Función intestinal óptima, clave del desempeño avícola

Atender las funciones inmunitaria y nutricional en el intestino del pollo puede ayudar a optimizar el desempeño.

Una buena producción de pollo de engorde depende de la buena calidad intestinal y, para minimizar pérdidas, debe tomarse en cuenta la calidad del intestino desde el principio del proceso de producción, de acuerdo con Luiz Felipe Caron, de la Universidad Federal de Paraná, en Brasil.

En su presentación en el World Nutrition Forum de Biomin, llevada a cabo en Sudáfrica a finales del año pasado, hizo notar que si no se garantiza que los pollitos tengan acceso al alimento durante las primeras 48 a 72 horas posterior al nacimiento, conduciría a una pérdida equivalente en el desarrollo intestinal, lo cual resulta en pérdidas económicas irrevocables en términos tanto de ganancia de peso como de costos inmunitarios.

El desarrollo intestinal en el pollito está influido no solo por el acceso inmediato al alimento sólido después de nacer, sino también por la microbiota ambiental típica del intestino del ave adulta. En las aves adultas, la microbiota tiene en promedio de 107 a 1,011 bacterias por gramo de contenido intestinal, además de que hay más de 600 especies bacterianas presentes en el ciego.

Existe una relación directa y constante entre las funciones nutricional e inmunitaria en el intestino. Por ejemplo, los protocolos experimentales han demostrado que, en animales convencionales con una flora intestinal normal, se requieren al menos 106 células bacterianas de Salmonella enteritidis para provocar enfermedad. No obstante, en animales libres de patógenos específicos, 10 células son suficientes.

La edad, entre otros factores, impacta en el sistema inmunitario y, por ejemplo, cuando los pollitos están expuestos a antígenos, la inmadurez intestinal puede representar un riesgo. Esto se ha observado en la generación y funcionalidad de linfocitos T intraepiteliales en el intestino, lo que se traduce en una capacidad de respuesta inmunitaria específica. En los primeros seis días hay un retraso en la respuesta, lo cual se prolonga durante las primeras semanas, mientras que el sistema inmunitario aún está madurando.

Beneficios individuales a los de parvadas

La forma más fácil de entender el efecto que la salud intestinal tiene sobre la respuesta inmunitaria sería considerar que un intestino intacto no solo resulta en el uso mínimo del sistema inmunitario, con una mínima inversión en la respuesta inmunitaria y, por ende, una mayor ganancia metabólica; pero con eso mismo y una mejor salud intestinal, la probabilidad de que los patógenos invadan es menor, lo cual resulta en menor contacto con el ave.

Cuando se trata de una sola ave, el menor tiempo de contacto se debe a la invasión reducida de los órganos internos del intestino, la replicación sería menor y el daño a la salud minimizado. Se reducirían la excreción de patógenos y la propagación de la enfermedad, con menor incidencia y prevalencia, y un impacto mínimo en los costos de control.

Por consiguiente, es a nivel de parvada donde se producen los mayores beneficios, ya que no solo mejora la situación de cada ave, sino que este beneficio también tiene lugar en el ambiente en el que se crían.

Invertir en la salud o la inmunidad del sistema digestivo en general trae ganancias a mediano o largo plazo por la menor presión de patógenos ambientales.

Además de invertir en la integridad intestinal, es necesario que los productores de pollo de engorde presten también atención a la microbiota intestinal, ya que pueden usar esta población para lograr un equilibrio que sirva para controlar retos.

La microbiota intestinal también brinda protección contra infecciones, directamente mediante la competencia por nutrientes y el espacio.

El uso de aditivos de alimentos balanceados que afectan el crecimiento microbiano puede tener un impacto importante en la inversión que el pollo tendría que hacer para controlar cualquier desafío de campo.

Cada vez más comprensión

La mucosa intestinal tiene varios mecanismos para proteger al huésped de una infección bacteriana, los cuales incluyen detección de organismos por medio de receptores que reconocen patrones, inducción de diferentes interleucinas, ejes de células, amplificación de respuestas proinflamatorias, secreción de proteínas antimicrobianas y reclutamiento de neutrófilos.

En años recientes, saber cada vez más acerca de la dinámica involucrada en la respuesta inmunitaria de la mucosa ha permitido el desarrollo de medidas que pueden optimizar la producción de pollos, a fin de garantizar un equilibrio delicado entre la respuesta inmunitaria y el desempeño.

Va a ser básico tener una mayor comprensión de las diferencias genéticas y microbianas que hay detrás de esa dinámica para el desarrollo de nuevas estrategias que controlen o prevengan las infecciones patógenas de la mucosa y, de la misma forma, habría un beneficio en el conocimiento más a profundidad de cómo el equilibrio de la microbiota intestinal afecta en el costo inmunitario y, por ende, el desempeño.

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