De traiciones y traductores

Hay un dicho en italiano muy conocido en el medio de la traducción que dice: traduttore, traditore, es decir traductor: traidor, en alusión a que a veces al traductor traduce mal, o cambia de idea un texto, comete errores, o incluso añade de su cosecha a un texto. Muchas veces esto se puede deber también a la falta de equivalentes en un texto, lo cual se complica cuando vertemos ideas de un idioma a otro, que resulta en lo que en traductología se conoce como “pérdida traductológica”. Pero para eso, los traductores contamos con una serie de herramientas lingüísticas que nos ayudan a transmitir esas ideas en otra lengua, tales como la transposición, modulación, equivalencia, amplificación, omisión, explicitación, etc. Carlos García Gual en el periódico El País dijo que “no pasemos por alto que cada traductor, por fiel y austero que sea, matiza y recrea el texto y deja su huella”. Así que, realmente a veces creo que es injusto calificar de traidor al traductor, como lo dice ese dicho.

Víctor Mireles   

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La muerte del Dr. Víctor Mireles nos dejó en shock a todos, porque era el intérprete y traductor de la industria avícola y de toda la industria pecuaria. Veterinario zootecnista de profesión original, le dio a la profesión de la traducción e interpretación una faz y un dinamismo que pocos hubieran podido o podrán darle. Incansable ante el micrófono y con los auriculares puestos, fue el vaso comunicante, el transmisor del conocimiento y las ideas de cientos de ponentes al español, y viceversa, también lo fue al inglés. Por Víctor no nada más fluían a través de él estos conocimientos e ideas, sino además las dudas y comentarios de los asistentes, ávidos de respuestas.

En alguna ocasión, en las conversaciones de los vestíbulos de las salas de conferencias alguien comentó que “Víctor tosía en inglés”. Era tal su habilidad en la interpretación que, efectivamente, si tosía para aclarar la voz, parecía que también lo hacía en el otro idioma. Su capacidad de abstraerse en la cabina, concentrarse y poder aislarse del mundo para transformar dos lenguas, no tenía parangón.

Víctor era casi omnipresente: prácticamente no había congreso, serie de conferencias o cualquier simposio o evento de talla internacional del medio avícola en el que no estuviera. Este ritmo de trabajo lo llevó durante muchos años y además en muchas otras áreas del conocimiento humano. Asimismo, fue un viajero inagotable, ya que no nada más trabajaba en nuestro continente, sino también en tierras más lejanas.

El peligro de hoy en día   

En México, el poeta zacatecano Ramón López Velarde dijo que “traducir es jugar peligrosamente con dos idiomas, uno lleno que habrá de romperse, y otro vacío que habrá de llenarse en el momento mismo del choque. Vasos de cristal antípodas, naciendo y muriendo sucesivos, los lenguajes se besan como pueden. Una traducción equivale a un antifaz. En ella perecen las líneas, para que se salve, acaso, la gota esencial”.

Pero esta “peligrosidad” a la que hace referencia López Velarde no tiene nada que ver con la peligrosidad que está viviendo México y los países centroamericanos, y que también ha vivido Colombia. Aunado a esto, está la absoluta falta de valores, el poco valor que se le da a la vida y hasta el culto a la muerte. Haber asesinado a una persona así, a un profesional avícola que siempre cumplió con su trabajo y que se convirtió en punto de referencia, no tiene sentido ni razón de ser. Nadie se merece eso. Fue un acto a traición. Los perpetradores traicionaron al traductor. ¡Eso sí que es una traición!

La olvidada profesión u oficio   

Dentro de la traducción hay muchos vertientes, que van desde la literaria, hasta la jurídica, comercial, técnica y científica. ¿Es una profesión, arte u oficio? O las tres cosas juntas. El traductor y el intérprete son el personaje olvidado, al que muchas veces sólo se le conoce la voz, allá atrás en el fondo del salón, metido en una cabina. En el caso de los traductores, a veces no se conoce ni su nombre, “es frecuente desdeñar nombrar al traductor”, dice García Gual. Sin embargo, José Saramago dijo que “los escritores hacen las literaturas nacionales y los traductores, la literatura universal”.

Hasta luego   

Ahora la industria se va a enfrentar a su falta y tendrá que irse adaptando y acostumbrando a otros, y hasta tendrá que ir capacitando sobre la marcha a nuevos intérpretes y traductores avícolas. La presencia de Víctor Mireles se va a extrañar en los eventos, para empezar en el Congreso Centroamericano de Avicultura este mes en Panamá. Echaremos de menos su voz en los auriculares. Que descanse en paz.

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