Salud avícola, salud pública

Hace unos meses hablaba yo sobre el tema de que “la sanidad sigue dando de qué hablar”. Y sí que lo sigue. Decía yo que “hay temas de sanidad, tales como la influenza aviar y la enfermedad de Newcastle que acechan constantemente, pero como son sumamente complejos, por sus efectos globales sobre el comercio, se atacan con mayor celeridad”. Pero van apareciendo más brotes y la lucha prosigue.

La enfermedad de Newcastle continúa afectando 

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La enfermedad de Newcastle sigue representando un grave problema para la avicultura latinoamericana, lo cual ocasiona grandes pérdidas económicas al sector. Se informa que hay países en nuestra región, como México, Venezuela, Colombia y Ecuador que “están expuestos a la forma altamente virulenta”. A principios del año, el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria, SENASICA, de México informó de un brote de esta enfermedad en el estado de Baja California, en una granja de pollos en la que hubo 40% de mortalidad. También se notificó de un brote en la frontera con Estados Unidos, en Ciudad Juárez, Chihuahua, el estado de mayor producción de pavos en el país y otro en su forma subclínica en el centro del país. Unos meses antes, en octubre de 2010, el Servicio Nacional de Sanidad Agraria del Perú, SENASA, anunciaba que “para controlar la enfermedad común que se presenta en los planteles avícolas, conocida como el Newcastle,” realizaría una campaña de vacunación.

Como se sabe, una vez presentado el brote es muy costoso y difícil erradicar el virus, por lo que es de vital importancia la vacunación y la bioseguridad.

Barrera para el comercio exterior 

La sanidad avícola no solo afecta la producción, sino que se afecta los mercados, y afecta al consumidor, ya que se decomisan las aves, porque no sirven para el consumo. En el mes de abril, Estados Unidos impuso medidas a algunos productos avícolas mexicanos (carne procesada de pollo y huevos cocidos), que consisten en permisos y certificaciones, para evitar la entrada de la enfermedad de Newcastle exótica a ese país.

Imaginemos qué efectos tendría para un país como Brasil, gran productor y exportador de pollo, la enfermedad de Newcastle o la influenza aviar, así como la salmonelosis y campilobacteriosis. Es por eso que la Unión Europea y el Mercosur iniciaron hace ya un tiempo un proyecto de sanidad avícola, específicamente de capacitación en estas enfermedades, en los cuatro miembros del bloque.

Las medidas coercitivas impuestas por unos países a otros muchas veces, otras no tanto, tienen su razones de ser. Son medidas sanitarias, pero siendo realistas, pueden ser de tipo político o económico también. Sin embargo, creo yo que la industria debe tomarlas también como una oportunidad de mejora, como una situación que nos impulse a echar a andar nuestras propias medidas al interior de nosotros mismos, como puede ser un programa estricto de bioseguridad, por ejemplo.

Modificación genética 

En el contexto del control de la sanidad avícola, hay muchas formas de atacar los problemas, como son la mencionada bioseguridad, la vacunación y la investigación en vacunación para poner en el mercado productos mejores, pero también la genética. Unos investigadores de las Universidades de Cambridge y Edimburgo en el Reino Unido informaron que “podrían detener en seco a la influenza aviar mediante una nueva técnica en la que desarrollaron con éxito un pollo genéticamente modificado (transgénico) que no puede transmitir el virus de la influenza aviar a otras aves”, y aunque como dicen, está apenas en fase de investigación, tiene el potencial de detener por completo los brotes de esta enfermedad en las parvadas de aves comerciales. Dicen los investigadores que esta técnica se podría aplicar a otras enfermedades como el Newcastle o Gumboro, de tal manera que podría reducirse drásticamente el impacto sobre el bienestar de las aves, la salud animal y pública, y la inocuidad alimentaria. ¿Será que por ahí también se nos presenta otra vertiente? Suena prometedor, aunque con esto de las modificaciones genéticas se nos vienen encima otros problemas en el ámbito del consumidor y su percepción, que pueden llegar a ser más fuertes que el efecto de la solución del problema y hacer que se ponga marcha atrás.

Investigación en vacunas 

Las empresas de sanidad animal siguen su camino en el desarrollo de nuevos productos, como nuevas vacunas recombinantes, que según nos informan “facilitarán el control de dicha enfermedad”. Los problemas de sanidad han representado también para las empresas la oportunidad de investigar y desarrollar más y mejores productos para el avicultor.

Otras afecciones 

No obstante, como mencionaba en aquella ocasión, “hay otros problemas, como la coccidiosis, que continúan golpeando la producción de aves a otro nivel”. Recordemos también que se sigue hablando de otras afecciones, pero que siempre debemos tener en la mira primero la sanidad animal y la rentabilidad económica, pero luego, como gran efecto dominó: la salud pública.

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