15 de marzo de 2019
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Si las aplicaciones móviles democratizaron transporte y hospedaje con el aprovechamiento eficiente de capacidades instaladas ociosas, ¿no se podrá hacer algo con las granjas avícolas integradas?
Las condiciones para los integrados del pollo en algunos países de la región no parecen mejorar. Desde que publiqué en este blog un comentario al respecto, las malas nuevas no paran de llegarme y eso me entristece, porque significa pobreza para tantas familias que destinaron inversiones importantes que no redituarán.
Por ejemplo, antes de escribir esto, unos amigos en Argentina me informaban del cierre esta semana de tres granjas integradas en la provincia de Buenos Aires, con capacidad para 150,000 pollos cada una. Y el común denominador de los quejosos es “el abuso de la posición dominante de los frigoríficos”, lo que sostienen con tablas de costos y precios del pollo vivo y el procesado.
Pero en esto también hay que sondear el mercado, ¿será todo una conspiración de empresarios inescrupulosos? Hay demasiados grises, nada es blanco o negro. Agrosuper, el gigante cárnico chileno, no espera ganar mucho este año con el pollo y a lo máximo que aspira es a no perder, optimizando costos. Sobreoferta y bajos precios siguen en el panorama.
En Colombia, Fenavi acaba de decir que el negocio avícola prácticamente no crecerá (0.3 por ciento) luego de haber duplicado su producción en menos de 20 años. Es entonces el momento de acelerar eficiencias y buscar nuevas opciones, sobre todo para los integrados. Tal vez —y solo digo tal vez— parte de la respuesta podría venir de la tecnología, pero luego de un fuerte proceso organizativo que no sería fácil ni tan rápido como se quisiera.
¿A qué me refiero? Tillable es un portal estadounidense que pone en contacto a propietarios de tierras con agricultores que las necesitan. Es como un Airbnb o un Uber del campo. Su impacto es todavía incipiente, pero no ha cumplido todavía un año y sus expectativas de crecimiento son muy altas.
¿Qué tal una app (aplicación móvil) que reúna la oferta de granjas avícolas y ofrezca economías de escala en temas logísticos y sanitarios para que sean competitivas frente a los frigoríficos? ¿Y quién dijo que los grandes frigoríficos son los únicos que las necesitarían? ¿Qué hay de las pequeñas y medianas empresas que verían allí una posibilidad muy favorable de crecer en otras zonas? Aquí se necesitaría una alternativa común para el faenado, pero es sabido que muy pocas plantas trabajan a pleno turno.
¿Las facultades de veterinaria no necesitan también más granjas para prácticas o para más servicios de extensión? ¿O los laboratorios mismos de insumos avícolas? ¿O se ofrecen granjas para emprendimientos sociales, gubernamentales o privados? ¿Qué tal crear fondos de vecinos o de familias que con una asignación periódica financien la operación y reciban a cambio huevos y pollos al costo, incluyendo la ganancia justa del granjero?
Las posibilidades son casi inagotables si aplicamos inteligencia artificial y la propia. La balanza de poder estaría más pareja, como pasó con taxis y hoteles. Todos obtendrían una parte; eso sí, si el mercado, la política y la norma dejan. No se sabría hasta intentarlo.