Granjazul: producción de huevo de calidad en Guatemala a la vanguardia

Proavisa, es la empresa que produce el huevo Granjazul, sinónimo de calidad y transparencia en el mercado nacional.

Originalmente con el nombre de La Chulada, hacia los años 50 la empresa empezó con la fabricación de alimentos balanceados, pero para finales de los 60 es cuando se inicia en la producción avícola, que es cuando en realidad arranca la avicultura industrializada en todo el mundo. En entrevista con el Sr. José Manuel Segovia, Gerente General de Productos Avícolas, SA, Proavisa, llamada así desde 1976, nos dice: “Mi abuelo traía el concentrado de Estados Unidos y aquí lo mezclaba con maíz y otros ingredientes que en aquel entonces encontraba”. Así empezó la historia.

Producción de huevo  

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Como decíamos, Proavisa empezó en la producción de huevo a finales de los años 60. Ha ido creciendo de “unas cuantas gallinas, a que cada año se tenga un crecimiento sostenido, estable y conservador” nos cuenta José Manuel, que se incorporó a la empresa en 1991.

La empresa se encuentra en la zona de Amatitlán, en las afueras de la ciudad de Guatemala, en donde se localiza la producción de huevo, la fábrica de concentrado, la crianza y el área de producción.

Dentro de la avicultura nacional guatemalteca, Proavisa ocupa el tercer o cuarto puesto en la producción de huevo. Tienen en producción aproximadamente unas 750 mil aves, que producen unos 400,000 huevos diarios.

El concepto Granjazul  

El concepto Granjazul nace en 1998, “buscando entrar al segmento de supermercados con algo distinto, con el empaque transparente que nadie tenía, con fecha de vencimiento impresa en el huevo y dando calidad, frescura y transparencia del producto para el consumidor”. Y así es, la imagen que tiene el producto es de transparencia.

Este concepto se cimenta en cuatro pilares fundamentales:  seguridad alimentaria, inocuidad, calidad y talento humano.  Esto ha hecho que los clientes de Granjazul tengan confianza en el producto y la empresa, lo que ha dado como resultado una relación abierta y transparente.

El nombre de la marca se originó de un comercializador y productor de huevo en Chile. “Desde pequeño siempre nosotros veníamos a ‘la granja’, que era como el punto de referencia” señala José Manuel, entonces el publicista chileno relacionó “granja” con la marca chilena y de allí salio Granjazul, junto con el logo original que tenía un huevo en la casita.

Integración total  

La empresa está completamente integrada. Proavisa tiene su propia fábrica donde elabora alimento balanceado tanto para la propia integración, como también para venta a terceros. Las reproductoras y la incubadora son de Inavisa, empresa hermana perteneciente a varias empresas avícolas. De ellos traen la pollita de un día de edad, las cuales se trasladan a Proavisa a sus propias secciones de  crianza y granjas de producción.

Pero, además de la producción, cuentan con la clasificación, empaque, distribución y comercialización del huevo. Distribuyen a supermercados y tiendas de conveniencia bajo la marca Granjazul, como producto premium. Pero también venden a la industria de pan, pasteles, restaurantes y mayonesa como huevo fresco, entero.

Calidad y rastreabilidad  

“No somos los más grandes pero sí de los mejores” dice el Sr. Segovia. Desde hace tres años tienen la certificación ISO 22000:2005 y acaban de volverse a certificar por otros tres años. “Eso nos ha separado del resto, pues ha hecho que garanticemos un huevo, que se ha convertido en algo distinto e inocuo”.

“Nosotros no controlamos la calidad, la creamos”, señala con orgullo el Sr. Segovia. “El huevo es un alimento que es bien fácil de echarle la culpa” de intoxicaciones alimentarias, señala al comentar ejemplos de cómo al final la culpa suele ser de otros productos mal lavados o mal refrigerados. “En ocasiones, hemos tenido que demostrar nosotros por todos los medios, la inocuidad de nuestro producto”.

“Estamos trabajando mucho para darle tranquilidad al cliente de que el huevo que está consumiendo, es inocuo. Si en algún momento tuviéramos algún problema, con alguna materia prima, podemos llegar a saber de dónde viene. Por eso siempre buscamos proveedores con cierto nivel confianza. Además, creo yo que somos de las pocas empresas en Centroamérica que lavamos el huevo. El 100% del huevo se lava”.

En Granjazul han desarrollado su propia estrategia: “Nosotros certificamos a nuestros proveedores para que el producto que nos dé, sea el que necesita todo nuestro sistema para funcionar. Así, el que consuma nuestro producto, estará tranquilo de que el huevo que está recibiendo, tiene cierto estándar o más, pero no menos”.

De sanidad y otros problemas  

En este país centroamericano hay varios problemas sanitarios que les preocupan a los avicultores. Proavisa cuenta con un equipo técnico que permanente revisa, realiza análisis de laboratorio y que está muy pendiente de lo que “la gallina no nos puede informar. Cada día hemos incrementado todas las normas de bioseguridad; la entrada a nuestras instalaciones está restringida para evitar problemas”.

Proavisa se enfrenta a los mismos problemas que todos, como es el de los precios de los granos en el mundo. También tienen “el problema de la situación de precios en el huevo que sube y baja intermitentemente” comenta José Manuel.

Proceso de producción  

La granja, que lleva la producción en jaulas, está automatizada en cuanto a los controles, como el de temperatura, la distribución de alimento, eliminación de gallinaza, etc. Procuran que el huevo salga impecable de la galera, para lo que mantienen un estricto control de limpieza en la recolección. Después pasan al área de clasificación y empaque. Se le hace una primera inspección aquí para quitar el huevo que está muy sucio, que la lavadora no tiene capacidad de limpiar, además del huevo roto. Hace más de 15 años que la empresa empezó el proceso de tecnificación con la primera clasificadora de huevos.

En el lavado, se usa sanitizante y jabón certificados por el USDA, especial para huevo, además de controlar temperatura y secado. Posteriormente lo asientan con aceite mineral grado alimenticio. Viene una segunda inspección para detectar huevos dentro de la lavadora que se hayan cascado o roto para eliminarlos. También usan un detector de fisuras para todo aquello que no pueda percibir el ojo humano. “Quizás somos los únicos que tenemos este proceso en Centroamérica”, comenta José Manuel.

Cada huevo se pesa, se pasa por ovoscopia y se empaca automáticamente. Los que no se empacan automáticamente son el doble yema o el pequeño. También, se imprime cada uno para tener rastreabilidad con fecha de vencimiento y tamaño.

Además del huevo en empaque transparente que se vende en los supermercados, también entregan producto a granel, a muchos de los clientes grandes, así como a la industria y al sector institucional.

La distribución la realizan con su propia flota. Cargan los camiones directamente en la bodega de producto terminado; todos los vehículos tienen GPS, tanto por la situación de riesgo en el país, como porque de esa manera pueden redirigir producto a otro cliente, de ser necesario.

Comercio  

La comercialización solamente se realiza en Guatemala. Tienen la visión de algún día empezar a vender a otros países de Centroamérica, su mercado natural, pero a veces las fronteras en estos países no son tan abiertas como se desearía.

Sin embargo, Granjazul tiene su mercado bien establecido, con clientes que están acostumbrados a la buena calidad.

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