10 claves de la industria avícola chilena frente al COVID-19

El presidente de Chile Carne da cuenta de las medidas que tomaron los productores avícolas y porcícolas para evitar contagios entre sus empleados, con resultados sobresalientes.

Desde antes de que se detectara el primer caso de COVID-19 en Latinoamérica, las industrias avícola y porcícola de Chile comenzaron a tomar medidas para evitar el contagio de los trabajadores, el posible cierre de una planta procesadora y garantizar el abastecimiento de alimentos.

El enfoque a principios de marzo fue aumentar la desinfección en la entrada y la salida de cada proceso dentro de la operación e incrementar la protección del personal (con cambios de ropa, uso de mascarillas, lavado y desinfección de manos al ingreso y la saluda, entre otros).

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“Como industria, nos pilló bien parados el COVID-19 porque ya teníamos implementadas una serie de medidas mucho más allá de las normas mundiales. El uso de mascarillas, la desinfección, el lavado, las separaciones en las plantas de proceso eran cosas que eran más o menos normales y la gente que trabajaba en la industria ya tenía estos conceptos bastante asimilados”, expresó Juan Carlos Domínguez, presidente de la Asociación de Exportadores de Carnes de Chile (Chile Carne), durante el webinar “La respuesta de la Industria Alimentaria ante la Pandemia”.

En este seminario web —que fue presentado por la Agencia Chilena para la Inocuidad y Calidad Alimentaria (ACHIPIA), el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)— también participaron otros integrantes de la industria de alimentos y formó parte de la semana mundial de la inocuidad alimentaria.

Según Domínguez, el próximo paso fue identificar los puntos críticos a mejorar para evitar los contagios. Por eso, se establecieron medidas adicionales de bioseguridad para los empleados en las actividades fuera de la empresa, los traslados desde y hacia el trabajo, el acceso a las instalaciones, las áreas comunes (baños, camarines, comedores, entre otros), los pasillos y las salas de desposte (área de gran concentración de trabajadores).

“Conjuntamente, comenzamos a trabajar con los protocolos en las plantas faenadoras, en las granjas y protocolos en general de limpieza y desinfección”, sostuvo Domínguez, resaltando que fue fundamental mantener a las autoridades informadas de las medidas y protocolos que se tomaban.

Entre las medidas que se tomaron destacan:

  1. La separación de la gente en los traslados y la desinfección de autobuses,
  2. El control de temperatura de los empleados al llegar a trabajar,
  3. La construcción de pasillos para que los empleados no se crucen en entradas y salidas,
  4. La instalación de separadores entre los trabajadores (adicionales a los equipos de protección que utilizan),
  5. La demarcación de los caminos y áreas donde deben ubicarse los trabajadores,
  6. La fumigación de los lugares comunes,
  7. La separación de los puestos comunes y áreas de almuerzo,
  8. El desarrollo de auditorías internas,
  9. La creación de simulacros para evaluar la respuesta ante un posible contagio de COVID-19 y
  10. La evaluación y actualización constante de las medidas tomadas para mejorar los protocolos de sanidad y seguridad.

Al momento, en Latinoamérica solo dos países han enfrentado cierres de plantas procesadoras avícolas: Brasil y Argentina (solo una).

Cómo funcionan las auditorías y los simulacros

El presidente de Chile Carne explicó que, en los últimos dos meses, no solo han mantenido la actualización de protocolos para integrar nuevas medidas e ideas de otros mercados internacionales, sino que se han estado “autocontrolando” con auditorías internas y simulacros.

Las auditorías internas buscan evaluar y mejorar los procedimientos de prevención y contingencia de las plantas procesadoras, mientras que los simulacros evalúan la capacidad de respuesta ante la emergencia.

“Hacíamos como que un trabajador X del desposte había dado positivo, de manera (que pudiéramos) ver la trazabilidad y ver efectivamente cuánta gente tenía que aislarse y ver si los sistemas estaban funcionando bien, de manera que, en la eventualidad que tengamos casos, puedan aislarse y el contagio sea el mínimo posible”, explicó.

Producción avícola en Chile

Durante su presentación, Domínguez destacó que, en 20 años, la producción de pollo en Chile ha aumentado en un 45%, la de cerdo en 35% y la de huevo en 5%. El aumento responde primordialmente a la apertura de mercados de exportación, pues en la actualidad Chile está habilitado para exportar a 60 países. En ese periodo, la exportación de cerdo ha aumentado en un 53%, la de pollo en un 29% y la de huevos en un 8%.

La clave está en que “todo lo que hacemos en la industria va de la mano con las autoridades”, por lo que las exportaciones se han convertido en “el motor de la industria”, de acuerdo con el titular de Chile Carne. En 2019, las exportaciones superaron los US$1,000 millones, agregó.

El pollo es la proteína animal de mayor consumo en Chile (32.4 kilogramos per cápita), seguido del bovino (24 kilogramos), el cerdo (16.1 kilogramos) y el pavo (3.1 kilogramos).

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