La lucha por el mercado mexicano de importación de pollo

Tradicionalmente comandadas por EUA, seguidas Chile, las importaciones de pollo en México cuentan con un nuevo y fuerte componente, que es Brasil.

Como consecuencia de los brotes de influenza aviar de alta patogenia de 2013 en México – que afectaron a reproductoras pesadas – disminuyó la producción de pollitos de un día. Para evitar desequilibrios en el mercado y aumentos excesivos en el pollo, el gobierno mexicano decidió abrir el país a la importación de terceros países. Veamos qué ha pasado.

Apertura unilateral

La apertura de mercado mexicano de pollo es considerada unilateral. Bajo el principio de no a los aranceles, México se abrió a países con los que no tiene tratados de libre comercio.

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“Es unilateral, porque no es algo que se nos pregunte, ni se nos tenga en cuenta para tomar decisiones, con base en los brotes de influenza aviar de 2013”, dice Sergio Chávez, director general de la Unión Nacional de Avicultores (UNA).

Con el filete de pechuga importado de Brasil existe un efecto de desplazamiento; a mayor valor agregado se deja de generar pierna y muslo más baratos al consumidor, dice el Lic. Sergio Chávez, director general de la UNA de México.

Con el filete de pechuga importado de Brasil existe un efecto de desplazamiento; a mayor valor agregado se deja de generar pierna y muslo más baratos al consumidor, dice Sergio Chávez, director general de la UNA de México.

Una vez abierta la frontera a importaciones de huevo y ovoproductos, en mayo de 2013 se abrió al pollo mediante un cupo de 300,000 toneladas. Para abrir fronteras, se requieren de protocolos sanitarios. De esta forma, el Servicio Nacional de Sanidad Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) hizo visitas, analizó y aprobó plantas procesadoras o de sacrificio de dos países: Brasil y Argentina.

Composición del mercado

El mercado de pollo al igual que el consumo en México siguen creciendo.

“La brecha se hace más grande entre producción y consumo, la cual periódicamente se iguala con la importación”, dice José Luis Cruz, director de USAPEEC en México.

La importación de pollo provenía de dos países: EUA y Chile, pero ahora contrasta la presencia de Brasil. Hace cinco años, Brasil no exportaba nada a México. Al abrirse el cupo, empezó con unas tímidas 319 toneladas en 2013, para llegar a 33,536 en el primer semestre de 2016, más que lo que se importó el año anterior.

“El pronóstico para este año anda entre 70,000 y 80,000 toneladas”, comenta Cruz.

En 2015, el panorama cambió. EUA representó el 93 por ciento y Brasil el 5.2 por ciento de las importaciones. Chile, que tiene un tratado de libre comercio con México, tiene el 1.8 por ciento, importaciones que han sido marginales, pero constantes. Argentina ha tenido algunas incursiones menores de exportación de pollo (véase el cuadro).

Va a ser difícil frenar las importaciones “porque al final ya son parte del componente del libre comercio, pero lo importante es que sea una competencia leal”, dice Chávez.

La brecha se hace más grande entre producción y consumo, la cual periódicamente se iguala con la importación”, dice José Luis Cruz, director de USAPEEC en México. Foto cortesía de USAPEEC México

José Luis Cruz, director de USAPEEC en México. Foto cortesía de USAPEEC México.

Comercio de EUA y México

“Hemos tenido una relación amistosa con Estados Unidos”, dice Chávez. “Hemos logrado muchas cosas juntos”.

De hecho, el último elemento trascendental fue la firma de una carta de entendimiento sanitario en enero de este año, entre la iniciativa privada y los gobiernos federales de Canadá, Estados Unidos y México, con la idea de blindar la zona de Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA) en la parte comercial.

El hecho de que haya terceros países que exportan pollo a México no parece cambiar la buena relación con EUA. No obstante, Chávez cree que “EUA tendría que promoverse para que no pierda mercado por esta decisión unilateral, ya que después no va a regresar, Brasil se va a quedar con esa parte” que ya ganó.

Complementación de mercados

De acuerdo con Ricardo Santin, vicepresidente y director de mercados de la Asociación Brasileña de Proteína Animal (ABPA), exportar a México habla de “la necesidad de complementación de la industria local”, además de un reconocimiento de la calidad del producto brasileño.

La complementación del mercado es algo que Brasil ha hecho en Europa y Japón, y esperan que así sea con México, en especial porque lo que exportan son productos para el procesamiento.

Brasil está consciente de la temporalidad de la cuota, pero esperan una relación constante y poder convencer al mercado mexicano.

Importación de pechuga y pasta de pollo

Un tema importante es la importación de pechuga de Brasil. La idea de equilibrar el mercado cuando la influenza aviar era mantener el precio del pollo asequible al consumidor mexicano.

Pero en un mercado en donde gusta más la pierna y el muslo, que son más baratos que otras piezas del pollo, “lo que más ha entrado es pechuga (90 por ciento) y algo de pasta de pollo congelada (10 por ciento) para la producción de salchichas” dice el director de USAPEEC en México. No es pollo que vaya directamente al consumidor, sino que entra a foodservice.

“Es preocupante, porque con el filete de pechuga importado de Brasil existe un efecto de desplazamiento; a mayor valor agregado se deja de generar pierna y muslo más baratos al consumidor, se deja de invertir, de generar empleos” dice el director de la UNA. “Esto puede resultar contraproducente”.

“Los que queremos mostrar, es que no sigan abiertos estos cupos de manera unilateral”, señala Chávez. La finalidad del cupo de dar un producto más accesible, más barato (pierna y muslo) no se cumple “pues lo que está importando de Brasil es pechuga y filete de pechuga, que no llega a las clases más necesitadas”.

En contraste, de EUA llega un promedio de 80 por ciento de pierna y muslo y 20 por ciento de pollo entero, pechuga, filete de pechuga y alitas.

“Hay otros productos que se necesitan en los mercados locales para equilibrarlos”, dice Ricardo Santin.

Si China tuviera que producir las 200,000 toneladas de patas de pollo que le compra a Brasil: “¿Qué le pasaría al precio local de otras piezas de pollo?”

Lo mismo es en Europa: Para producir 400,000 toneladas de pechuga, tendrían que producir 1.3 millones de toneladas de pollo entero. Habría una súper oferta de muslo y pierna, alas y otras piezas que desequilibrarían la industria local.

“Esta es una forma de ver la complementación, que no ven los procesadores o productores”, dijo Santin.

Ricardo Santin, vicepresidente y director de mercados de la ABPA de Brasil, dice que exportar a México complementa la industria local y es un reconocimiento de la calidad del producto brasileño.

Ricardo Santin, vicepresidente y director de mercados de la ABPA de Brasil, dice que exportar a México complementa la industria local y es un reconocimiento de la calidad del producto brasileño.

Para la ABPA, con la cuota que se abrió, “Brasil no forzó a México a nada; se le vendió lo que México pidió”, dice su vicepresidente. “Lo que Brasil quiere es una relación de socios”.

Sin duda, son dos puntos de vista que contrastan.

Asimetrías con Brasil

De continuar esta tendencia, es factible que, a finales de 2016, Brasil represente el 10 por ciento de las exportaciones.

“Esto para mí es el inicio de lo que pudiera ser una negociación del Acuerdo de Complementación Económica con Brasil”, comenta Chávez. Brasil “está muy ansioso de poderse quedar con parte del mercado de pollo”.

Ante la Secretaría de Economía, la UNA ha fijado su posición de que existen asimetrías muy importantes, como para que Brasil tenga ventajas.

“La asimetría más importante es el hecho de que ellos son totalmente superavitarios en materias primas, mientras que México es deficitario. En la transformación de proteínas vegetales en proteína animal, esto junto con los fletes y los futuros, constituyen las bases de la competitividad."

Influenza aviar: ¿hasta cuándo?

“Vale la pena que quede claro que se han recuperado y sobrepasado los niveles de producción que tenía México sin la enfermedad”, comenta Chávez. La enfermedad está controlada.

Según la UNA, Senasica no ha sido claro con los objetivos y las metas para poder declarar a México libre de influenza aviar, ni tampoco en cuanto a la erradicación, cambios de estatus de los estados, o la consabida regionalización. Es por eso que “a la Secretaría de Economía no le queda claro cuál es el componente sanitario, y por eso siguen ampliando los cupos”, añade Chávez. La UNA está en la búsqueda de que Agricultura aclare la situación, pues la oferta y la demanda se han comportado de manera ya casi normal.

¿Algo a cambio?

Es de entender que frente a una situación temporal se justifique abrir la frontera. México se abrió a Brasil, pero “¿que hubo a cambio?”, se pregunta Cruz. En un tratado de libre comercio, se negocia el acceso de productos, mientras que, en una apertura unilateral, queda la incógnita de si se va o no a cerrar. Entonces, “¿qué le dio el otro país a México?”

Cruz hace énfasis en el tiempo de negociación del TLC con EUA.

“No fue de un día para otro; ¿cuánto trabajo hubo detrás para negociar?” pregunta Chavez.

En un principio, la industria avícola se abrió diez años, luego hubo una salvaguarda negociada con la industria de pierna y muslo por cinco años más. Para pierna y muslo hubo una apertura gradual en un horizonte de quince años. Chávez concuerda con esto.

Tampoco fue de un día para otro la apertura con Brasil, pues se cuidó la sanidad del país. De acuerdo con la ABPA, Brasil no presiona para ganar mercados sin razón.

“Tenemos 160 mercados en el mundo y México es uno de ellos”, comenta Santin. “Es un muy buen mercado, muy prometedor, porque crece su población, el consumo y la renta”.

El futuro

Quizás se sienta amenazada la industria avícola mexicana, “Pero no es eso; los grandes industriales de procesamiento de México pueden ser socios de Brasil”, añade Santin.

Es evidente que México va a comprar lo que necesite si Brasil tiene un precio razonable.

“Brasil va a tener pollo para exportar”, dice Santin. En los próximos tres meses habrá bajas en la producción, “Pero no se ha comprometido la exportación. No va a afectar a sus socios, México incluido. Brasil es fiel a sus compradores”.

 

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