ha habido escasez de información. Esto a pesar de que nos encontramos en una era en la que la nutrición y la prevención de enfermedades están vinculadas firmemente y se descubren nuevas funciones en los productos existentes.

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