Dos aviculturas similares, ¿pueden emplear distinto?

Dos aviculturas similares, ¿pueden emplear distinto?

(Andrea Gantz)

Parecidas poblaciones humanas y avícolas. Los mismos 6 millones de toneladas de granos para sus aves, pero números muy distintos en generación de puestos de trabajo avícolas en Argentina y Colombia.

Aparte de futbolistas y Gardel, entre Colombia y Argentina existen múltiples afinidades que pasan también por similitudes en varios campos, incluido el tamaño de sus respectivos negocios avícolas. Por eso desconcierta contrastar algunos datos específicos, como la mano de obra, que parecieran hablar de aviculturas diametralmente distintas.

Desde siempre me ha llamado la atención escuchar y leer que la avicultura colombiana genera 400,000 empleos directos y que 1.6 millones de familias “viven del negocio avícola”, según datos de la gremial Fenavi. Esos son, mal contados, 6.4 millones de colombianos vinculados de alguna forma con esta actividad económica (cuatro personas por familia, en promedio).

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Si nos atenemos a las cifras del más reciente censo poblacional (45.5 millones de habitantes), ¡1 de cada 7 colombianos depende entonces de la avicultura para obtener su sustento! Una cifra contundente que muestra a las claras la importancia socioeconómica del sector. Eso está bien, pero ¿qué tal si resultan ser esos datos “un poquito” inflados?

A la gente hay que creerle, dice una vieja norma de cortesía. No puedo afirmar que esas cifras estén alteradas, pero para ejercer el legítimo derecho a la duda estamos, más luego de oír a la gremial argentina Capia decir que allí se generan 50,000 empleos avícolas. Sí, ya sé que Capia solo agrupa a los productores gauchos de huevo y puede ser que únicamente hagan referencia a los operarios en granjas.

Ahí habría alguna explicación, pues Fenavi reúne a ovoproductores, criadores de broilers, fabricantes de concentrados, genética e incubación. Puede ser, pero las proporciones no parecen cuadrar, pues es de 8 a 1 a favor de un país como Colombia, que si bien es un importante productor avícola latinoamericano, no es exportador, frente a otro que sí lo es.

Extrapolando, ¿el resto del negocio avícola comparado con la sola producción de huevos tiene entonces una relación de 8 a 1 en empleos, en algún país? Ante estas dudas, he preguntado directamente a Fenavi sobre cómo discriminan dicha generación de plazas en la avicultura de Colombia. Si esos 400,000 empleos directos y 1.6 millones de familias surgen de sumar toda la cadena y cómo sería el guarismo para cada eslabón.

Muy formales, como es habitual, agradecen mi interés y me aseguran que “están volviendo a analizar” esos datos. Esperamos su respuesta y con ella podríamos hacer la misma pregunta a los amigos de Capia en Argentina, si da a lugar. Yo y mi obsesión con los numeritos.


Cacareo: Contrabando, sobreproducción, carestía en insumos, informalidad y bajos precios detallistas arrecian el panorama avícola boliviano. ¿La solución sí será pedir lo que está demostrado no hay, que es más control estatal? ¿Seguirán los pasos de los colegas dominicanos? ¿Habrá solución fuera del gremio y el mercado?

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