Soluciones lumínicas para las necesidades de la avicultura

Soluciones lumínicas para las necesidades de la avicultura

(Sichon | Shutterstock.com)

El impacto de un adecuado manejo de la luz en el bienestar y desempeño de las aves es una consideración crucial para el negocio avícola, siendo un área en constante investigación e innovación.

Es una valoración común decir que hace 50 años, cuando el modelo de avicultura comercial empezaba a consolidarse en la región, la menor de las preocupaciones para el empresario avícola era la iluminación de sus galpones. Se creía que con unas condiciones de luz semejantes a las necesarias para los seres humanos sería suficiente.

Desde aquellos focos incandescentes a tubos fluorescentes, bombillos ahorradores y los actuales sistemas LED, es mucho lo que se ha aprendido y se sigue investigando, propiciando hoy un segmento muy sofisticado de proveedores de soluciones de iluminación que ayudan a cumplir los objetivos de producción trazados por cada empresa.

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Aquí priman casas fabricantes europeas y norteamericanas, como la holandesa Hato, la estadounidense Once o la canadiense CVM, entre otras, que suelen presentar innovaciones basadas en la especial sensibilidad de las aves a los estímulos lumínicos, los cuales facilitan comportamientos y desempeños fisiológicos deseados para cada etapa productiva y tipo de negocio, sea ponedoras, pollos de engorde, reproductoras o incubación.

A este respecto, el veterinario Daniel Valbuena presentó recientemente una muy interesante y completa charla titulada ‘La luz como herramienta fundamental para una producción eficiente en la avicultura moderna’, en el marco de la primera versión virtual del Encuentro Avícola del Pacífico Colombiano, organizado por la seccional Valle de la Federación Nacional de Avicultores (Fenavi).

Luego de explicar la importancia de la luz en el comportamiento y la fisiología de las aves, destacando el mayor y complejo espectro de luz al cual son sensibles, el experto hizo hincapié en que “no es admisible que ante la pregunta sobre el programa de luz en las granjas la respuesta sea: el que trae las guías”.

Programas de luz particularizados

Valbuena dijo que el avicultor debe manejar conceptos como los lux, gallilux, fotoperiodo, cromaticidad, flujo luminoso, intensidad luminosa, índice de reproducción cromática, entre otros, “para lograr la autonomía necesaria que le permita disponer de programas de iluminación particulares a sus metas de producción, pues cada granja y empresa son diferentes”.

En esencia y de una forma bastante resumida, el avicultor debe comprender que en un ambiente intervenido —como es toda instalación avícola— hay que imitar al máximo la calidad de la luz natural o solar, que es luz blanca, a la cual puede matizarse sus longitudes de onda para que en determinadas circunstancias y buscando unos objetivos definidos previamente las gallinas o pollos reciban el estímulo deseado.

Gallinas y pollos, al tener más receptores de color en sus ojos (dos tipos más de conos que los humanos), tienen una visión más sensible a los azules (12 veces) a los rojos (cuatro veces) y pueden percibir la luz ultravioleta. (Imageman | Shutterstock.com)

Otra consideración relevante es que la luz utilizada tiene que emitir un flujo constante, sin cambios bruscos, sin parpadeos (muchos son imperceptibles para el ojo humano), ya que estos son un factor altamente estresante para el animal, que termina teniendo comportamientos no deseados que provocan menores rendimientos, picajes, así como distribución espacial irregular que puede propiciar camas húmedas, ahogamientos, crecimientos no homogéneos y huevos en piso.

Valbuena se reconoce como un experto en manejo ponedoras, razón por la cual su exposición fue prolija en esta área. Al respecto indicó que, independiente del modelo productivo (baterías de jaula, aviarios o pastoreo combinado), “se deben seguir cuatro reglas de oro: no aumentar la luz en recría, manejar menor intensidad en recría, no reducir la luz en postura, brindar mayor intensidad en postura”.

Explicó que si se hace a la inversa, “se pueden presentar retrasos en la actividad productiva de huevos. En la cría de las pollitas se puede implantar un programa de luz descendente lento o rápido. Se empieza con 22 horas de luz la primera semana y se va eliminando una hora (lento) o dos horas (rápido) de iluminación hasta llegar a las 12 horas. Con el primero se logran ponedoras grandes que producen a la semana 18 o 19. Con el otro, hay cierta precocidad y un tamaño de huevo algo más pequeño”.

Recomendaciones por tipo de producción

Valbuena reiteró que todo depende del nicho al que quiera apuntar la empresa en tamaño del huevo, precocidad o vida útil de la gallina. En lo que respecta al tipo de producción, recomienda que para jaulas en baterías se provea de luz uniforme en todos los niveles; en aviarios, que exista una distribución flexible, evitando áreas oscuras en la parte baja que invitan a que se pongan huevos en piso, con altos riesgos de pérdida.

Las firmas especializadas en proveer soluciones lumínicas integrales para granjas avícolas aseguran que la inversión puede recuperarse en 18 meses o menos, de 4,000 euros por galpón de 160 x 16 x 2.6 m. (branislavpudar | Shutterstock.com)

Para las gallinas libres de jaula en piso de galpón, la iluminación debe ser uniforme y en los casos de pastoreo se presenta una situación que puede terminar afectando el bienestar del ave, pues se combinan ambientes cerrados o semicerrados con abiertos, haciendo difícil el control de la luz para todos los individuos.

En lo que tiene que ver con pollos de engorde, expresó que “aparte de las condiciones locativas, se debe tener claro el peso deseado para el sacrificio y la edad a la cual se debe llegar a dicho peso, el tipo de alimento y el tiempo de consumo, al igual que el gasto energético por actividad física y la densidad manejada”.

Citó estudios en los que se concluye que la luz blanca con más longitudes de onda hacia el rojo o naranja estimulan el consumo, pero generan estrés y hasta canibalismo. La blanca neutral produce más actividad física y más consumo de alimentos, en tanto que ciertas luces verdes “facilitan el crecimiento y el desarrollo sexual del pollo durante etapas tempranas”.

Habló también de innovaciones en bombillas especializadas para la actividad avícola, que pueden generar distintos tipos de luz, en color, dirección e intensidad deseados. “La firma Hato presentó hace poco los resultados positivos de usar luz azul en pollos de engorde en la última semana. Eleva el nivel de andrógenos en el plasma, lo que favorece el desarrollo de masa muscular. Además, tiene un efecto calmante que ayuda en la recolección del ave, disminuyendo la incidencia de lesiones en patas y alas”.

Sobre la luz más recomendada en reproductoras pesadas, dijo que “a partir de la cuarta semana se debe implementar un programa de oscurecimiento, ciclos de ocho horas de luz y 10 de oscuridad, con luz natural de 13 horas como fotoperiodo. Combinar luz blanca principal con luz ultravioleta porque da machos más activos y con mejor desempeño en el apareamiento. Esto ha resultado en muchos casos, aunque no hay datos concluyentes”.

Por último, Valbuena comentó de los esfuerzos para llevar los beneficios de la iluminación programada en la incubación misma de los animales, recibiendo estímulos lumínicos desde su etapa embrionaria. “Es muy difícil lograr la uniformidad y en realidad tampoco hay nada concluyente. Algunos casos hablan de precocidad en la eclosión (de hasta tres horas) y algo de ganancia de peso al fin de ciclo, pero nada definitivo”.


Más recientes novedades

Ya hay en el mercado nuevas herramientas como los LED pulsátiles de espectro enriquecido, que combinan varias longitudes de onda de forma rápida (pulsátil) cuyo cambio no es detectado por la retina del ave pero sí por sus foto-receptores encefálicos. Esto eleva los niveles relajantes de melatonina y favorece la producción de huevos.

También están los LED integrados con ionización negativa, los cuales reducen el efecto negativo de la acumulación de polvo y amonio sobre la intensidad lumínica. Menos polvo, menos amonio, mejoran la productividad, la salud del lote y reduce el uso de antibióticos.

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