Protección antioxidante para pollos con estrés calórico

El estrés calórico ocasiona fallas en múltiples sistemas debido a la sobrecarga de trabajo, lo que lleva a la producción en exceso de radicales libres que pueden causar estrés oxidativo irreparable.

En épocas de altas temperaturas, lo que más preocupa a los nutriólogos o nutricionistas es el estrés calórico en el pollo de engorde, no solo porque las aves crecen más lento y de manera menos eficiente, sino porque puede afectar gravemente su bienestar y salud, lo que lleva al aumento de morbilidad y mortalidad. Neutralizar los efectos negativos del estrés calórico sigue siendo un área de la que conocemos muy poco y la cual muchos nutricionistas abordan con una serie de aditivos luego de ajustar fórmulas de acuerdo con las interacciones de nutrientes y estrés por calor que se conocen.

De entre los aditivos de estrés por calor comunes se encuentran el bicarbonato de sodio, la vitamina C, el ácido cítrico, las fuentes comunes de sodio y potasio, e incluso la betaína. Tales aditivos funcionan en diversas combinaciones para condiciones y diseños de formulación diferentes, no siempre de forma tan efectiva como se quisiera, pero al menos parecen aliviar el problema.

El problema del estrés calórico y la oxidación no se ha tratado lo suficiente. Esto se debe a que quizás el estrés oxidativo es un término mal definido o porque carecemos de las herramientas prácticas para evaluarlo bajo condiciones de campo. No se pueden medir y asociar fácilmente los efectos de un problema tan genérico como el estrés oxidativo, porque no afectan únicamente a un órgano sino a todo el organismo.

El estrés oxidativo equivale al estrés en todo el sistema que puede llevar a problemas locales o a una desconexión general. Por suerte, la nutrición de antioxidantes se reconoce como un campo de la ciencia de animales criados bajo condiciones intensivas, de tal forma que parece que ahora los nutricionistas consideran al estrés calórico como otro factor que ocasiona este problema genérico.

¿Qué es el estrés oxidativo?

La oxidación es un proceso fisiológico normal del organismo del animal. Como tal, existen procesos opuestos para neutralizar los radicales libres dañinos para no ocasionar daños en exceso o irreparables. Sin embargo, el estrés oxidativo, una condición en la que los mecanismos antioxidantes normales se ven sobrepasados, sucede bajo dos situaciones:

  1. Cuando los animales consumen radicales libres de forma evidente, como alimento balanceado oxidado, lo cual puede prevenirse fácilmente con control de calidad y con protección antioxidante del alimento.
  2. Cuando aparecen condiciones de estrés en la vida del animal, como las enfermedades, incluso en formas subclínicas, el amontonamiento, la reubicación, la manipulación excesiva y, por supuesto, el estrés calórico.

Aunque cuentan con cierta capacidad innata del manejo interno del estrés oxidativo, estos mecanismos son considerados insuficientes para los animales criados bajo modernos sistemas de producción intensiva. Se trata claramente del caso en el que la alta capacidad genética de producción de los animales modernos no viene seguida de un aumento concomitante de la capacidad antioxidante. Por ende, prevalece el estrés oxidativo y empieza por consumir los sistemas naturales antioxidantes internos y externos, como los pigmentos y vitaminas tales como A y E. Luego, disminuye la capacidad y funcionalidad de los órganos y sistemas que dependen de la presencia de antioxidantes, como los riñones y el sistema inmunitario.

En general, los animales bajo un fuerte estrés oxidativo responden mediante la reducción del consumo de alimento. Una peor tasa de eficiencia alimenticia (las especies reactivas de oxígeno son tóxicas para la mitocondria, lo que afecta el metabolismo de la energía) afecta las tasas de crecimiento y disminuye la salud, lo que puede llevar a la muerte a causa de infecciones secundarias.

Estrés calórico y oxidación

Durante periodos extensos de estrés calórico, las aves sufren primero de alcalosis del plasma, lo que lleva a pérdida excesiva de sodio y potasio, creando problemas del equilibrio electrolítico en la sangre. También se ve afectado el metabolismo de los lípidos en el sentido de que esa energía es dirigida hacia la acumulación de lípidos y el traslado de las reservas de lípidos de la grasa dorsal hacia órganos internos.

El estrés calórico también afecta al sistema inmunitario y reduce, en gran medida, la concentración de varios de los componentes responsables de la defensa de enfermedades, tales como células colaboradoras CD4+ y las células citotóxicas CD8+. Todos estos procesos vienen acompañados de la liberación de especies reactivas de oxígeno (oxidación excesiva) debido al aumento en la carga de trabajo del hígado, riñón, corazón, ganglios linfáticos y pulmones.

En general, en el esfuerzo por combatir los posibles efectos letales del estrés calórico, el ave pasa por un estrés tremendo en todos los sistemas vitales, que resulta en la producción excesiva de productos de oxidación. Por ende, es evidente que la nutrición de antioxidantes debe desempeñar un papel principal en el combate del estrés calórico.

Compuestos vegetales secundarios o fitogénicos

No siempre es evidente que las plantas, que originalmente producen la gama de compuestos vegetales secundarios usados en los productos comerciales fitogénicos, se encuentran de forma principal en las zonas que sufren de periodos extensos de estrés calórico. Por ejemplo, la canela y el clavo son plantas endémicas de Asia, en donde lo normal es el calor y la humedad. De estas plantas, hemos descubierto el cinamaldehído y el eugenol, dos compuestos vegetales secundarios que se encuentran en muchos cocteles fitogénicos comerciales.

Además, plantas como el olivo y la vid producen una gama de compuestos fenólicos que también tienen fuertes antioxidantes. No es coincidencia que tales plantas se encuentren en la región del Mediterráneo y en otras zonas de climas cálidos y áridos similares. De hecho, ahora se reconoce que la mayoría de las plantas que encontramos que florecen bajo condiciones climáticas extremas, como el pino, que se expone con frecuencia al estrés por frío, son fuente de la mayoría de los compuestos antioxidantes fenólicos.

Correlación posible con la nutrición humana

Aunque no podemos asegurar con certeza que son solo estos compuestos antioxidantes y mecanismos relacionados los que ayudan a tales plantas a prosperar bajo condiciones climáticas extremas, no podemos ignorar el hecho de que los humanos que viven en esas mismas zonas también consumen grandes cantidades de estas plantas y sus derivados.

El orégano es una hierba consumida ampliamente en los países de la cuenca del Mediterráneo y todas las especias son de uso corriente en la gastronomía étnica del Sureste de Asia y muchos otros países cálidos y áridos como aquellos del norte de África, etc.

En la India, México y el sureste de Asia se consumen grandes cantidades de capsaicina de los chiles, una planta del continente americano que les brinda los efectos benéficos de su componente principal.

Si los humanos que viven en los países que sufren de estrés calórico en exceso consideran benéfico el consumo en altas cantidades de estos compuestos vegetales secundarios en varias formas, entonces ¿por qué no aprovechar los mismos efectos en animales criados bajo condiciones similares? Y si los compuestos vegetales simples funcionan contra el estrés calórico, ¿funcionarían mejor ciertas combinaciones?

¿Qué se puede hacer en la actualidad?

Muchas dietas avícolas contienen fitogénicos como parte de un programa dirigido a reemplazar los efectos promotores del crecimiento de los antibióticos tradicionales. Podrían tenerse en cuenta a estos mismos fitogénicos, quizás en una dosis diferente, como parte de un programa de nutrición antioxidante de apoyo para ayudar a neutralizar o mitigar aún más los efectos negativos del estrés calórico. Claramente, este es un nuevo concepto que no pasará desapercibido en zonas donde el estrés calórico es tan común como la luz del sol.

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