Incubar, del latín incubāre, prodigio de la naturaleza animal y también humana

Incubar, del latín incubāre, según el Diccionario de la Real Academia Española es un verbo que dice “de un ave: Calentar los huevos, generalmente con su cuerpo, para sacar pollos”. Para el recorrido etimológico de este vocablo hay que remontarse hasta un verbo latino que nuestro idioma ya ha perdido en el transcurso de los siglos; que es cubare, que significaba ‘yacer’, ‘acostarse’ o ‘estar echado’. Evidentemente, incubar se ajusta a ‘estar acostado sobre algo’ como hacen las aves al ’empollar’. Se conserva un sentido idéntico en el término incubación a secas que ya desde hace mucho tiempo es sinónimo de la incubación artificial.

Esta práctica es más antigua de lo que podríamos imaginar. La historia se remonta a 200 a 300 años a. de C. en China, y se sabe que hubo incubadoras en Egipto antes de la era cristiana.

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La incubación hoy

Aunque las incubadoras de hoy en día son unas verdaderas maravillas en el control de las condiciones de temperatura, humedad, suministro de aire y movimiento que se necesitan para cuidar este proceso biológico, la técnica sigue perfeccionándose y los expertos nos siguen dando sus buenos consejos para sacarle el mayor de los provechos. En este número, el Dr. Nick French nos da sugerencias para el manejo de la incubadora. Un buen manejo de estas máquinas depende de las herramientas adecuadas para monitorear las necesidades del huevo y el pollito, y de capacitar adecuadamente al personal para medir cosas tales como la temperatura, humedad, sincronización de nacimientos, rendimiento de pollitos, así como recolectar todos estos datos para reaccionar antes tales requisitos.

La otra incubación

Pero en español, incubar también es cuando se “dice de una enfermedad: Desarrollarse desde que se contrae hasta que aparecen los primeros síntomas”. Y esta acepción también se aplica muy bien en la avicultura. Esto está demostrado por la constante preocupación que tienen los profesionales de la industria por dilucidar qué factores afectan la sanidad avícola y sus repercusiones en la salud pública. Aunque no se ha logrado vencer por completo a ninguno de los microorganismos que nos atacan, hemos recorrido un largo camino tanto en el aspecto de la bioseguridad, como en la detección y control de enfermedades aviares.

Incubación = innovación

Muy lejos de “estar acostado sobre algo” quizás sin hacer nada, se encuentra la última acepción del verbo incubar, que también es cuando se “dice de una tendencia o de un movimiento cultural, político, religioso, etc.: Iniciar su desarrollo antes de su plena manifestación”. Y la industria avícola es, una vez más, una que incuba muchas ideas y tendencias en la alimentación animal, en la alimentación del ser humano y en la producción, procesamiento y fabricación de nuevos productos. ¿Cuántos conceptos no se han incubado u originado en la industria avícola? Pensemos en lo afinado y detallado que se encuentra la nutrición avícola, desde el aspecto de los nutrientes y sus requerimientos, hasta conceptos desarrollados ya hace algunos años como la nutrición temprana o la alimentación in ovo. Ni qué decir del uso de los aminoácidos o las enzimas.

En este número, le brindamos al lector dos temas de relevancia: el primero que habla sobre la vitamina E en dietas avícolas y su sustitución. La sustitución de esta vitamina liposoluble con antioxidantes en dietas para aves puede disminuir el costo de producción y mejorar la calidad resultante de los productos avícolas. Por otro lado, presentamos un artículo sobre los fosfatos en alimentos avícolas, ya que el productor se ve presionado, desde el punto de vista ambiental, por la lixiviación de minerales y sabemos que la biodisponibilidad del fósforo desempeña un importante papel en este concepto. Es así que se deben evaluar las fuentes de fósforo que utilizamos mediante varios métodos tales como la difracción de rayos X, para evitar problemas en el ambiente.

En la alimentación del ser humano, hace unas décadas cuando empezaron a aparecer producto procesados y aumentó la disponibilidad del pollo, se incubó la idea de convertir a esta ave en la proteína animal preferida en la alimentación, en la proteína animal más accesible y en la proteína animal de más versatilidad para elaborar muchos productos. En la actualidad hemos visto que la incubación de estos conceptos ha rendido sus frutos.

El conocimiento como resultado de incubar

Otros lugares donde se incuban grandes conocimientos son los cursos, seminarios y congresos. Este año tendremos la oportunidad de tener dos grandes congresos avícolas internacionales en territorio latinoamericano. Primero, en agosto el XVII Congreso de la World Veterinary Poultry Association que se realizará en Cancún, QR, México y posteriormente en septiembre el XXII Congreso Latinoamericano de Avicultura en Buenos Aires, Argentina. Para que esta incubación tenga buenos resultados, es necesario que participemos en dichos eventos. En ambos congresos estará lo mejor de nuestro conocimiento en todas las áreas de las ciencias avícolas y estarán también presentes las empresas para ofrecernos sus productos y servicios.

Actualmente, se usa además incubar para hablar del desarrollo de “semillas” de las nuevas empresas. Muchos centros de estudios han creado ya incubadoras que vamos a ver qué “pollos” van a rendir en el futuro.

Esperamos que en la industria avícola se estén incubando innovaciones sobre productos procesados de huevo, nuevas versiones productos de proteína, metodologías y técnicas de determinación para mejorar la inocuidad de los alimentos, facilidades en el comercio internacional, por mencionar solo algunos ejemplos.

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