Manejo de enteritis necrótica en pollos sin antibióticos

El uso de probióticos, prebióticos, ácidos orgánicos y otros ha demostrado reducir significativamente el riesgo de enteritis necrótica en este tipo de producción.

La enteritis necrótica es una de las enfermedades aviares “económicamente más devastadoras” para los productores avícolas, de acuerdo con el Dr. Guillermo Téllez, profesor del Departamento de Ciencias Avícolas de la Universidad de Arkansas.

Esta enfermedad se ha visto incrementada o empeorada por la restricción y eliminación de antibióticos promotores de crecimiento. Según Téllez, luego de que la Unión Europea restringiera en 2006 el uso de antibióticos promotores de crecimiento en dietas animales —debido, mayormente, a presiones sociales y de la comunidad científica internacional—, “la enteritis necrótica, causada por Clostridium perfingens, se vio incrementada”.

Ante el aumento de la producción de pollos de engorde sin antibióticos, Téllez detalló durante su conferencia “Manejo de la enteritis necrótica sin antibióticos”, dictada en la Cumbre Avícola Latinoamericana, celebrada en febrero en Atlanta, Georgia, cuáles son las causas de la enteritis necrótica y qué alternativas tienen los productores para manejarla.

Sistema nervioso entérico: el segundo cerebro

Previo a tratar o prevenir la enteritis necrótica, lo primordial es entender que el sistema nervioso entérico (SNE) de las aves es su “segundo cerebro”, similar a lo que ocurre en los humanos. “El intestino es un órgano que alberga entre 1,000 y 1,200 diferentes especies de bacterias, produce más de 20 hormonas, es un órgano encargado de absorber y digerir nutrientes. Este órgano utiliza el 20 por ciento de la energía corporal. Es un órgano linfoide importantísimo: más del 80 por ciento de las células inmunológicas se encuentran localizadas en este órgano y alberga más neuronas que el sistema nervioso periférico”, destacó Téllez.

Dentro del SNE, conviven múltiples bacterias, virus, hongos y muchos otros microorganismos que componen la microbiota intestinal. “Cualquier animal que tenga un tracto digestivo, toda su biología, su salud, depende de esta microbiota intestinal, que es solamente una pequeña parte de todo el conjunto de los diferentes sistemas de microbiomas que se encuentran poblando todas y cada una de las diferentes mucosas del organismo”, apuntó.

Por años, los humanos han manipulado la microflora intestinal de diversas formas que van desde el uso de antibióticos hasta cambios en la dieta, probióticos, prebióticos, simbióticos, ácidos orgánicos, enzimas y fitobióticos.

Sin embargo, “esta microflora, este microbioma intestinal, es muy sensible”. Cuando se encuentra en una estructura saludable, se le conoce como eubiosis, pero si hay un desequilibrio, un desbalance en el microbioma intestinal, se conoce como disbiosis.

¿Qué causa la disbiosis?

De acuerdo con el especialista avícola, hay factores ambientales, infecciosos, nutricionales y hasta de manejo que pueden causar disbiosis. Además, el estrés, ya sea biológico (virus, bacterias, hongos, parásitos), nutricional, ambiental, por sobrepoblación o por cualquier causa, también ocasionará “un cambio directo y dramático en los diferentes microbiomas del individuo”, y esto podría redundar en inflamación.

Téllez explicó que, visitando granjas, ha encontrado que el mal uso de antibióticos, o el uso excesivo de estos, también puede ocasionar disbiosis. Ante esto, y ante la aparición de las “superbacterias” o cepas resistentes a antibióticos, hay países que han restringido su uso, lo que ha incrementado la aparición de enteritis necrótica, causada por la bacteria Clostridium perfingens. De acuerdo con Téllez, “no hay un ser vivo en el reino animal con un tracto digestivo” que no tenga Clostridium, lo cual puede representar un riesgo cuando ocurre la disbiosis.

Factores predisponentes de enteritis necrótica

Más allá de la disbiosis, el factor predisponente más importante para la aparición de enteritis necrótica son las infecciones por coccidiosis. Además, “hay otros virus inmunodepresores y otros factores de manejo que ocasionan estrés e inmunodepresión”.

De igual forma, granos con alto contenido de polisacáridos no almidonosos (NSP), como trigo, cebada, centeno, sorgo o la inclusión de DDGS (granos secos de destilería con solubles) en dietas animales, se asocian con la aparición de enteritis necrótica. “Son granos excelentes como fuentes de energía, pero la pared que estos granos tienen es muy rica en fibra, en particular, los polisacáridos no almidonosos o NSP”, sostuvo.

“Cuando damos una dieta con este tipo de granos en sustitución del maíz y no agregamos enzimas, las aves, los monogástricos, no tenemos las enzimas para digerir la cantidad de fibra que se ingiere y eso ocasiona un incremento en la viscosidad intestinal, producción de moco, inflamación y, a final de cuentas, una disbacteriosis de tipo nutricional”, agregó.

¿Cómo controlar la enteritis necrótica?

Según Téllez, “mantener una microflora sana, un microbioma sano, puede ser la medida más acertiva para controlar una de las enfermedades más impactantes y devastadoras económicamente en el mundo avícola”, sobre todo si no se utilizan antibióticos.

El uso de probióticos, prebióticos, ácidos orgánicos, fitoplantas, enzimas y aceites esenciales puede ayudar a mantener pollos de engorde con una microflora sana. En especial, Téllez indicó que ha experimentado con otros investigadores el uso de probióticos en dietas de pollos de engorde para controlar la enteritis necrótica, particularmente “a través del uso de bacterias acidolácticas”.

Casos de estudio: probióticos en dietas para pollos

El profesor presentó resultados positivos con el uso de un probiótico basado en la bacteria Lactobacillus en dietas de pollos de engorde para prevenir la enteritis necrótica, información recopilada dentro del artículo The Effect of a Lactobacillus-Based Probiotic for the Control of Necrotic Enteritis in Broilers. En esta investigación, no solo se utilizó el probiótico basado en Lactobacillus, sino una vacuna de Salmonella typhimurium: “Fue por accidente que desarrollamos el modelo”.

En el primer experimento, los investigadores pusieron a prueba tres grupos de pollos de engorde: 1) sin desafío, 2) desafiado y 3) desafiado con probiótico, que en este caso fue el probiótico FM-B11. Además, utilizaron una vacuna de Salmonella typhimurium.

El experimento concluyó que los pollos del grupo 3, tratados con el probiótico FM-B11, tuvieron una diferencia significativa (P 0.05) en la puntuación de la lesión comparados con el grupo 2 (desafiado sin probiótico). Además, el grupo 3 tuvo un número total significativamente inferior (P <0.05) de cfu de Clostridium perfringens recuperado de la mucosa ileal y muestras de contenido en comparación con el grupo 2.

“La utilización de este probiótico fue capaz de reducir significativamente la mortalidad por enteritis necrótica, redujo de forma numérica las lesiones”, destacó Téllez. “Los animales desafiados con el modelo de enteritis necrótica que recibieron el probiótico también tuvieron una mejora en la ganancia de peso corporal diaria comparada con el grupo control”.

En este estudio, también se incluyó un segundo experimento en una empresa comercial avícola en Argentina donde se incluyó el probiótico en la dieta de los pollos de engorde a partir del día 35 en el agua de bebida. Esto demostró que “la mortalidad por enteritis necrótica bajó a cero, prácticamente”, comparado con el grupo que no recibió el probiótico.

Téllez informó que, según experimentos que realizó, el uso de probióticos a base de Bacillus también arrojaron resultados positivos en el control de la enteritis necrótica en pollos de engorde.

*Nota: este artículo se basó en la presentación del Dr. Téllez titulada “Manejo de la enteritis necrótica sin antibióticos”, presentada en la Cumbre Avícola Latinoamericana 2019.

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