Cómo España salió de la PPA y amplió mercados

La contención y posterior erradicación de la peste porcina africana por autoridades y porcicultores, así como la apertura de sus exportaciones, ponen a España como referente mundial.

Hace poco menos de 70 años, un avión procedente de Angola aterrizó en Portugal y dejó residuos de comida con carne de cerdo que no fueron eliminados adecuadamente. Este pequeño detalle ocasionó que animales salvajes los consumieran y la peste porcina africana (PPA) se diseminó por toda la península ibérica. Su impacto duró hasta 1995.

Este problema, que durante décadas padeció la industria porcina española, ha servido, no obstante, como un referente para la crisis actual de la PPA por dos razones primordiales: 1) porque España contuvo la enfermedad en la península y 2) por haber erradicado la enfermedad gracias a la estrecha cooperación entre los veterinarios oficiales y el sector.

España logró esto “porque hubo un compromiso del sector por erradicar la enfermedad y tuvo medidas de apoyo por parte del Ministerio de Agricultura de aquella época”, dijo en entrevista exclusiva con Industria Avícola Daniel de Miguel, director internacional de Interporc en Madrid, la Organización Interprofesional Agroalimentaria del Porcino de Capa Blanca, entidad sin fines de lucro que representa a todos los sectores de la cadena de valor del porcino de capa blanca: producción, transformación y comercialización.

Bioseguridad: la clave

Para España ha sido fundamental tomar medidas de zonas de protección y de zonas de vigilancia, además de establecer un manual de operaciones, un marco reglamentario y fichas de información. Gracias al buen control, ya no pasó a otros países, con lo cual establecieron un ejemplo, que culminó con la erradicación en 1989.

Desde el reconocimiento en 1995 como país libre, “se han conseguido abrir mercados, empezando por la Unión Europea, y luego negociar la apertura de mercados exteriores, hasta convertirnos hoy en el tercer mayor exportador mundial”, afirmó el directivo de Interporc.

Las medidas de bioseguridad son claves. “Como tenemos la experiencia de saber cómo entró esa enfermedad, hemos hecho material de concientización, que en Interporc hemos distribuido activamente para tener cuidado con el control de inmigración o de restos de comida”, explicó De Miguel.

El virus de la PPA presenta una alta resistencia en el medio ambiente y también a las bajas temperaturas. Se inactiva por calor a 56°C durante 70 minutos o a 60°C durante 20 minutos. Si los residuos porcinos se desechan sin control, pueden pasar a un animal silvestre, como el jabalí, que es el principal diseminador de la enfermedad. Por eso, es importante controlar la fauna silvestre.

La bioseguridad como la que tiene España ahora no existía cuando apareció el primer foco de esta enfermedad exótica de virulencia muy alta. Hoy en día, con las medidas tomadas, cualquier foco podría controlarse de mejor manera. “Tenemos explotaciones intensivas de cerdos con doble valla perimetral, que evitan el contacto con la fauna silvestre”.

Erradicación de la PPA

No ha sido fácil erradicar la enfermedad porque fueron necesarios muchos años de lucha y muchos esfuerzos humanos y materiales de veterinarios privados y de la administración de aquella época en España, hasta que la Unión Europea decidió declarar libre el territorio. Desde luego, la entrada en la Comunidad Europea fue uno de los detonantes.

El Ministerio de Agricultura español desarrolló un gran programa de erradicación, en coordinación con el sector. Su principal éxito fue la detección de portadores inaparentes, es decir, aquellos animales susceptibles de transmitir la enfermedad aunque ellos mismos no la padezcan. Dicho de otra forma, se adelantaban a la enfermedad mediante la realización de chequeos masivos.

Otro aspecto fundamental para la erradicación fue el sacrificio obligatorio de todos los cerdos en las explotaciones afectadas. Sin esto, el virus se transporta fácilmente y se disemina. Otra cuestión clave fue que los porcicultores tuvieron el apoyo económico del Ministerio de Agricultura, “que pudo indemnizar a los ganaderos”. Es evidente que, si se tiene que sacrificar toda la granja, es más fácil acceder a hacerlo si hay una subvención.

De Miguel explicó también que con esta experiencia se fueron especializando, estudiaron los medios de transmisión y hubo una gran unión entre científicos para ver cómo trasladar estas medidas de control. Pero al final, todo es bioseguridad pura y dura.

Tercer exportador mundial de carne de cerdo

España es el tercer exportador de cerdo, por detrás de Estados Unidos y Alemania. Con respecto a China, es evidente que se ofrecen oportunidades al mundo entero. Para España, significa aumentar la cuota de exportación, que actualmente está en torno a las 360,000 toneladas al año.

Por el momento, todo son meras estimaciones. Se calcula que la producción porcina en China puede caer a lo largo del año en torno al 15 o 20 por ciento. “Son muchos cerdos, mucha carne y una demanda que crece en China”. No obstante, la competencia es fuerte, pues hay muchos países autorizados con empresas.

En la actualidad, España es el segundo proveedor de carne de cerdo en China. “Estamos bien posicionados, pero tenemos que aumentar la cuota”, señaló. Si China importa 2 millones de toneladas, pasaría a importar 2.4 millones. “Este aumento de 400,000 toneladas debería tomarlo la Unión Europea y dentro de esta, pues España, evidentemente”.

España exporta a China básicamente carne congelada, aunque también jamón curado, jamón serrano y jamón ibérico, en menor medida. Cuando el presidente chino Xi Jinping estuvo en noviembre en España, firmó un nuevo protocolo que permite el envío de carne refrigerada y embutidos curados, que antes tampoco estaban autorizados, con lo que se aumentó la gama de productos.

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