Seis tendencias avícolas que nos deparará el 2019

Seis tendencias avícolas que nos deparará el 2019

(iStockphoto.com)

Sin necesidad de recurrir a la ovomancia, se pueden vislumbrar seis grandes frentes temáticos que marcarán este año al negocio avícola latinoamericano, entre viejos rezagos y evidentes novedades.

  1. El Fenómeno El Niño

No sería tan fuerte como el de hace tres años y estaríamos lejos de la tragedia climática de 2004, pero coincidirá en este trimestre con la tradicional primera estación seca en muchos de nuestros países, lo que haría más fuerte su efecto. Como sea, nuestras aves necesitan que atendamos con mayor celo sus requerimientos de sombra regulada, agua limpia y fresca, comederos y bebederos limpios, ventilación y suministro vitamínico. Habría más consumo energético, inclusive con mayores tarifas. Aumenta también el riesgo de incendios forestales en y cerca de granjas e instalaciones avícolas.

  1. Crecerá concentración productiva

La atomización en algunos de nuestros mercados seguirá cediendo, con la disminución en el número de empresas avícolas y el aumento global en la producción, sobre todo en cuanto a carne de pollo y sus derivados. En países como Uruguay dicha transición está muy avanzada, cuando no ya consolidada en nuestras mayores economías regionales. Colombia sigue en la mira, con la llegada de operadores internacionales como Cargill.

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  1. Amenaza de más presión normativa

Este año puede esperarse un apretón más fuerte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el control de antibióticos en animales de producción. Por el lado del bienestar animal, se teme que la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) termine en la práctica proscribiendo las ponedoras en jaula. Preocupa también que la sobreproducción, el contrabando y la informalidad hayan llevado a avicultores como los de República Dominicana a entregarse al gobierno para pedir su racionalización.

  1. Crisis políticas afectan el negocio

Las crisis en Venezuela y Nicaragua no se resuelven y cada día que pasa afectan a sus aparatos productivos. La avicultura, en el primer país, es hoy apenas el 20 por ciento de lo que fuera hace cuatro años. Las avícola nicas, por los disturbios sociales, venden el huevo a precios 27 por ciento menores y todo el sector se contrajo ya en un 7 por ciento. Y eso sin hablar de los insondables perjuicios que de rebote podamos padecer todos por guerras comerciales entre los grandes bloques económicos mundiales.

  1. El sueño de exportar seguirá esquivo

Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y Chile no tendrán competidores regionales para sus exportaciones avícolas. Honduras seguirá vendiendo a sus pares centroamericanos y caribeños, pero difícilmente veremos pollo catracho en los autoservicios estadounidenses, como lo vienen deseando —casi que como una causa nacional— desde hace una década. Bolivia quiere exportar pollo, pero por temas sanitarios y de competitividad la opción más viable está en los pares ideológicos de su gobierno: Vietnam, Cuba, Venezuela, China. Negocios basados en amiguismos no acaban bien, si es que acaso llegan a cuajar.

  1. Tecnología, entre la amenaza y su desaprovechamiento

Seguirán mejorando las opciones de carne de laboratorio o las versiones veganas de proteína animal (imitaciones vegetales hasta de la sangre). La multinacional Nestlé cerró el año pasado anunciando su entrada a este negocio. La avicultura de precisión será la clave para mejorar en eficiencia y conversión, pero estamos hablando de Internet de las cosas (IoT), de datos en línea, y es hora de preguntarnos cuánto valen estos también para las operadoras de software en la agroindustria, ¿qué hacen con ellos? Sigue siendo lamentable el manejo de páginas y redes sociales por parte de empresas y gremios avícolas. Pese a algunos cambios de diseño, vemos todavía contenidos desactualizados —o reactivos en el mejor de los casos—, portales abandonados y con nula interacción.

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