Cobb encabeza la compartimentalización en Brasil

Logran esto con alto estándares de bioseguridad y calidad en reproductoras

Cobb se ha convertido en la primera compañía de genética avícola de Brasil en lograr la aprobación de sus proyectos de compartimentalización de acuerdo con el Código de Salud Animal Terrestre de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE).

La OIE validó el proyecto, que ahora aprobó el Ministerio de Agricultura de Brasil (MAPA). El proyecto se analizó por primera vez en 2000 y tuvo mayor impulso en 2005, después de la detección a gran escala, de la influenza aviar altamente patógena en el sureste asiático. El objetivo fue crear subpoblaciones a través de la certificación de salud aviar de unidades con bioseguridad mejorada.

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La compartimentalización incrementa el control de la salud aviar gracias a los estrictos estándares de bioseguridad, con auditorías periódicas de riesgo, un sistema de rastreabilidad y vigilancia tanto de parvadas como de animales salvajes alrededor de las unidades. En Brasil, el proyecto es una sociedad entre MAPA y la Unión Brasileña de Avicultura (Ubabef), con la participación del sector privado.

“La participación de Cobb en el proyecto se basa en la necesidad de proteger nuestra base genética, minimizando el riesgo de la influenza aviar y la enfermedad de Newcastle”, comentó el gerente técnico Paulo Raffi de Cobb-Vantress Brasil. “Esto facilitará el comercio internacional, siempre y cuando la compartimentalización esté oficialmente reconocida por el país importador así como por el gobierno brasileño”.

Para desarrollar su propio modelo de compartimiento que cubra los estados de São Paulo, Minas Gerais y Mato Grosso do Sul, Cobb basó el proyecto estrictamente en las reglas de la OIE. Se evaluaron la ubicación y diseño de las granjas, el movimiento de los animales dentro y fuera del compartimiento, control de plagas, el flujo de personas y vehículos, y la calidad del agua, así como también, la desinfección del equipo e instalaciones, la cama, la calidad del alimento e insumos, las vacunas y medicamentos, el tratamiento de desechos y el movimiento de reproductoras, llevando registro de todos los procedimientos y monitoreando el flujo del material y de la información.

“La OIE reconoce que las compañías de genética ya trabajan como compartimiento, debido a la necesidad de proteger sus parvadas de enfermedades a través de planes de bioseguridad más estrictos que en las unidades comerciales”, dijo Paulo Raffi. “El reto principal fue el de complementar este trabajo con el análisis de riesgo, un sistema de rastreabilidad y un programa de vigilancia que cubriera las parvadas dentro y fuera del compartimiento”.

Se estableció un plan que brinde la capacidad de responder rápida y eficientemente a cualquier urgencia de salud. Para ponerlo en práctica, Cobb está capacitando a todos sus empleados, para que las condiciones de “alerta” se puedan minimizar, o si fuera el caso, atender.

“Esto es más fácil en Brasil, gracias a los altos niveles de bioseguridad ya establecidos. Estamos trabajando actualmente en la capacidad de diagnóstico y en la respuesta de urgencias, especialmente mediante el monitoreo de los virus de baja patogenia y de las aves silvestres que hay alrededor de las unidades”.

El gerente general para Suramérica de Cobb, Jairo Arenazio, dijo que Cobb es pionera en la compartimentalización en Brasil: “Esta iniciativa es el fundamento del éxito de nuestro negocio en Suramérica y de nuestras exportaciones de reproductoras de Brasil. Sin él, tendríamos que crear un régimen alternativo oficialmente reconocido para asegurar el alto estatus de salud del producto en los mercados tanto nacionales como internacionales”.

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