Estrategia de alimentación de pollitos desde el primer día

En esta estrategia se encuentra el uso combinado de bajo calcio y de proteínas funcionales en dietas preiniciadoras.

¿Qué edad tiene un pollito de un día? Esta es una pregunta retórica, pero de vital importancia. Los responsables de las incubadoras probablemente consideran pollitos de un día a aquellos que justo acaban de eclosionar. Sin embargo, desde el punto de vista del avicultor, el momento en que el pollito llega a la granja se considera como el punto de partida a partir del cual se empieza a contar. Por lo tanto, la pregunta debería ser: ¿Cuántos días u horas de vida tiene un pollito en el momento de su llegada a la granja?

Para definir “edad” de manera correcta, debemos tener en cuenta que el tiempo entre la eclosión y la llegada a la granja puede variar mucho. Los pollitos no eclosionan todos exactamente al mismo tiempo; existe una ventana de nacimientos (figura 1), y el tiempo entre el primer eclosionado y el último puede llegar a las 24 horas. Una vez que han eclosionado, deberán vacunarse, clasificarse por sexo (según sea el caso) y transportarse a sus respectivas granjas. Este período previo al alojamiento puede ser superior a las 40 horas.

(Cortesía de Trouw Nutrition, arte de Industria Avícola)

Alimentación después de la eclosión

Las incubadoras o nacedoras tradicionales se caracterizan por ser oscuras y sin apenas espacio para albergar comederos/bebederos debido a la cantidad de pollitos y restos de cáscaras. Este hecho dificulta considerablemente poder alimentar los pollitos recién eclosionados en estas circunstancias. Varios estudios han demostrado que cuanto más tardan los pollitos en recibir su primer alimento, menor es su tasa de crecimiento y mayor la tasa de mortalidad en los primeros días.

Para hacer frente a esta situación, se han desarrollado una serie de productos de alimentación temprana que presentan diferentes consistencias (desde simples geles a sólidos). Sin embargo, ninguno de estos productos ha logrado dominar el mercado tradicional de las incubadoras, probablemente debido a la falta de flexibilidad a la hora de cambiar las condiciones propias de la incubadora que no favorecen su consumo.

En busca de soluciones potenciales, se han desarrollado algunas alternativas a los sistemas de incubación tradicionales, tales como equipos que promueven y favorecen la eclosión en granja (donde tendrían acceso directo a agua y alimento desde su eclosión) o nuevos sistemas que permiten el acceso al alimento y al agua en la propia incubadora.

Transporte y colocación

Durante el transporte, ocurren condiciones similares a las incubadoras tradicionales. Los pollitos no tienen acceso al agua o al alimento y tienen que depender de las reservas provenientes de la yema residual, hasta que se les suministre su primer alimento en la granja.

Durante el tiempo que transcurre entre la eclosión y la llegada a la granja (hasta 48 horas), los pollitos pueden perder un promedio del 8% de su peso inicial. Parte de la pérdida de peso se debe a la absorción de la yema residual, pero principalmente se debe a la reducción en el peso de los tejidos y órganos.

El ayuno, antes del alojamiento en granja, también implica un retraso del desarrollo de la mucosa intestinal, que perjudica la absorción de nutrientes y favorece una menor resistencia a las infecciones bacterianas, lo que resulta en un rendimiento tardío y en un riesgo de mortalidad más elevado.

Dietas preiniciadoras

Para paliar los efectos de la falta de alimento de esas primeras horas posteriores a la eclosión, existen en el mercado dietas de arranque o preiniciadoras. Sin embargo, hay que reconocer que los requerimientos nutricionales cambian rápidamente durante la primera semana de vida debido al desarrollo continuo de órganos como el tracto gastrointestinal y el sistema inmunológico.

Asimismo, durante este tiempo el pollito cambia su fuente principal de suministro de nutrientes; inmediatamente después de la eclosión, la yema residual funciona como la principal fuente, función que es asumida gradualmente por el alimento ingerido. No obstante, los programas de alimentación más comunes son los que contemplan los 10-14 primeros días de vida, ignorando las necesidades que tiene el pollito durante su primera semana de vida y más aún los primeros días posteriores a la eclosión.

Por esto, es crucial para el arranque del pollito que el programa y concepto de alimentación temprana se centre en tres fases clave: 1) el período en la incubadora, 2) el transporte a la granja y 3) los primeros días en la granja (dietas preiniciadoras). Este último punto tiene como objetivo aliviar el efecto del retraso en el acceso al alimento, teniendo en cuenta el rápido desarrollo gastrointestinal y la mala digestibilidad de nutrientes. Con ello, se ha observado que las dietas preiniciadoras son la mejor solución a corto plazo y se pueden implementar sin cambios sustanciales en el sistema de producción actual.

Uno de los principales objetivos de una dieta preiniciadora debe ser promover la formación ósea durante el período neonatal para poder sostener el intenso desarrollo muscular posterior. Un buen desarrollo del esqueleto depende de la formación y el mantenimiento adecuados de los componentes orgánicos e inorgánicos, proceso que empieza durante la incubación y continúa después de la eclosión.

Calcio y fósforo

Durante la incubación, el crecimiento óseo comienza con la mineralización mediante la movilización de calcio proveniente de las reservas en la yema (hasta los 10 días de incubación) y la movilización de calcio de la cáscara del huevo a la yema para su posterior uso por parte del embrión (a partir de los 12 días de incubación). Por lo tanto, hay un suministro constante de calcio para el crecimiento óseo.

Por otro lado, el fósforo, que está relacionado con el desarrollo esquelético y el metabolismo energético, se encuentra principalmente en la yema en forma de fosvitina. A medida que el embrión moviliza fósforo para la mineralización del esqueleto y el desarrollo de tejidos blandos, su concentración en la yema disminuye. Como consecuencia y a diferencia del contenido de calcio en la yema, las reservas de fósforo disminuyen durante la incubación y el pollito eclosiona con una deficiencia en la yema residual (figura 2).

Algunos estudios sugieren que la inclusión de calcio en la dieta de 10 g/kg (dietas estándar) no favorece la absorción de fósforo, lo que limita el rendimiento en los primeros días de vida. Por esto, al elegir una dieta preiniciadora destinada a los primeros días posteriores a la eclosión, debemos tomar en cuenta que al reducir los niveles de calcio aumentamos la disponibilidad de fósforo.

Asimismo, como es bien sabido, los pollitos en sus primeros cuatro días después de eclosión están sometidos a situaciones de estrés al enfrentarse a un cambio repentino en el tipo de alimentación, al transporte y al bajo aporte de anticuerpos maternos.

(Cortesía de Trouw Nutrition, arte de Industria Avícola)

Proteínas funcionales

En busca de una solución, en varios estudios se ha observado que el uso de proteínas funcionales, tales como el plasma porcino, proporcionan un gran beneficio al animal, al ser altamente digestible y tener un impacto positivo en el sistema inmunitario del animal. Esto mejora la recuperación del animal después de un desafío intestinal y reduce las probabilidades de mortalidad a temprana edad.

Los nutrientes balanceados en una dieta diseñada específicamente para las necesidades del pollito en sus primeros días, así como la disponibilidad de alimento inmediatamente después de la eclosión, impactan positivamente el desarrollo fisiológico posterior a la eclosión e incluso mejoran su rendimiento a edades más avanzadas.

El uso combinado de estrategias de bajo calcio y uso de proteínas funcionales en dietas preiniciadoras enfocadas a los primeros cuatro días resulta en una mejor eficiencia de alimentación, maximiza la utilización del potencial genético del ave y genera un mayor rendimiento en la producción, optimizando la conversión alimenticia desde el inicio de la vida del pollo.

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