Salud intestinal en ESPN: más allá de microorganismos

Salud intestinal no es solo un microorganismo, es toda una comunidad que interacciona con el intestino y otros órganos.

No hay definición universal de la salud intestinal, pero ahora como necesitamos producir pollos sanos sin los antibióticos promotores del crecimiento es imprescindible descubrir qué hay más allá de un sencillo microorganismo.

En el Simposio Europeo de Nutrición Avícola (ESPN 2019) realizado en Gdansk, Polonia, se desmenuzó el tema de la salud intestinal desde varias perspectivas que le pueden iluminar el camino a la avicultura, con diversos puntos de vista y con miras a perfeccionar la eficiencia de la producción avícola con una mejor conversión alimenticia.

Método holobióntico

Marc-André Selosse, del Museo de Historia Natural de Francia, habló de la importancia de los microorganismos. “Sin microbios no hay digestión adecuada”, comentó. Además, explicó cómo ciertos procesos de intoxicaciones por compuestos externos —como el caso de la contaminación con melamina— se deben más a la actividad microbiana, es decir, a la interacción de los compuestos y la microbiota.

Selosse también dijo que se ha visto que los animales domesticados se desarrollan con una microbiota que no los defiende bien. Aunque habló de estudios con ratones, abrió la puerta hacia las aves. Además, la microbiota envía señales para el desarrollo neurológico, de tal manera que afecta hasta el comportamiento.

“Un animal no es animal sin microorganismos”, aseveró Selosse. Los animales crean redes con muchos microorganismos para intercambiar nutrientes o señales con información. Además, hay diversos microorganismos que hacen intercambios e incluso cuestionó si el intercambio de bacterias entre los animales pudiera afectar el desarrollo de uno y de otro.

“Puede parecer ciencia ficción, pero dejo a disposición un océano de posibilidades”, concluyó.

Modulación de la microbiota

Siguiendo la línea del Selosse, Fanny Calenge, investigadora del Instituto Nacional de la Investigación Agronómica (INRA) de Francia, dijo que el ser humano no está solo, pues convive con billones de microorganismos que viven en su cuerpo.

En las aves, la adquisición de microorganismos empieza en la eclosión y destacó que realizan muchas funciones: inmunidad, efecto de barrera contra los patógenos, participación en el metabolismo e influencia en la conducta.

En el INRA estudian la modulación de la microbiota aviar por varias razones. En primer lugar, está la gran importancia económica que tiene la industria avícola. Luego, la presencia de muchos patógenos intestinales, entre los que se incluyen algunos zoonóticos. Además, está el hecho de que las aves puedan ser un reservorio de genes de resistencia a los antibióticos y que su microbiota es diferente a la de los mamíferos. Todo esto tiene impacto tanto en la productividad animal como en la salud humana y animal.

De esta forma la Dra. Calenge hizo énfasis en la necesidad de tener herramientas eficientes para caracterizar la microbiota de las aves, por lo que explicó dos métodos: el de secuenciación objetiva de un segmento de gen variable y la secuenciación del metagenoma completo. En el INRA ya cuentan con un metagenoma de referencia muy rico de microbiota cecal del pollo.

Interacciones del microbioma

La importancia del microbioma no solo es del intestino, sino de otros sistemas corporales. Michael Kogut, investigador del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), sostuvo que la salud intestinal es la mayor interfaz que hay entre el ambiente externo y el entorno interno del huésped.

El intestino es, asimismo, la mayor barrera de absorción y excreción de moléculas, el lugar de mayor residencia de células inmunitarias y el hábitat natural de una enorme y variada comunidad de microorganismos. Si se afecta esta comunidad, se afecta todo el organismo.

El Dr. Kogut señaló también que “la microbiota desempeña un papel fundamental en la inducción, educación y función del sistema inmunitario”. Además, las células inmunitarias dependen de los metabolitos microbianos para su desarrollo, comportamiento y función.

Sin embargo, el sistema inmunitario va más allá de la protección, pues regula la fisiología de otros órganos. Agregó que hay un eje de comunicación bidireccional entre el cerebro y el intestino y también otro con los pulmones.

De esta forma, surge la interrogante de que, si podemos manipular el intestino para su propio beneficio, también se podría para el comportamiento y el mejoramiento de la conversión alimenticia. “Esto no es ciencia ficción. En el futuro vamos a trabajar en esto”, apuntó.

Por último, dijo que a veces dedicamos mucho tiempo a un solo microorganismo, por lo que “necesitamos identificar a toda la comunidad, que es lo que importa. Hay que saber cómo funcionan y trabajan juntos”.

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