El maíz para aves entre el libre comercio y el proteccionismo

Los otrora buenos tiempos del libre comercio, parecen esfumarse en un tris. Después de años de negociaciones, desgravaciones arancelarias, tira y afloja y de que el comercio entre Estados Unidos y México fluyera libremente, todo indica que regresaremos al oscurantismo.

El caso del maíz es interesante. Alimento básico, fundamental de la dieta mexicana, diría yo, está ahora en el centro del debate. No obstante, no debemos olvidar que hay dos tipos de maíces: el blanco, que es, en esencia, el de consumo humano, y el amarillo, el de alimentos balanceados y usos industriales.

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A través de todos estos años, México se convirtió en el primer destino de las exportaciones del maíz amarillo estadounidense. Un país que tradicionalmente usaba mucho sorgo en alimentos balanceados, viró hacia el maíz por cuestiones meramente del mercado. ¿Quién dijo que la industria agropecuaria no era sexy?

Ante las amenazas del gobierno de Trump de negociar, y quizás deshacer el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, México, en un ataque de pánico, quedó pasmado. Pero ya empezaron algunas voces a hablar.

La semana pasada, Armando Ríos Piter, senador del Partido de la Revolución Democrática de México, presentó una iniciativa de ley para dejar de comprar maíz al vecino del norte. De acuerdo con datos del US Grains Council, en 2016 México importó 13.3 millones de toneladas de maíz amarillo y 1.13 millones de toneladas de maíz blanco. Ríos Piter propone dejar de importar el 60 por ciento el primer año, es decir, unas 8.7 millones de toneladas y traerlo de Canadá, Argentina y Brasil. Buenas opciones.

Si bien, ante los embates de Trump es lógica una respuesta así por parte de un país, me parece que su fundamento no es el correcto. En esencia, el senador se basa en la autosuficiencia alimentaria, pero del maíz para consumo humano, es decir, el maíz blanco. Recordemos que lo que más importa México es maíz amarillo para la producción de alimentos balanceados que se destinan ¿a qué?: pues casi un 50 por ciento a la producción de pollo y huevo, las proteínas animales más baratas para la población.

De esta manera, las circunstancias de ambos lados del muro nos regresan treinta años atrás: a los controles, a las restricciones gubernamentales en el comercio… al proteccionismo, al que pongo en tela de juicio: ¿a quién protege? ¿Ustedes qué piensan?
 

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