29 de agosto de 2012El mes pasado escribí en este espacio sobre el problema que surgió en la República Dominicana en el que se vieron involucrados los productores, los distribuidores, el gobierno y los consumidores por el alza del precio del pollo, al grado de que se organizó “un día sin pollo”.
Influenza aviar, precios y desabastecimiento
En México ahora está el grave problema que ha surgido como consecuencia del brote de influenza aviar en el estado de Jalisco, del tremendo incremento que ha sufrido el precio del huevo, en el que, al igual que en el caso de la Dominicana, se ven involucrados los productores, los distribuidores, el gobierno y los consumidores. El mercado ha presentado graves distorsiones en el precio, desabastecimiento y lo que me parece aún peor, restricciones a la venta que algunos supermercados imponen, es decir, no se puede comprar más de dos docenas, por poner un ejemplo, por persona. Los precios al menudeo, en el mejor de los casos, subieron el 50 por ciento, pero según informes de los periódicos locales hay tiendas que lo han llegado a vender hasta un 300 por ciento más.
Según informes de la Unión Nacional de Avicultores, la influenza aviar H7N3 en los municipios de Tepatitlán y Acatic, en la zona de Los Altos en Jalisco ha traído una disminución de la producción de huevo del 7.9 por ciento por la despoblación, ya que se han sacrificado 8 millones de gallinas de postura, justo en el estado del país que produce el 55 por ciento de la producción nacional. Pero, la influenza aviar no lo es todo: la disminución también se debe a los aumentos en los precios del maíz y la soya que la industria avícola, como todos sabemos, usa en la alimentación de las aves.
El mercado
Como bien dice el comunicado de la UNA, “la industria avícola está llevando a cabo todas las acciones a su alcance para operar bajo estrictos estándares sanitarios, mantener su productividad y no trasladar al precio del producto las pérdidas que ha tenido; sin embargo, es irremediable el ajuste en los costos de la cadena productiva”. Las leyes del mercado lo dicen: es irremediable el incremento del costo del producto. Lo que no es irremediable es la especulación y que porque haya una disminución del 8 por ciento de la producción, los que venden al menudeo aumenten hasta el 300 por ciento el precio de un producto, en el que su riesgo e involucramiento en la cadena haya sido comprar el producto y ponerlo en los anaqueles. Ni despoblaron ellos granjas, ni vacunaron, ni compran soya y maíz a precios altos, ni nada.
Al final, los más afectados son los extremos de la cadena: el productor y el consumidor. El productor por lo que arriesga y e consumidor, el que compra productos en las buenas y en las malas. Yo me pregunto entonces: ¿a qué se están arriesgando? ¿a que se organice un día, o una semana sin huevo? Una vez más: no menospreciemos el poder del consumidor. En última instancia, se puede vivir sin huevo muy bien por un día o una semana, o se pueden comprar otras fuentes de proteína. Un día sin huevo sería un golpe más a la industria.