La peste porcina africana va a causar una disrupción del comercio global de proteína animal, cuyo paso beneficiará a otras industrias y a otros países.
“La peste porcina africana (PPA) es una realidad global que va a ocasionar cambios: es una disrupción del comercio global”, consideró Ricardo Santin, vicepresidente y director de mercados de la Asociación Brasileña de Proteína Animal (ABPA), en São Paulo.
Esta enfermedad representa una ruptura de todas aquellas relaciones y negociaciones que se hacían en el comercio mundial de la carne, pero que todavía no se sienten del todo. “Va a haber un rompimiento del flujo normal del comercio y, aunque no nos gusta celebrar la desgracia ajena, naturalmente Brasil va a tener que producir más carne”, añadió.
En el caso de la producción porcina, es mucho más importante para Brasil, por lo que se necesitan habilitar nuevas empresas y plantas, aunque las que están habilitadas ya exportan y cada vez les piden más.
Agujero en la proteína animal
Santin usó los datos de los expertos de Rabobank de la reunión del IPC de hace unas semanas. China necesita de 30 a 35 por ciento de su producción de proteína animal, lo que significan unas 16.5 millones de toneladas de carne. Si China logra aumentar la producción local de proteínas sustitutas en 4 millones de toneladas y ─de acuerdo con las estimaciones de Rabobank─ logra importar 1.5 o 2 millones más de toneladas de carne de cerdo y otras 1.5 a 2 millones de toneladas de carne de aves, son 8 millones de toneladas, que es solo la mitad.
¿De dónde van a sacar los otros 8 millones de toneladas? “Como se ve, el tamaño de este agujero es enorme y nadie sabe cuándo acabará”, observó el directivo de la ABPA. “Y eso que solo hablamos de proyecciones. Por ahora, no logramos percibir el impacto, mientras que China intenta controlar el virus”.
Más pollo como consecuencia
En realidad, es la porcicultura de otros países la que va a salir más beneficiada de este problema. Muchos van a querer comprar carne de cerdo de Brasil o de otros países como Estados Unidos o Europa.
La carne de cerdo es la que más gusta al consumidor chino, seguida ahora de la de pollo, que se va a ver beneficiada por reflejo, porque al no haber carne de cerdo van a tener que comer otra carne. Solo que la de res es mucho más cara.
Santin señaló que el precio de las aves va a comenzar a subir. “El efecto del precio de aves y de cerdos se da por la expectativa de que China tiene mucha demanda y poca oferta”, abundó.
¿Más pollo para China?
Quizás los chinos cambien el gusto al pollo. Santin lo resume así: China ya ha pedido cotizaciones de carne de pechuga de pollo. Cabe enfatizar que antes nada más compraban patas y alas. “Solo después de un tiempo empezaron a comprar muslos, cuando cayó su producción a consecuencia de la influenza aviar”.
Nunca los chinos habían comprado pechuga. Por ahora, la compran de Rusia y a un precio interesante. Además de que el precio de las patas y las alas ya subió.
La tormenta perfecta, incluso para México
De esta forma, hoy el panorama es otro. “Tuvimos aquella tormenta perfecta contra Brasil por lo de la [Operación] Carne Débil. Ahora tenemos la tormenta perfecta a favor de Brasil y de otros exportadores”, comentó Santin.
El líder de la ABPA hizo énfasis en que los beneficios no serían solo para Brasil, sino también para Estados Unidos o para México, e indiscutiblemente para Europa, que es el principal exportador de carne de cerdo en el mundo. “Es una disrupción del comercio global”, insistió. Ya veremos el caso de México, que es un gran importador de carne, pero también exportador.
El mercado no solo es China, sino también Vietnam, Camboya o Laos. Son 13 países con brotes de PPA. “Solo Vietnam va a importar en torno a 1.5 millones de toneladas”.
Brasil podría hacer el gran esfuerzo de aumentar el peso de la canal del cerdo y lograr exportar 300,000 toneladas más a China, sobre las 600,000 que ya exporta. Si Europa hiciera también el esfuerzo y, en lugar de exportar 1.9 millones de toneladas, exportara 3 millones, faltan aún muchas toneladas para abastecer la demanda. “Es una situación bastante complicada para los chinos y para el mercado global”, pero van a haber posibilidades.
Años de recuperación
Por otro lado, está también la propia producción de China, que le va a llevar años regresar a donde estaba. Como bien mencionó Santin, una enfermedad como la PPA no escoge entre cerdos en finalización o reproductoras. Cuando llega a una región, ataca a todo. Esto quiere decir que habrá que recomponer el plantel porcino de China.
Además, hay que limpiar instalaciones, conseguir nuevas reproductoras y desarrollarlas hasta que comiencen a tener lechones. Es ahí cuando volverá a empezar otra vez. En el mejor de los casos, “es una crisis de dos años y medio o tres años, como mínimo”, aunque “hay quienes piensan que, para que China regrese a producir los 55 millones de toneladas, va a tardar entre 5 y 10 años”.
El otro problema es la producción de traspatio, que en China parece ser del 20 por ciento de la producción. “Si el virus le llega a la mitad de esos animales de traspatio, habrá otros 5 millones de toneladas que no se van a producir porque van a tener que cortar ese tipo de producción para extinguir el virus”.
Segundo semestre de 2019: la clave
Se vislumbra una disrupción en todo el frente. “En Brasil, vemos una oportunidad, que ya está sucediendo en términos de carne de cerdo y de aves, pero que se va a intensificar a partir del segundo semestre”, afirmó Santin.
Cuando suceden episodios sanitarios así, se eliminan muchos animales para que no se contagien, aunque no hayan llegado al peso al mercado. La diseminación de la PPA es muy grande porque se transmite con facilidad, incluso mediante las garrapatas. Esto se agrava si no hay bioseguridad.
“Vamos a llegar a un punto en que esa carne anticipada va a comenzar a faltar”, lo cual sucederá en el segundo semestre de 2019. La situación se tornará muy difícil en términos de necesidad de sustitución proteica en China, tanto para aves, como cerdos, reses e incluso huevos.