De influenza aviar, vacunaciones y políticas

Al momento de escribir este comentario editorial, el problema de la influenza aviar en México es peor de lo que se vislumbra. Y además parece ser solamente la punta del iceberg. Hay quienes dicen que la decisión de no permitir la vacunación a todo lo largo y ancho del país es meramente un asunto de política interna y de otras cosas, como quizás la corrupción.

Nuevo gobierno

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México estrenó nuevo gobierno con el regreso del mismo partido que gobernó casi todo el siglo XX, y tras 12 años de ausencia tal parece que se perdió el rumbo. Según varias fuentes consultadas, nadie en el gobierno quiere reconocer el grave problema al que se enfrenta la Secretaría de Agricultura. Y es que parece que nadie está dispuesto a dejar rodar su cabeza en el cadalso a sólo dos meses de haber asumido el poder. O sea, primero soy yo que toda una industria. Yo considero que la valentía de reconocer las cosas haría más bien que dichos personajes se recordaran mejor en la historia nacional, que como ya ahora se ven a través de los diferentes cristales con que se miran.

Calidad de la vacuna

Otro de los aspectos discutidos por los expertos es la calidad de la vacuna producida por las entidades gubernamentales. Se dice que no es igual a la producida por las empresas, nacionales y extranjeras, que las fabrican. Pero atención: la vacuna solamente se puede producir en México. Es decir, no se autoriza dar la cepa a laboratorios que elaboren estos productos biológicos en el extranjero. ¿Paradoja o necedad?

Falta de consenso

Pero ahí no terminan los problemas. Hay gente que también siente que en el gremio no hay la suficiente cohesión como para enfrentar a las autoridades y exigir lo que sea necesario hacer para salvar a la industria avícola mexicana del desastre. Parecería extraño este concepto, cuando tenemos al menos dos organizaciones nacionales, la de los empresarios y la de los técnicos avícolas, amén de las múltiples organizaciones regionales y estatales. Pero bueno, habría que estar metido en el ajo para saber.

Politización de un asunto sanitario

Para acabar de empeorar la cosa, la Cámara de Diputados pidió que se “suspendieran” las actividades de la octava empresa productora de pollo en el mundo (y primera del país): Bachoco. Sí, así, que suspendiera sus actividades como si se tratara de apagar un interruptor y ya. Además, la Cámara pedía que se investigara a la empresa, ya que la acusaban de haber propiciado el brote para elevar precios de los productos avícolas. Incluso, los diputados aducían utilidades de más de 1,200 por ciento y especulaciones con el producto, y que según información de la Bolsa Mexicana de Valores, la empresa “obtuvo grandes utilidades en la crisis de la carne de pollo y huevo”.

Y a todo esto, ¿dónde quedó el brote? En entrevistas con muchos de los técnicos avícolas mexicanos, la gran mayoría hizo referencia al reforzamiento de la medidas de bioseguridad y a la necesidad de vacunar de una vez por todas a la parvada nacional y a reconocer que el virus llegó para quedarse una buena época y que llevará tiempo deshacerse de él. También, mencionaron que el país cuenta con los recursos humanos y técnicos suficientes para enfrentar esto y para salir adelante. Nadie puso en tela de juicio a las empresas, pero sí a la indecisión e ignorancia gubernamentales.

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