Tradicionalmente se ha creído que la carne de pollo representa una opción de proteína de bajo costo para el consumidor. Sin embargo, ya no es tan barata como se cree.
La avicultura está en la antesala de cambios importantes en la estructura de la industria, no solamente por los altos precios de granos y oleaginosas, sino también por la complejidad del ambiente de negocios y la volatilidad en los mercados ocasionados por la inestabilidad de la situación de la economía global.
Contracción del crecimiento
A finales de la década pasada la economía mundial ha visto revertir su trayectoria de crecimiento constante. La tasa de crecimiento en 2009 se contrajo de 2.8% a -0.7%, según los datos del Fondo Monetario Internacional. En 2010 se empezaron a mostrar señales de recuperación, al tiempo que las expectativas iniciales para 2011 eran halagadoras. No obstante, la situación europea convirtió el optimismo de la recuperación económica en un miedo al futuro económico frente a las expectativas de una desaceleración de la tasa de crecimiento económico. A la vez, la dificultad de llegar a identificar una estrategia coordinada en Europa ha contribuido a la volatilidad en los mercados cambiarios y, en parte, a los granos.
Carne de pollo: ¿opción de bajo costo?
En términos generales la industria avícola ha creído que la carne de pollo es la que menos se ve impactada negativamente por las dificultades económicas. Esta creencia se basa en el argumento de que esta carne representa una opción de proteína de bajo costo para el consumidor. Sin embargo, la carne de pollo ya no es una opción tan barata como se cree. En la gráfica 1, aun ajustando por las diferencias en mercados y presentaciones, se puede apreciar que la carne de pollo ha perdido competitividad frente a la carne de cerdo. A la vez, la búsqueda de la industria de desarrollar productos de valor agregado, que bien pudieran haber contribuido a una mejoría del flujo de ingresos, ha implicado que el pollo tenga que competir con otros segmentos donde otros atributos, además de precio, son los motores del mercado, lo que hace que la demanda sea más susceptible a los cambios económicos.
Exportaciones avícolas
Lo anterior significa que la avicultura no está inmune a las consecuencias de una desaceleración económica. Aunado a los cambios en la estructura de la demanda, la creciente importancia de las exportaciones para la industria avícola, que han pasado de 8.2% en 1990 a 11.3% en 2010, ha hecho a la industria más sensible a cambios en las tasas de crecimiento económico. Esto se puede apreciar en las gráficas 2 y 3: al perder dinamismo en la tasa de crecimiento de la economía mundial, la industria avícola, tanto en producción como en la comercialización internacional, también ha perdido dinamismo en lo que respecta a su tasa de crecimiento. Así, no deberá sorprendernos el ver una desaceleración en la tasa de crecimiento global de la industria avícola si en 2012 continúa contrayéndose la economía mundial.
Cambios en los patrones de consumo
Es importante señalar que hay diferencias importantes entre la situación actual y las desaceleraciones económicas anteriores que estuvieron relacionadas con los típicos ciclos económicos. La reciente contracción, particularmente en los EUA viene asociada a una pérdida de riqueza por parte de los consumidores, lo cual implica que los cambios en los patrones de consumo pueden ser más duraderos. De la misma manera, si bien no más importante, es que la contracción económica no ha sido uniforme en todos los países. Mientras se caen o estancan las economías de muchos países desarrollados, las economías de países en desarrollo no pierden su dinamismo. Así, las oportunidades son más diversas, lo que da como resultado que el eje de los agronegocios se incline hacia los países asiáticos.
Liquidez, banca y crédito
En la actualidad existe el riesgo de una pérdida considerable de liquidez en el sistema financiero. Las proyecciones del impacto en la banca de las posibles quitas (es decir, las cancelaciones totales o parciales de una deuda por parte del acreedor) asociadas con la deuda de varios países europeos, pueden fluctuar entre 30% a 50% de la deuda, lo cual restringe su capacidad financiera. Así, la falta de liquidez se traduce en restricciones de crédito; de hecho ya hay indicaciones de que los bancos en varias regiones han implantado políticas más restrictivas de crédito, con la cual se han tornado más selectivos.
Cambios en el modelo avícola
Al buscar minimizar o administrar los riesgos actuales y potenciales de la situación que vive la economía global, empezamos a ver cambios en el modelo de negocio en la industria avícola. En primera instancia se ve una acelerada concentración. En algunos casos, la concentración es el resultado de quiebras de empresas avícolas frente a la competencia cada vez más intensa. En otros, refleja adquisiciones por parte de empresas existentes que están en la búsqueda de economías de escala en la adquisición de insumos y del proceso de distribución del producto final. También se han dado cuenta de que hay economías de escala en el financiamiento, lo cual viene siendo más importante para la supervivencia de la empresa durante épocas de racionamiento de crédito.
Si bien la consolidación de la industria no es ninguna novedad, recientemente se han visto más adquisidores de empresas de un país por empresas de otros países, como por ejemplo, la reciente adquisición de OK Foods en los Estados Unidos por parte de la empresa avícola mexicana Bachoco. Estas adquisiciones obedecen, entre otras cosas, a una estrategia de reducir los riesgos, ya sean de mercado, políticos o cambiarios, entre otros, de operar en un solo país. Otro factor distinto es la creación de empresas pecuarias, es decir, que no sean de producción de una sola carne.
Aceleración del cambio
La complejidad del ambiente de negocios y la volatilidad en los mercados debido a la inestabilidad de la situación de la economía global son factores que aceleran los cambios en la industria avícola. La industria se está moviendo hacia un modelo de negocios globalizado, más allá de lo que implica el simple hecho de comercializar carne de pollo internacionalmente, y a la vez se está volviendo menos avícola.