No imaginábamos poder usar fibra fermentable en aves

La fermentación de la fibra en el intestino ya no queda restringida a los rumiantes, lo cual abre más posibilidades en la avicultura.

Hay un estigma muy fuerte con la fibra: se considera mala y un diluyente de la dieta. Pero a medida que se logra fermentar, que se puede extraer el beneficio de la fibra con las bacterias, la fibra deja su connotación negativa para transformarse en una muy positiva.

Hoy en día existe una nueva tecnología que permite la fermentación en monogástricos y que puede lograr de 2 a 3 puntos de mejoría en la conversión alimenticia frente a una dieta solo con xilanasa, por ejemplo. Es un incremento muy interesante mediante un mecanismo que antes ni se imaginaba.

Fermentación de la fibra

“Estamos trabajando ahora en activar más el microbioma, que es un fermentador de fibra”, afirmó Gilson Gomes, gerente técnico global de AB Vista. Se ha descubierto que el modo de acción de la xilanasa tiene mucho que ver con modular la microbiota para fermentar más fibra. Es evidente que los productos de la fermentación brindan beneficios a los monogástricos como los pollos.

Gilson Gomes, gerente técnico global de AB Vista, dice que trabajan en activar más el microbioma como un fermentador de fibra. (Benjamín Ruiz)

Para ver estos beneficios, habrá que estudiar cómo las bacterias se acostumbran a la fibra y cómo interaccionan unas con otras. Es importante recalcar que el proceso de la fermentación de fibra no lo hace una sola bacteria, sino que es un trabajo en conjunto de varias cepas.

Cuando se habla aquí de la fermentación se trata de las bacterias que se encuentran naturalmente. “En cuanto un grupo de bacterias empieza a procesar la fibra y a dejarla más corta, llega otro grupo que la toma y continúa el proceso”, comentó.

El fermentador de fibra del que habla Gomes contiene un oligosacárido fermentable de cadena corta para que la xilanasa facilite el trabajo de un grupo de bacterias. Este oligosacárido empieza el desarrollo de dichas bacterias que van a terminar el proceso fermentativo de la fibra.

Se ha dicho que el desarrollo del microbioma intestinal es un proceso que se realiza en oleadas. Primero viene un grupo y después, el otro. “Lo que intentamos hacer es que esas olas sean mucho más cercanas unas de otras para aprovechar los efectos benéficos de la fermentación de la fibra, es decir, más rápido y con un mayor y pronunciado beneficio”, sostuvo Gomes.

Fibra: el otro nutriente olvidado

La fibra es un nutriente que, por lo general, el nutricionista olvida. “Creen que las dietas de pollo tienen poca fibra, pero la verdad es otra”. Gomes explicó que el error se encuentra en las determinaciones analíticas.

Cuando se dice que una dieta de pollo tiene 2.5% de fibra cruda, el problema es que el análisis solo detecta entre un 25 o 30% de la fibra total de la dieta. El proceso de análisis es muy fuerte, ya que con la alta temperatura de la muestra (100ºC), el ácido sulfúrico y el hidróxido de sodio, se hidroliza la fibra, por lo que surgen errores en la cantidad determinada y se calcula menos.

“Si se calcula la cantidad correcta de fibra en una dieta normal de pollo, va a tener alrededor de un 10 a un 12% de fibra total”. Recordemos que después del primer constituyente, que es el almidón, viene la proteína y luego la fibra.

Las fibras ácidodetergente y neutrodetergente son mejores análisis que la fibra cruda, pero aun así hay algunas porciones que no se logran determinar con estas metodologías. “Si con la fibra cruda se determina de un 25 a 30%, con la ácidodetergente se logra del 50 al 75%, dependiendo del contenido de pectina, que es una fibra mucho más soluble. Incluso los análisis de fibra ácidodetergente y neutrodetergente no brindan información al respecto de las características y composición de estas fibras”, dijo Gomes.

Aprovechar los beneficios de la fibra

El asunto es justamente ese: analizar la fibra de la manera correcta, cosa que los nutricionistas aún no hacen. Pero la cuestión es que hay mucha fibra en la dieta que el animal no aprovecha de manera directa, sino por el microbioma. “La idea es lograr transformar esa fibra en algo benéfico para el ave”.

Cuando se fermenta la fibra, se producen ácidos grasos volátiles como el butirato, que tienen un efecto muy fuerte en toda la fisiología digestiva. Además, se presenta toda una regulación de las hormonas digestivas, como la colecistoquinina y el péptido tirosina (PYY), que hacen que todo el mecanismo digestivo trabaje muy bien.

Cuando las aves tienen un microbioma adaptado para fermentar fibra, no lo tienen para fermentar proteína. De esta forma, se evitan efectos indeseados de la fermentación de proteína, como las aminas biogénicas. Esto significa que el microbioma benéfico que fermenta la fibra compite para evitar una fermentación perjudicial.

“Por eso se habla mucho de la modulación de un microbioma benéfico por los ácidos grasos, por todo lo que hay en el alimento para las bacterias”, señaló. Parecería peculiar, entonces, decir que los nutricionistas de pollos tendrían que pensar como nutricionistas de rumiantes.

De lo que se trata es de dar la nutrición adecuada al hospedero —en este caso, el pollo— y lograr hacer que el microbioma presente en la parte final del tracto fermente eficientemente la fibra, para que las bacterias indeseables tengan más dificultades para ocasionar problemas.

¿Formular con más fibra o con cebada o trigo?

“Esa es una de las cosas que estamos investigando”, comentó Gomes. Hay algunas partes del mundo que cuentan con materias primas con más fibra que son baratas y hay otras que no tanto. Pero aquí lo interesante es que se abren las posibilidades, aunque hay que estar seguros de que se tiene una buena concentración de arabinoxilanos, que es la fibra fermentable. La celulosa y la lignina son difíciles de fermentar.

La cebada o el trigo —granos no muy utilizados en las dietas avícolas de Latinoamérica— contienen fibras muy fácilmente fermentables. Con esto, se abre un espacio para la utilización de estos granos. “Muchos nutriólogos de Latinoamérica tienen miedo de utilizar trigo porque puede bajar la digestibilidad y el desempeño de las aves. No obstante, hemos realizado estudios en Argentina con trigo o maíz en los que el desempeño es semejante”, añadió.

La fibra del maíz no tiene tanta consistencia o viscosidad como la del trigo o la cebada, por lo que no necesita tanto xilanasas que actúen en xilanos solubles, sino xilanasas que actúen en los arabinoxilanos insolubles. La fermentación de la fibra es el objetivo, por lo que hay que hacer “que esa fibra del maíz sea más fermentable, lo que cambia toda la discusión”.

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