El impacto de los tratados de libre comercio sobre la avicultura mexicana

A casi 20 años de haberse firmado el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica, el TLCNA, y a varios años también de otros 12 tratados con países de Asia, Latinoamérica y la Unión Europea, contrario a lo que se suponía, la avicultura mexicana muestra...

Han pasado ya casi 20 años y recordaremos que en aquellos lejanos años 90, ante la firma de TLC de Norteamérica, entre México, Estados Unidos y Canadá, se hablaba de catastrofismos, de impactos negativos sobre las diversas industrias mexicanas, un poco realidad, y un poco también de pesimismo y baja autoestima. En este artículo vamos a hablar solo del sector avícola, para lo cual Industria Avícola entrevistó a diversas personalidades, desde el punto de vista legislativo en la Cámara de Diputados, hasta el de los productores en la Unión Nacional de Avicultores y en el Consejo Nacional de Fabricantes de Alimentos Balanceados, CONAFAB.

Un sector avícola maduro y fuerte 

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El Lic. Sergio Chávez, presidente ejecutivo de la UNA nos dice que en México “cuando hablamos de avicultura, hablamos de un sector que ha ganado mucho terreno en lo referente a madurez. Tiene una visión empresarial, se toman y basan las decisiones en la parte económica y financiera de lo que sucede en México y en el mundo. Son empresas que reinvierten en mejorar, en integrarse, en procesos que les dan mayor productividad y eficiencia por ave o por kilo de huevo producido. En esto yo creo que le llevamos mucha distancia a otros sectores de la ganadería”.

La avicultura ha madurado a tal punto, que se han constituido como una fuerza muy importante del sector pecuario. Atrás quedó el clásico paternalismo. De hecho, nos comenta el Lic. Chávez que tras 30 años en la UNA, recuerda la época de Conasupo (la Compañía Nacional de Subsistencias Populares) en la que había un apoyo directo del gobierno federal a las industrias pecuarias, no sólo en avicultura. Conasupo monopolizaba la compra de materias primas y vendía el maíz o el sorgo, o lo que se acopiaba en las cosechas nacionales. El precio era exactamente igual en Hermosillo, Sonora que en Mérida, Yucatán. “Pero lo que se estaba creando con eso era una distorsión de la realidad, porque no estabas a veces cerca de los mercados de consumo o cerca de las zonas de cosecha”.

Al acabarse la Conasupo, se pasó a las compras directas. Hubo una transición que se llamaba compras participativas y luego los cupos de importación, en el TLC. En el caso de los avicultores, se profesionaliza cada día más al punto de que los que más compran granos es a través de agricultura por contrato de compras anticipadas, o utilizan las coberturas de call y put que permiten tener un costo y algún beneficio. La avicultura lleva ventaja en ese sentido.

“Yo creo que el crecimiento de la industria avícola es algo manifiesto. Por ejemplo, Jalisco hoy por hoy es líder nacional en producción de huevo, presenta un crecimiento importante y por supuesto que estamos haciendo lo propio de una manera mucho más acotada, tratando de invertir y seguirle apostando a la industria” dice el Lic. Maurilio Ochoa, productor de huevo de Chihuahua y diputado de su estado (PRI).

Impacto positivo 

Todos coinciden en que ha sido de gran beneficio para el país. “Definitivamente ha sido de beneficio, en el sentido de que nos ha dado apertura a nuevos mercados. El futuro de nuestro país tiene que estar encaminado a la industria y he sido muy enfático en seguir apoyando proyectos de avicultura”, dice el Dip. Ochoa. Hay muchos datos y elementos que demuestran qué beneficios le ha aportado a México en ese sentido.

La industria avícola se ha visto favorecida. Por ejemplo, con el TLC el gobierno se vio obligado a eliminar el precio controlado del huevo y a quitar los permisos de importación del sorgo. No se hizo con el maíz, porque el maíz está ligado a la tortilla, base de la alimentación en México. Se comenzó a trabajar con los cupos de importación y se eliminaron de manera inmediata los aranceles de maquinaria y equipo, lo cual permitió inversiones anticipadas.

Prueba de todo esto es ver las estadísticas desde 1994, el inicio del tratado con EUA. Desde entonces, prácticamente se ha duplicado la producción y el consumo per cápita. La industria avícola al final ha sido una competencia más bien interna, se ha concentrado en unas manos, pero de manera mucho más profesional.

La otra parte que también se beneficia es el país y el consumidor. Al ver los consumos per cápita de huevo y pollo, el consumidor final tiene hoy una dieta mucho mejor, mucho más equilibrada que la que tenía en ’94.

Hoy, la industria avícola sigue creciendo e invirtiendo. Incluso, está muy diversificada en cuanto a la procedencia del capital, por ejemplo, en México está la estadounidense Tyson, y Pilgrim’s Pride que es brasileña, aparte de otras. Pero, todas conviven con sus altibajos, ciclos de producción y de precio, oferta y demanda, etc.

Esquema de desgravación 

La desgravación fue de 10 años, de los cuales cuatro fueron a través del GATT, esquema que funcionó. “Ahí es donde la industria avícola, a través de la UNA, logró tener claridad de lo que iba a pasar en el tiempo y fue profesionalizando cada vez más su relación comercial con EUA” nos dice Chávez. “La industria avícola mexicana fue de los pocos sectores que logró tener un asiento en los comités de cupos de importación, no sólo de maíz sino también en equipo, aves, huevo fértil, oleaginosas, carnes, por aquello del periodo de desgravación”, nos recuerda Chávez.

“Por supuesto nosotros en aquella época no teníamos la experiencia ni el conocimiento que tenemos ahora. De haberla tenido, quizás se hubiera eliminado la importación de pierna y muslo de la negociación para tener un terreno más uniforme”.

En cuanto al alimento balanceado, desde el inicio del TLCAN había aranceles para la importación de sorgo que a partir de la firma quedó libre. En las oleaginosas, la industria aceitera logró una desgravación a 10 años. El maíz siguió con un arancel muy alto, pero a los 15 años de la firma quedó libre. Como tenía una fracción arancelaria general, hubo que dividirlo en amarillo y en blanco, para que no se contaminara el asunto de la tortilla. No había cupos de importación, si primero no se aseguraban las cosechas nacionales. Eso impactaba el ser más competitivo y eficiente porque de repente había cupo de maíz, y había que comprar la cosecha de sorgo, y al formular, hay grandes diferencias entre ambos. Pero a partir de 2008 también quedó eliminado.

El periodo de transición le dio a la industria la posibilidad de invertir, crecer, modernizarse, fortalecerse y equilibrarse, es decir, tener con el tratado más cosas qué ganar que perder.

Alimentos balanceados 

En lo que respecta a la producción de alimentos balanceados, los tratados han sido buenos también, pues se abrieron totalmente las importaciones de granos y oleaginosas. “Esto ha sido muy bueno para nuestra industria. De hecho, no se importa alimento balanceado para animales de producción (aunque sí para mascotas)” nos dice el Lic. Fernando Aramburu, Director general del CONAFAB. Además, según el Lic. Javier León, Subdirector del CONAFAB, “se desvaneció un mito muy importante de que el productor de granos sería uno de los grandes perdedores. Realmente no ha sido así: en la nivelación total del maíz en 2008, no pasó realmente nada”. Quizás ha ayudado el precio internacional alto de los granos, ya que la mitad de lo que demanda esta industria se compra aquí. “Para nosotros esto es muy bueno porque nunca es bueno tener un sólo proveedor, y menos de una materia prima tan importante como es el grano”. De esta forma existe una cobertura total, lo cual representa una ventaja.

Tecnificación de la industria mexicana 

Un aspecto importante del TLCNA es que desde el principio, hubo oportunidad de adoptar tecnologías de punta, prácticamente sin pagar aranceles en maquinaria y equipo. Esto permitió que en muchos casos haya una tecnología igual que la que tiene Brasil, EUA o Europa. “En ese sentido, yo creo que estamos a nivel de cualquier país del mundo” hace énfasis el Lic. Chávez.

“Es fundamental que le apostemos a la tecnificación, que se plantee una producción más eficiente en los costos de producción, teniendo la ventaja de la cercanía con EUA”, comenta el Dip. Ochoa. Los niveles de tecnificación en la industria son sumamente importantes, “pero la tecnificación no nada más es tener equipos automatizados, creo que la tecnificación tiene que ir más allá, para poder ofrecerle al consumidor otros productos como huevo pasteurizado, libre de salmonela o huevo líquido” añade el Dip. Ochoa. “En la medida en que avancemos y le demos un valor agregado al producto, iremos generando una industria mucho más sólida”.

Alineación de políticas internas y externas 

Ante la pregunta de si el estado mexicano ha logrado alinear políticas internas y externas para ayudar al productor nacional a ser competitivo a nivel internacional, el Dip. Cruz López, diputado del estado de Tamaulipas (PRI), nos comenta que “en los TLC y en los acuerdos comerciales que ya tiene México, no hubo ninguna protección como en otros (por ejemplo, Canadá sacó de la negociación a la leche y sus productos derivados); nosotros ni siquiera sacamos los más sensibles en términos de la alimentación del pueblo de México, como el maíz blanco y el frijol”.

México mantuvo una postura completamente abierta para crear las condiciones adecuadas para la firma del TLCNA, y para poder estar a la par de los socios surgidos precisamente de estos acuerdos y tratados comerciales.

Exportaciones 

El asunto de los tratados de libre comercio ha sido siempre el del mercado interno, porque México todavía no se destaca por sus exportaciones. En realidad “México está empezando tarde su programa de exportación” nos comenta el Lic. Chávez, en comparación con Brasil, Argentina o Chile, países que llevan mucha ventaja tanto en programas como en volúmenes de exportación. Se necesitan desarrollar políticas públicas enfocadas a que la industria avícola mexicana empiece a abastecer el mercado de exportación, en carne de pollo, aunque en huevo se está haciendo algo.

Para poder tener a la larga una industria sana, de una base más sólida y así sobresalir, necesitan empezar ya los mercados de exportación. Hay que aprovechar el ritmo de crecimiento desde que empezó el TLC, con todo y sus altibajos. Como lo hacen Brasil, Argentina y Chile, que producen una cantidad adicional a la que el mercado nacional demanda, dedicada a los mercados de exportación”, señala Chávez.

Se debe buscar una política pública que ayude a la industria a tener esa oportunidad. No a buscar compensaciones por ave sacrificada o recursos para construir una planta. Esta es una industria madura, porque invierte. “Se necesitaría apoyo del gobierno mexicano para garantizar la competitividad” señala Chávez. “Lo ideal sería que del total que se produce de huevo y pollo, al menos se fije una meta en los próximos 5 años de exportar el 10%”.

Normas y aspectos fitosanitarios 

A diferencia de otras organizaciones, la UNA ha trascendido por la relación tan cercana con EUA. Incluso, desde 2003 se creó la NAFTA Egg and Poultry Partnership, con una agenda bilateral, parte de la cual es precisamente buscar que los gobiernos homologuen el proceso de normalización.

Un ejemplo claro de esta cooperación es en el caso de que haya brotes de enfermedades, se pone en cuarentena el estado, o incluso los condados o municipios, pero no todo el país. “Antes esto era diferente; son cosas que se van trabajando de manera diferente en función de la homologación de las normas entre ambos países” enfatiza Chávez.

“De la industria pecuaria, es precisamente la avícola la que por sus características cumple mejor la normatividad, contemplada en la Ley Federal de Sanidad aprobada en 2007, enfocada a que México cumpla con la normatividad internacional” señala el Dr. Juan Ponce, Director de Estudios sobre Soberanía Alimentaria de la Cámara de Diputados.

¿Comercio de una o dos vías? 

“Un asunto pendiente es precisamente que no hemos podido hasta la fecha tener acceso al mercado estadounidense”, comienza el Lic. Chávez al referirse sobre este tema. El comercio hacia ambos lados de la frontera no se ha logrado con el pollo, el más importante por las diferencias entre pierna y muslo, y la pechuga. Ha habido algunas exportaciones esporádicas de huevo fresco. Sin embargo, si ha habido éxito en huevo procesado, no tanto a Estados Unidos pero sí con otros TLC como con Japón, la UE, y también a países de África con los que no hay tratados, con gallinas de desecho, huevo fresco y productos de huevo, y a países asiáticos.

En el caso de los alimentos balanceados, nos comenta el Lic. Aramburu que “no podemos exportar, básicamente por los costos de producción comparado con EUA, más el costo del transporte; es un mercado casi imposible para el alimento balanceado”. Sin embargo, “nos hemos defendido mucho del productor estadounidense con base en el precio y calidad. A pesar de que somos importadores netos de granos y oleaginosas, sigue siendo mejor el precio del alimento balanceado mexicano que el que pudiera tener el importado”.

Importaciones ilegales 

El periodo de transición del TLCNA terminó en 2003. Lo único que quedó durante 5 años atado a una cuota de faja fronteriza fue la pierna y muslo, que fue cuando se consiguió la salvaguarda. A partir de eso, el mercado quedó totalmente liberado. Una vez terminado el periodo de transición, prácticamente todo el comercio internacional avícola, no sólo con EUA, sino con Chile y otros países, quedó totalmente abierto.

Ahora, “lo que hacemos es identificar problemas para ayudar a la Secretaría de Hacienda, en cuanto a comercio ilegal, por ejemplo una triangulación de un producto a otro país que use el beneficio del tratado, alguna subvaluación de un producto o el dumping”, nos dice Chávez. La UNA se ha dado a la tarea de organizar cursos de capacitación en las aduanas de México, desde 2009 hasta la fecha, con la idea de que quienes ahí trabajan tengan información clara, que no haya distorsiones.

Inocuidad alimentaria 

En México y los países emergentes vamos un poco más atrasados, “estamos buscando tener la cultura de un producto totalmente inocuo y que pueda trascender entre la parte de la sanidad avícola, a la sanidad humana, que al producto que está en la mesa, se pueda identificar de qué región, granja, lote o incluso de qué ave es” comenta Chávez. “Lo que se exporta tiene precisamente esas características. Cuando el gobierno mexicano extiende un certificado de exportación, debe tener la seguridad de que no vas a sacar algo que perjudique al país, a la industria o a la empresa”.

Al llevar productos a mercados externos, nos dice León “la inocuidad viene al revés, de la exigencia del consumidor, de una cadena comercial, de un gobierno para importar carne o proteína animal. La imposición de reglamentaciones y de controles obliga al país exportador a operar sistemas de inocuidad y de control de calidad muy importantes. Arrastran a toda la cadena del consumidor hacia atrás. Esto ha hecho que hoy Brasil esté más adelante que nosotros”.

Conclusiones 

Para la avicultura mexicana, el libre comercio ha sido la base de la expansión. Aunado a la adquisición de OK Foods en EUA por parte de Bachoco, nos da a entender que México está listo para lanzarse al estrellato. Hay varios frentes que hay que ver: identificar los posibles mercados de exportación, la producción de productos de valor agregado, como en el caso del huevo, y las inversiones en el exterior, lo que hará que la industria crezca, se modernice y genere empleos.

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