En África se compran tierras para biocombustibles

La producción de biocombustibles se vincula al incremento del precio de los alimentos, ya que en estas tierras antes se producían cultivos para la alimentación humana.

Gran Bretaña, seguida de Italia, ocupa el primer puesto en la clasificación de las naciones que adquirieron tierras en África para, según los anuncios oficiales, destinarlas a la producción de biocombustibles.

Al respecto, el diario The Guardian determinó que 11 empresas británicas compraron 32 millones de hectáreas de terrenos cuyas plantas serán empleadas para la producción de biodiesel.

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Son datos preocupantes, sobre todo a la luz de una investigación de la ONG Oxfam que ubica a los biocombustibles en la lista de los factores del aumento de los precios de los alimentos, al cesar o reducirse su producción.

Según la organización humanitaria, millones de personas estarán condenadas al hambre mientras los precios de los alimentos más comunes se duplicarán en los próximos 20 años.

Las causas, además de los biocombustibles, que utilizan terrenos que pueden en cambio destinarse a la producción de alimentos, son el cambio climático, el crecimiento de la población mundial y la especulación de los grandes empresas productoras.

Por ahora, el mundo produce bastante alimento para sostener a su población, pero no obstante 925 millones de personas padecen hambre crónica, ya que la distribución de esos alimentos no es justa, según las estimaciones del Fondo de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO.

En ese contexto se inscribe la escalada por los biocombustibles: 100 proyectos de 50 sociedades en más de 20 países.

La compañía número 1 es la británica Crest Global Energy, que en Mali, Guinea y Senegal posee 900 mil hectáreas de terrenos.

“Es verdad que en algunos casos los biocombustibles no permiten el cultivo de plantas para uso alimentario, pero en los terrenos marginales convertidos para uso agrícola, cultivamos tanto plantas destinadas a alimentos como destinadas a biocombustibles. Existe un gran elemento social en nuestros proyectos, con la población local que debe estar de acuerdo y los contratos son normalmente estipulados a nivel gubernamental”, se defendió el director de esta firma, Tom Stuart.

Otra empresa, la Sun Biofuels, posee 8 millones de hectáreas en Tanzania, donde cultiva la Jatropha curcas, una planta no comestible cuyas semillas oleaginosas son empleadas para producir biodiesel.

Años atrás se creía que la Jatropha era una solución perfecta, en cuanto crecía en terrenos áridos. Pero según Jamidu Katima, de la Universidad de Dar es Salaam, no es así.

“Cultivar Jatropha de manera redituable sobre terrenos áridos es una falacia. Necesita agua, fertilizantes y pesticidas para dar un gran rendimiento”, afirmó.

Los biocombustibles fomentan además la destrucción de la foresta. Según el Institute of European Environmental Policy, el anhídrido carbónico emitido por la desforestación vinculada al negocio de los biocombustibles puede frustrar las metas fijadas para la reducción de esas emisiones.  

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